El ejemplo de José Miguel Pérez

Glosar hoy a la trayectoria de José Miguel Pérez, con quien tuve la suerte de trabajar estrechamente durante el periodo transcurrido entre los años 2011 y 2015, cuando nos tocó gobernar juntos la Comunidad Autónoma, supone un ejercicio de reconocimiento para quien hizo de la nobleza y la lealtad una manera de ser.

La siempre difícil gobernabilidad de Canarias nos situó ante una responsabilidad compleja, como era, primeramente, poner de acuerdo a dos formaciones políticas marcadas por las diferencias. Porque Coalición Canaria y el Partido Socialista, a las que entonces nos tocaba dirigir, habían recorrido hasta entonces caminos antagónicos. Diría incluso que tormentosos. De ahí que alcanzar un compromiso de legislatura no resultaba nada fácil de antemano.

Sin embargo, las conversaciones mantenidas para la confluencia de fuerzas acabaron por fructificar en una entente que el tiempo convirtió en duradera. Desde el primer instante, apreciamos en José Miguel cualidades favorables para el entendimiento, basadas en su capacidad de diálogo y en una caballerosidad indisimulable.

Una vez suscrito el acuerdo de gobierno, sabíamos que emprendíamos una tarea que no resultaría sencilla, en medio de una situación socioeconómica muy complicada. Estábamos obligados a desarrollar un trabajo arduo, con muchos sinsabores, en pro de hacer frente a una coyuntura endiablada.

Con el paso del tiempo, no solo confirmamos aquellas cualidades que marcaban su personalidad, con un sentido de la ética reservado a los mejores, sino que terminamos dándole forma a una amistad hasta hoy inquebrantable. De ahí que reconozcamos en estas horas la tristeza que nos embarga por su pérdida, tras mantener en los últimos tiempos una lucha denodada por la vida.

Esa experiencia compartida con el compañero y el amigo, que también me dio la posibilidad de conocer mejor Canarias, gracias a su vasta formación acerca de la historia del Archipiélago, nos permite una última reflexión relacionada con la actualidad. Porque en tiempos donde las relaciones entre quienes se dedican a la política ofrecen su peor cara, llena de desencuentros y zancadillas, en perjuicio del común de la ciudadanía, el ejemplo que nos dejan hombres como José Miguel Pérez debería ser tenido en cuenta para encarar un futuro mejor.

Descansa en paz, querido amigo.