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Coliflor gratinada
Las recetas que te cuento ·
La de hoy es una receta llena de sutileza y con toda la personalidad del peculiar sabor de esta verduraSecciones
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Las recetas que te cuento ·
La de hoy es una receta llena de sutileza y con toda la personalidad del peculiar sabor de esta verduraHay que aprovechar que ahora, la coliflor está de temporada y llega a los expositores de las fruterías y los mercados, firme, blanca y con las hojas tan verdes que dan ganas de cortarlas y ponerlas en un jarrón.
Lo mío con la coliflor fue un absoluto flechazo desde pequeña, imagino que me cautivó la sorpresa cuando comprobé que algo que olía tan mal al cocinarse, después resultara ser un bocado de lo más delicado y especial.
En casa, rara era la semana que no había coliflor, rebozada o gratinada principalmente, también coles de Bruselas, que mi madre las hacía salteadas con jamón y aquello era una prueba de velocidad a ver quién alcanzaba a comerse más mini coles.
Hoy, en casa, a mi chico y a mi nos encanta y no existe mejor insecticida natural que cocinar coliflor para que los «moscones asaltadores de despensa» me despejen la cocina y no quieran entrar ni para coger una ambrosía.
Además, mi amiga Dolores le añade un toque de lo más original que multiplica y potencia, esta deliciosa receta.
Tiempo de preparación
15 minutos
Tiempo de cocción
18 minutos
Tiempo total
35 minutos
Comensales
2
Calorías
No muchas
Categorías
Recetas para invierno
1 coliflor pequeña
Agua
Sal gruesa
20 g de mantequilla
20 g de harina de trigo
600 ml de leche
Un toque de nuez moscada
Pimienta negra
50 g de queso parmesano
40 g de cebolla frita deshidratada
Comenzaremos retirando las hojas de la coliflor y la lavaremos muy bien, en agua fría.
Una vez lavada, la iremos separando en ramilletes.
Mientras tanto, pondremos agua a hervir con un puñado de sal.
Una vez que el agua rompa a hervir, guisaremos los ramilletes, durante 8 minutos. No más tiempo porque, de lo contrario, los ramilletes se romperían y nos conviene que queden guisados pero enteros.
Una vez pasado el tiempo de cocción, dejaremos escurriendo hasta que se sequen bien.
Aprovecharemos este tiempo para hacer la salsa bechamel y lo primero que haremos será derretir la mantequilla, a potencia de calor baja.
Una vez derretida, añadiremos a la sartén, la harina. En ese momento subiremos la potencia del calor a temperatura media.
Removeremos hasta que la harina cambie de color y, aunque vean que se amalgama con la mantequilla, no se preocupen que, con la leche, los grumos se irán deshaciendo.
Iremos vertiendo la leche poco a poco, a chorritos y, sin dejar de remover en ningún momento, iremos apreciando somo la salsa se irá espesando.
Cuando ya hayamos incorporado la leche por completo y apreciemos que está espesa, retiramos del calor y añadiremos un toque, al gusto, de pimienta negra y nuez moscada. Integramos.
En ese momento ya la coliflor estará seca, así que dispondremos un fondo de salsa bechamel en el fondo de una fuente, apta para horno.
Sobre esta base, colocaremos los ramilletes de la coliflor
Con el resto de la salsa bechamel, cubriremos toda la coliflor.
Añadiremos el toque de mi amiga Dolores con la cebolla frita deshidratada, o lo que es lo mismo, como la conocen en mi casa que es «la cebolla de Ikea».
Repartiremos el queso por la superficie y al horno, previamente caliente, a 190º durante 10 minutos. Los últimos 2 minutos pasaremos a la función gratinar.
Desde que termine el tiempo de cocción ya estará lista para llevar a la mesa y disfrutar de un sabor único y maravilloso.
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