Los aguacates de Bibiana

Hace unos 15 años que Bibiana forma parte de mis amigos. El nexo de unión fueron nuestras hijas, compañeras de colegio, hoy por hoy, amigas para toda la vida porque, ni con el tiempo ni con la distancia, ellas han dejado de pensarse y sumarse.

A las madres nos sucede un poco lo mismo, las niñas crearon una especie de pegamento del bueno, de ese que no despega, llueve, truene o haga mucho calor.

Entre todas, Luzma, Oti, Dolo, Bibiana y la que suscribe, creamos una red como la de los trapecistas. Cualquiera puede saltar que las demás sostienen desde abajo. No hay tabúes ni temas prohibidos y, en paralelo, nuestras hijas siguen creciendo, se siguen viendo y se siguen queriendo.

La cocina, en particular, es otro de nuestros fuertes, bien porque en el 99% de las ocasiones nos reunimos en torno a una mesa o bien porque Bibiana, cocinera mayúscula que disfruta haciendo e innovando, nos convoca a su mesa, su mantel y su casa, con el único fin de que disfrutemos de su sabrosa comida.

Esta Semana Santa nos tocó compartir ratito y sancocho y como cada cucharada que compartimos no tarda en llevarnos a la siguiente mesa, Bibiana y César nos abrieron al resto las puertas de su encantadora casa, donde, una vez más, disfrutamos casi tanto como lo hacían nuestras hijas en el patio del cole. Entre tanto se esparcían los aromas de lo que había preparado, ella aprovechó para decirme, ¿cuándo me vas a dedicar una receta de las tuyas? a lo que yo respondo hoy, en estas líneas, porque tal y como se suele decir, las cosas al hacerlas, se dicen solas.

A Bibiana esta receta no le sorprenderá, porque es solo suya y como todo lo que hace, está impresionantemente buena, con su encantador toque de cariño, absoluta maestría y una desbordante simpatía hacia los suyos, entre los que me incluyo.

• Temas
• Recetas
• Comer Sano