Bombardeos y ataques de artillería sacuden Jartum tras una nueva ruptura de la tregua

La densa columna de humo negro que emergía sobre el cielo de Jartum volvió a alejar la esperanza de encontrar una rápida salida a un conflicto que desde su estallido el pasado 15 de abril ha dejado ya al menos 512 muertos y 4.193 heridos, según el Ministerio de Salud. Asimismo, Naciones Unidas cifró este sábado en más de 75.000 los desplazados internos a causa de la guerra civil que ha estallado en Sudán por la lucha de poder entre el líder del Ejército, Abdelfatá al Burhan, y el cabecilla paramilitar Mohamed Hamdan Dagalo, alias 'Hemedti', quienes se acusan mutuamente de violar el alto el fuego.

Aunque el representante especial de la ONU en Sudán, Volker Perthes, reconoció a Reuters haber percibido cierto cambio de actitud entre las partes en favor de las negociaciones, los hechos sobre el terreno apuntan en la dirección contraria. También los mensajes de los principales responsables de la escalada bélica. No en vano, el general Al-Burhan, se volvió a reafirmar en que nunca se sentará a dialogar con el líder «rebelde» de las RSF, al tiempo que 'Hemedti' advirtió que hablará con las Fuerzas Armadas solo después de que éstas cesen las hostilidades.

Ante la falta de seguridad y los nulos avances de la diplomacia, las evacuaciones masivas de extranjeros prosiguieron su curso. La mayor operación de extracción desde el estallido de las hostilidades la llevó a cabo ayer Arabia Saudí al rescatar a casi 2.000 personas. Concretamente, 20 saudíes y 1.846 ciudadanos de unos 50 países que fueron trasladados en barco al puerto de Yedá. De igual modo, un convoy de autobuses con 300 estadounidenses partió de Jartum el viernes por la noche en un viaje de 850 kilómetros (525 millas) hacia el Mar Rojo en el primer operativo de evacuación de ciudadanos organizado por las autoridades de EE UU tras repatriar al personal diplomático.

Si bien es cierto que la guerra se libra sobre todo en la capital sudanesa, donde los paramilitares han tomado áreas urbanas y muchos residentes permanecen atrapados en medio de una acuciante escasez de agua, alimentos, combustible y energía, la lucha ha reabierto también viejas heridas tribales. Es el caso de la región occidental de Darfur, donde al menos 96 personas han muerto esta semana en la ciudad de El Geneina en una nueva ola de ajustes de cuentas entre las comunidades árabes y masalit, según datos de Naciones Unidas.

Los choques, reavivados por la lucha entre las RSF y el ejército, han dejado un escenario de «devastación» en El Geneina. Así lo han denunciado las organizaciones humanitarias todavía presentes en Darfur Occidental. Además del saqueo de la oficina de la ONU y del hospital universitario, centro médico de referencia en la capital de la región, fue igualmente alcanzado por los combates el mercado central, así como centros de desplazados que intentan cruzar la frontera hacia Chad.

El secretario general de la ONU, António Guterres, volvió a instar este sábado al cese de la guerra civil ya que peligra seriamente la transición democrática emprendida en Sudán tras el derrocamiento en 2019 del dictador Omar al-Bashir. Asimismo, advierte, el riesgo de desestabilización de otros países vecinos es muy alto.