Directo Las condiciones laborales de los trabajadores del sector turístico, a debate en el Parlamento

La polémica tras el anuncio del Gobierno de España de retirar la momia guanche al almacén del Museo Arqueológico Nacional ha puesto otra vez el ... foco en un campo, en el de la arqueología, que si bien en Canarias ha logrado avances inimaginables hace 30 años, aún adolece de prácticas más propias de la España canovista.

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No puede ser que las inversiones y los proyectos de investigación estén a merced de preferencias personales o de si el consejero o el director o el cargo que sea proceda de un municipio o de otro, como cuando en la España del siglo XIX los derechos de este pueblo dependían de si se sentaba o no un canario en el Consejo de Ministros.

La riqueza del patrimonio en liza exige una inversión planificada y rigurosa, sujeta a criterios técnicos, y coordinada, además, entre las administraciones. Los que somos testigos de la actualidad de la arqueología en Canarias observamos una atención pública desacompasada. El yacimiento que en un mandato atrae visitas institucionales y, sobre todo, dinero, puede que en el siguiente duerma en el cajón del trabajo pendiente. Y viceversa.

¿Quién lo paga? El patrimonio, y con ello, la percepción que de él tengan los canarios. Hacen falta apuestas continuadas como, por ejemplo, la que recibe la Cueva Pintada, en Gáldar. No es bueno gestionar a golpe de impulsos. No es de recibo que se pusiera toda la carne en el asador para abrir al público Arteara y que ahora, sin personal fijo que lo atienda, andemos rezando para que no lo pillen los vándalos. O que la petición para que La Fortaleza sea declarada Parque Arqueológico se la haya tragado un agujero negro. O que Cuatro Puertas sea una eterna promesa, ideal y como relleno en programas electorales.

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