«Me da miedo que el Vox actual llegue al Gobierno», avisa uno de los críticos del partido

«Me da miedo que el Vox actual llegue al Gobierno». La frase no es de un político de izquierdas español, sino de una exconcejal suya en Palencia, Sonia Lalanda, que fue expulsada de la formación. Alrededor de un centenar de cargos y excargos de Vox críticos con la Ejecutiva nacional se han reunido este sábado en Madrid para reivindicar una refundación del partido de extrema derecha, al que ven convertido en un «chiringuito». Por esta razón se han erigido como los verdaderos «patriotas» que se «enfrentan a la tiranía» de su líder, Santiago Abascal

A la cita han acudido los diputados de Baleares Idoia Ribas y Agustín Buades -actualmente no adscrito a Vox-; los procuradores de las Cortes de Castilla y León expulsados Ana Rosa Hernando y Javier Teira; la exdiputada en el Parlamento de Cataluña Isabel Lázaro -quien denunció al actual secretario general y líder del partido en Cataluña, Ignacio Garriga, por malversación y apropiación indebida-; así como otros cargos regionales y locales todavía en activo.

En la mitad del acto ha aparecido el exdiputado Rubén Manso, artífice en su día del programa económico de Vox y uno de los exdirigentes más críticos con la deriva de la formación. Otros, como el exportavoz parlamentario Iván Espinosa de los Monteros o el exdiputado Víctor Sánchez del Real, con los que Manso mantiene buena relación, no han asistido a la cumbre de díscolos por motivos que no se han dado a conocer, según informa Europa Press.

El cónclave ha finalizado con la aprobación de la que han llamado 'Declaración de Barajas' -por el lugar donde se ha celebrado el acto-, un documento que aglutina los reproches que hacen a Vox, entre los que destacan la ausencia de democracia interna, las dudas sobre la financiación del partido, la decisión de romper los gobiernos autonómicos de coalición con el PP o incluso la integración del partido en el grupo del Parlamento Europeo Patriotas y la salida de los Conservadores y Reformistas (ECR) de Giorgia Meloni.

En el texto final suscrito también figuran sus demandas, que se concretan en una vuelta a los principios que inspiraron el manifiesto fundacional de Vox, así como unos nuevos estatutos para dar más voz a los afiliados. «Somos un grupo de compatriotas enfrentando a la tiranía», ha resumido el concejal portavoz en el Ayuntamiento de Salamanca, Alejandro Pérez de la Sota.

Sobre todas esas críticas a la dirección de la formación han reflexionado los participantes en la reunión, que han insistido en hablar del actual «Vox de Abascal», «convertido en un chiringuito» y en el que hay que «estar de acuerdo en todo y sumisamente» con el líder. Ven que el partido ha iniciado «el mismo camino de degradación» que el resto de grupos políticos, pero «mucho más rápido». Ribas ha recalcado que «las órdenes vienen dadas» y que «no hay espacio para el debate ni las propuestas» en un ámbito controlado por «personas no elegidas por nadie y que no tienen liderazgo».

En la misma línea se ha expresado Hernando, que se ha declarado «engañada» por el proyecto, además de «víctima y maltratada». Cree que «el enemigo» para Vox es el que tiene «pensamiento crítico», porque lo consideran entonces «el enemigo de Abascal». «Prefieren a gente obediente a preparada, se quedan con los más tontos y los más vagos», ha añadido.

El exmiembro del Consejo Político de Vox y ex vicesecretario nacional de Formación, Antonio de Miguel, ha denunciado que en la formación «entra mucho dinero» y hay «muchas colocaciones de muchos amigos». Para él, el punto de inflexión fue el cambio estatutario que eliminó las primarias para la elección de candidatos. «Vox entró en una espiral de autodestrucción desde ese momento, fue la gran traición de Abascal», al que ve «borracho de éxito». Asimismo, ha criticado la estrategia actual del partido, centrado sobre todo en ser «ariete contra el PP».

Si bien los críticos se han quedado satisfechos con la reunión de este sábado, reconocen que su demanda de una refundación de Vox es complicada de satisfacer a corto y medio plazo, habida cuenta de que los dirigentes de la formación «viven muy bien». En cualquier caso, fuentes del movimiento de los díscolos recalcan que el primer paso ya está dado y el siguiente es enviar la declaración a la sede del partido en la madrileña calle Bambú, por lo que se emplazan a seguir trabajando.

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