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Juan Carlos Barrena
Berlín
Jueves, 20 de febrero 2025, 13:09
Los conservadores alemanes podrían verse obligados a negociar una nueva, complicada e incómoda coalición tripartita para contar con la mayoría parlamentaria necesaria para formar gobierno, ... según indican los últimos sondeos electorales para los comicios legislativos adelantados de este domingo, en los que figuran como primera fuerza destacada con amplia ventaja sobre el resto de sus rivales políticos. Una eventualidad que depende fundamentalmente del número de pequeñas formaciones que logren escaños en el Bundestag.
Cuantas más consigan representación parlamentaria, más probable es que el próximo Ejecutivo germano surja de una alianza de tres partidos que de una de dos, debido al reparto de escaños entre las distintas formaciones. La fractura el pasado noviembre del Gobierno del todavía canciller federal, Olaf Scholz, de socialdemócratas (SPD), verdes y liberales (FDP), tras la expulsión de estos últimos del gabinete acusados de paralizar su funcionamiento, es el mejor ejemplo de lo complicado que puede resultar poner de acuerdo a tres partidos.
La más reciente encuesta, publicada este jueves por el instituto demoscópico INSA y realizada por encargo del tabloide 'Bild', pronostica la entrada en la Cámara Baja alemana del partido de La Izquierda con un 7% de votos, una formación que parece tener segura su permanencia en el Bundestag, pero también y ajustadamente con el mínimo necesario de un 5% de votos de la llamada Alianza Sarah Wagenknecht (BSW), una escisión de la anterior creada hace un año en torno a la política populista de izquierdas que le da nombre.
Los conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y sus hermanos bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU) se mantienen en el 30% de votos potenciales que les adjudican la gran mayoría de los sondeos, al igual que el SPD con un 15% y Los Verdes con un 13%. La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) sumaría un 21% de sufragios, que de poco le servirán, toda vez que el cortafuegos levantado para mantenerla aislada parece funcionar y ninguna otra formación está dispuesta a colaborar con ellos.
Los liberales, castigados por su traición al Ejecutivo de Scholz, perderán previsiblemente todos sus diputados con el insuficiente 4% de votos que la última encuesta y la mayoría de los sondeos les atribuyen. Si se confirma finalmente que BSW logra acceder al Bundestag, la suma de escaños no daría a los conservadores una mayoría suficiente para gobernar con los socialdemócratas o con los verdes y la única opción sería una alianza de los tres, toda vez que la Unión excluye tan siquiera dialogar con AfD.
En todo caso, las cifras que se barajan son puros sondeos, aunque en este país normalmente se aproximan mucho al resultado final. Lo único que está claro es que la noche electoral será sumamente emocionante y que la formación de gobierno será bastante complicada después. También porque socialdemócratas y verdes desconfían del candidato conservador Friedrich Merz, cuyo triunfo parece que será incontestable, después de que este asumiera en el Bundestag el apoyo de la ultraderecha para alcanzar una mayoría parlamentaria para una moción de CDU/CSU con el fin de endurecer la legislación sobre migración.
Todo apunta, sin embargo, a una nueva Groko, la abreviatura de la Grosse Koalition o gran coalición de conservadores y socialdemócratas, aunque en esta ocasión no será grande, ya que AfD se colará entre ambos como segunda fuerza política en Alemania. Una alianza que ya funcionó sin grandes sobresaltos y con relativa normilidad en tres de las cuatro legislaturas de la cristianodemócrata Angela Merkel como canciller federal. El SPD no quiere al parecer pasar a la oposición y argumentará responsabilidad de Estado para aceptar negociar con CDU/CSU.
Eso sí, altos representantes de la socialdemocracia alemana exigen ya que una vez negociado un acuerdo de coalición, su aprobación sea sometida al voto de las bases del partido. «El SPD solo se sumará a una coalición si la mayoría de sus afiliados lo respalda», advirtió este jueves la líder del partido en el Estado de Sajonia Anhalt, Juliane Kleemann, quien comentó que «Friedrich Merz polariza y eso ocupará con seguridad a nuestra gente ante una posible invitación para una alianza». El influyente diputado del Bundestag Ralf Stegner exigió también la aprobación de las bases y advirtió de que «la desconfianza del SPD frente a Friedrich Merz es en las últimas semanas más grande que nunca».
La exigencia de buscar el plácet de los afiliados no es nueva. El SPD consultó también a sus bases antes de dar el visto bueno a nuevas coaliciones dirigidas por Angela Merkel en 2013 y 2018, aunque no es obligatorio recabar su opinión. El acuerdo de coalición de 2021 entre socialdemócratas, verdes y liberales fue aprobado, sin embargo, por los delegados de un congreso del SPD convocado con ese fin.
Hasta ese momento los socialdemócratas habrán visto despedirse a Olaf Scholz, que tras la esperada derrota en los comicios, probablemente de carácter histórico al derrumbarse el SPD hasta niveles de voto del siglo XIX, anunciará previsiblemente la misma noche electoral su retirada de la vida política. Scholz ha dejado claro durante la campaña que de ninguna manera aceptaría entrar en un gobierno dirigido por Merz y entre los socialdemócratas, que cargarán sobre sus hombros el peso del fracaso en las urnas. Tampoco tendría un hueco en la dirección del partido.
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