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Todo fue doloroso e increíble, tanto que Luz M. González creyó vivir una pesadilla. Cuando regresó a la isla y, tras someterse a una biopsia guiada en el hospital Vall d'Hebron de Barcelona, la paciente oncológica fue derivada por Urgencias del hospital Insular al Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial para una consulta. Allí, el responsable del servicio se la denegó. Al dolor de su enfermedad, se sumó el de la herida abierta en su boca y la impotencia de saber que el responsable de Cirugía Oral y Maxilofacial se había negado a citarla para revisar su lesión.
Luz fue a Barcelona para realizarse una biopsia guiada con la que evaluar la viabilidad de una cirugía conservadora en la tumoración avanzada que sufre en la boca. Su traslado fue autorizado por el hospital Insular.
La exploración fue más agresiva de lo que pensaba. En el centro catalán le retiraron tejido y le hicieron una perforación de varios centímetros de profundidad que requería vigilancia. El dolor era agudo. Necesitaba antibióticos y un analgésico potente, tal y como le dijeron en Barcelona. Allí, el equipo que la trató quedó espantado al saber que en el hospital Insular no le realizaban el seguimiento pertinente.
El 29 de mayo, por segunda vez, fue a Urgencias del Insular en busca de alivio y asistencia. «Me atendieron bien y la doctora me dijo que tenía que verme el maxilofacial», explica Luz, diagnosticada en noviembre de 2021 de un tumor maligno; un carcinoma adenoide en el maxilar superior izquierdo.
El parte de alta que recibió en Urgencias lo pone bien claro: «acudir con este informe a Admisión de Urgencias para cita con Maxilofacial» y, a renglón seguido, añade: «deberá acudir a cita con Cirugía Maxilofacial». La doctora que la atendió ese día no es la única que le indicó que debía ser vista por el especialista. También el oncólogo que la trata en el Doctor Negrín le instó a acudir al Cirujano Maxilofacial en su hospital de referencia, el Insular.
Sin embargo, tras solicitar consulta, las administrativas le comunicaron que el jefe de servicio de Estomatología, Cirugía Oral y Maxilofacial ordenó rechazarla. «Me dijeron que el doctor Mario Vicente Barerro no me daba consulta y que fuera a Urgencias para que me atendieran», explica Luz, que no recibió ninguna explicación respecto a una negativa que considera inaceptable.
«Soy una paciente oncológica y, además, llevo dos años siendo paciente del Servicio de Maxilofacial del Insular», recalca la afectada que denunció lo que considera un atropello el 8 de junio en Atención al Paciente, sin recibir respuesta alguna hasta la fecha.
«Solo me ha llamado la chica que me atendió en el mostrador. Me vio tan mal, con tanto dolor, que lo hizo a título personal para interesarse por cómo estaba», dice llorosa por la memoria fresca del sufrimiento físico y de la impotencia ante el desplante del médico.
Ahora está mejor, pero aún tiene puntos en la boca y su enfado crece al comprobar que los médicos, que por suerte sí la atendieron estas últimas semanas, comparten su indignación.
Luz se plantea denunciar el caso a la justicia, aunque su familia le pide que centre sus fuerzas en batallar contra el tumor que crece oculto en su rostro. «He ido tres veces a Urgencias y todos los médicos que me han atendido me remitieron al maxilofacial», dice esta mujer grancanaria de 45 años que solo ha contado su dolencia a su círculo más íntimo.
Su tumor es atípico. Lograron reducirlo en un 80% el verano pasado gracias a la radioterapia que le aplicaron en el Doctor Negrín. Sin embargo, en el hospital Insular le propusieron una cirugía que supondría extirpar parte de la nariz, mandíbula, paladar, lengua, ojo... «Perdería el habla y tendría que alimentarme con una sonda gástrica», dice sobre una solución que rechaza. «Es mucho sufrimiento y no garantiza que quedes limpia», relata.
Desde entonces busca alternativas terapéuticas. En esta misión ha encontrado el respaldo de la Asociación Española contra el Cáncer. «Me han facilitado ayuda con el alojamiento. También asistencia psicológica y de una trabajadora social. Me están sirviendo de gran ayuda», señala agradecida.
La situación de Luz M. González es muy delicada. Su tumoración bucal está avanzada y la única solución que le ofrecieron en el Insular es una cirugía que supondría extirparle parte de su rostro, con consecuencias funcionales sobre la deglución y el habla. «Me dieron dos semanas para pensármelo antes de decir al equipo de cirujanos sí o no. La rechacé», comenta Luz, que actualmente se somete a revisiones cada tres meses para vigilar el avance de su tumor. Dentro de unos días le realizarán un PET (una tomografía por emisión de positrones). «No hay tratamiento por ser atípico», lamenta Luz, que ha decidido recorrer un difícil camino en busca de alternativas terapeúticas que no la obliguen a renunciar a la calidad de vida.
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