Los países eje de la migración exigen «unidad y lealtad institucional» para afrontar el fenómeno

Solo con «unidad y lealtad institucional», además de consenso, se podrá mejorar en las políticas para la gestión del fenómeno migratorio. Esta es una de las principales conclusiones de la reunión celebrada este lunes en Lanzarote de la Asamblea Parlamentaria de la Unión Europea para el Mediterráneo.

El foro, que reunió a los presidentes y vicepresidentes de los parlamentos del sur de la Unión Europea, así como a representantes del Parlamento Europeo y de las cámaras legislativas de los países del norte de África con los que tiene acuerdos la UE, coincidieron, en su declaración en conjunto, en que es necesario «un enfoque integral sobre el fenómeno migratorio basado en la cooperación» de los países de llegada, los de origen y los de tránsito, según indicó la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, al finalizar el encuentro.

Armengol remarcó que la migración puede ser «beneficiosa para todas las sociedades», pero para una correcta gestión de los flujos de población se necesita «solidaridad, responsabilidad compartida, inversión en las políticas de acogida de las personas migrantes» y, sobre todo, que se respeten «los derechos humanos, el derecho internacional y, en especial, los derechos de los niños y niñas».

En la reunión, a la que asistieron diversos países del sur de la UE, la presidenta del Congreso subrayó que el Mediterráneo siempre ha sido «un lugar de encuentro de culturas» por lo que no se puede permitir que se convierta «en un cementerio», como tampoco puede hacerlo el Atlántico. Por tanto, desde la asamblea seguirán «profundizando en los retos de la migración». Por ello, entre los días 3 y 5 de abril, los representantes de este foro se reunirán en Granada para seguir poniendo en común diferentes «visiones» de este fenómeno motivado por razones como el cambio climático, la oferta de empleo en el país de origen o la falta de igualdad (tanto de oportunidad como entre hombres y mujeres).

A su vez, el vicepresidente del Senado, Javier Maroto, hizo hincapié en que para Europa es necesaria una migración «regular, legal» y que sea «ordenada». Todo ello, en un continente con una población envejecida que necesita gente «que venga a aportar» a las sociedades. A su vez, indicó que la respuesta a las personas que emigran debe ser «la del respeto». Para ellas pidió una «correcta integración» que esté alejada de las noticias falsas y escenas falseadas que difunden «los partidos populistas con el fin de que la xenofobia se convierta en votos».

El foro que se celebró en Lanzarote sirvió para poner en común los enfoques y políticas que aplican tanto los países de la frontera sur de la UE como los del norte de África, principales territorios desde los que emigran miles de personas.

La presidenta de la comisión de asuntos exteriores de Marruecos, Salma Benaziz, aseveró que los flujos migratorios no son más que el resultado de «presiones políticas» y, frente a esa realidad «compleja», este territorio tiene un «enfoque multidimensional» basado en la solidaridad.

Además, Benaziz resaltó la inversión del país en el «refuerzo de su capacidad de vigilancia» en base al uso de tecnologías avanzadas. Con este hecho, dijo, se ha reducido «un 30%» los intentos de migración.

Uno de los grandes retos a los que se enfrentan los gobiernos de los países que conforman la asamblea es la lucha contra las redes criminales que se lucran de las personas que emigran. Por ello, los territorios son conscientes de que hay que «combatir las mafias» que reclutan a familias y a aquellos que viajan en solitario. Se les promete «una vida mejor», pero luego «se les abandona a su suerte sin cumplir sus promesas».

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