Los juzgados madrileños de Plaza de Castilla vivieron ayer otra jornada inédita con la 'no declaración' de la esposa de Pedro Sánchez bajo un sol ... abrasador y un dispositivo policial incluso aún mayor que el desplegado el 5 de julio, cuando tuvo lugar la primera cita de Begoña Gómez ante el juez Juan Carlos Peinado y ésta fue postergada al no tener constancia la defensa de una querella presentada por Hazte Oír, una de las acusaciones populares personadas en la causa.
Ocho furgones con capacidad para ocho agentes cada uno rodearon la sede judicial y sus alrededores desde las ocho de la mañana para impedir el acceso de los periodistas y manifestantes que hasta allí se trasladaron –la declaración estaba prevista para las 10:00 horas–. Todo ello a pesar de que la investigada por un presunto delito de tráfico de influencias ni tan siquiera iba a entrar por la puerta principal, sino que lo haría, como así fue, a través del garaje en un vehículo con las ventanillas tintadas.
En esta ocasión, las personas congregadas para protestar resultaron ser bastantes menos que durante la primera visita a los juzgados de Gómez, que reunió en torno a un centenar. Pero las elevadas temperaturas –había alerta naranja en la ciudad– y el hecho de que muchos ciudadanos ya hayan abandonado la capital para iniciar las vacaciones de verano redujo sobremanera una cifra que ya era modesta. De hecho, algunos de los manifestantes de hace dos semanas ya pronosticaron que el asueto estival les iba a dejar con las ganas de repetir.
Así y finalmente, en torno a 40 personas se concentraron esta vez con lemas en contra del secretario general del PSOE y su esposa, pintura con los colores de la bandera española en sus caras y gritos de «Sánchez traidor» o «Familia Sánchez a prisión». Cánticos que dieron paso al «Begoña, declara, no tengas tanta cara» cuando trascendió que esta se acogía a su derecho de no responder a las preguntas del juez.
Una de las manifestantes también se quejó enérgicamente por la suspensión de las dos paradas de autobús más cercanas a la Plaza de Castilla, algo que impidió que ciudadanos que nada tenían que ver con los juzgados ni con la prensa pudieran bajarse ahí y se vieran obligados a caminar un buen tramo para llegar a su lugar de destino bajo un ambiente sahariano. Los reporteros, que sí que fueron más de 40, se tuvieron que situar entre la fachada principal del juzgado y la puerta del garaje por donde, horas más tarde, la mujer del presidente entraría. Solo a cuatro agencias se les permitió entrar en el edificio por motivos de seguridad.
Intrusos en la sexta planta
Una decisión que tomó la decana de los juzgados de Madrid, María Jesús del Barco, quien pretendía endurecer las condiciones de acceso a la planta en la que se encuentra el Juzgado número 41 que instruye el caso contra la mujer del líder socialista –a quien acompañó en todo momento Ion Antolín, jefe de prensa del PSOE–, después de que la última vez varios agitadores consiguieran acceder hasta la puerta y hacer vídeos y fotos por los pasillos del edifico.
Uno de esos agitadores, Vito Quiles, fue expulsado ayer junto a otras personas por el equipo de seguridad cuando subió hasta la sexta planta. Aunque eso no evitó que se volviese filtrar otro vídeo de pocos segundos en los que se podía ver a la esposa de Sánchez por los pasillos vestida de negro, como el 5 de julio, y acompañada hasta por cuatro escoltas, los cuales accedieron junto a ella a la sala. Esas medidas sí provocaron el enfado mayúsculo de alguna de las acusaciones populares, como Vox o la organización ultraconservadora Hazte Oír, cuyo abogado dijo haberse sentido «coaccionado».
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