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El hospital Insular de Gran Canaria ha sido pionero en la implantación del marcapasos sin cables de última generación Aveir de la marca Abbot, un dispositivo que carece de electrodos de estimulación y se implanta directamente en el corazón por vía femoral.
«Hemos sido los primeros de España en implantarlo y de los 50 primeros de Europa», señaló Federico Segura Villalobos, cardiólogo que estuvo al frente del equipo de electrofisiología que el 27 de septiembre insertó dos aparatos de estas características a sendos pacientes que se encuentran bien.
El dispositivo inalámbrico integra en un único aparato el generador de energía y el sistema, lo que lo convierte en el marcapasos más idóneo para pacientes de alta complejidad en los que hay que reducir los riesgos.
«Los cables son el punto débil de los marcapasos. Su presencia está relacionada con una mayor tasa de infecciones», explica Segura sobre la ventaja de este tipo dispositivo inalámbrico cuya batería tiene una mayor duración que las de los marcapasos sin cable que vienen implantándose en el hospital grancanario desde 2015.
«Tiene una longevidad mayor, de unos 17 años, normalmente las baterías se agotan a los diez años», explica sobre los dispositivos inalámbricos que se venían empleando en pacientes complejos.
Otra de las ventajas del nuevo aparato frente a los anteriores modelos es que su sistema de fijación al corazón permite extraerlo si fuera necesario. «Con la tecnología previa, la extracción es mucho más difícil», resaltó Segura.
Además, este marcapasos está aún en fase de desarrollo y se prevé que se pueda instalar tanto en la aurícula como en el ventrículo, lo que representa una novedad.
En todo caso, la implantación de dispositivos con cable seguirá siendo la primera opción terapéutica, indicó jefe del Servicio de Cardiología del hospital Insular, Francisco Jiménez, quien señaló que al año se implantan del orden de 250 marcapasos en el hospital Insular.
«La indicación de los marcapasos convencionales se va a seguir usando y lo que se establece con esta tecnología es la posibilidad de tratar a pacientes que no tenían venas en buen estado para acceder al corazón o infecciones que dificultaban la implantación de los convencionales», señaló Jiménez.
Una infección tras la implantación de un marcapasos convencional en un paciente que no respondía a los antibióticos fue la razón para insertar este otro marcapasos.
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