
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Las recurrentes subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) han permitido que la brecha salarial entre los trabajadores y trabajadoras canarias se reduzca hasta el 4,5%, la más baja de todo el Estado al igual que su mejor cifra histórica.
No obstante, este dato equivale a que las mujeres siguen cobrando de media 1.013 euros anuales y 84,5 euros mensuales menos que los hombres, por lo que tendrían que trabajar medio mes más al año para poder equiparar su salario, según refleja la Encuesta de Estructura Salarial de 2022, el último año disponible para este análisis.
Sin embargo, lejos de ser un acercamiento al alza de los salarios, el sindicato Comisiones Obreras Canarias (CC OO), señaló que esta reducción de la brecha, siete puntos más baja que en 2021, tiene un carácter temporal y se debe principalmente a dos factores, una notable reducción de los salarios en los percentiles más altos de los hombres y el aumento de las rentas más bajas gracias a los aumentos consecutivos del SMI, que se vienen sucediendo desde el año 2018.
Según Elvira Hernández, secretaria de Mujer, Igualdad y Juventud de CCOO, el alza del SMI afecta particularmente a regiones con rentas bajas como Canarias y específicamente a las mujeres por encima de los hombres, pues el salario medio de los percentiles más bajos se incrementó un 20,2% en mujeres, ocho puntos más que en los hombres.
En cuanto al descenso de los salarios altos del género masculino, Hernández lo achaca a los ajustes que hicieron las empresas en sectores como la industria, ajustando sus plantillas a la nueva realidad pospandemia, además de los despidos, jubilaciones anticipadas y cierres de empresas.
Para CC OO, sería un error hacer una «lectura triunfalista» de estos datos, ya que la brecha se está reduciendo, no por un aumento generalizado de las rentas a través de los convenios colectivos, sino por un descenso «sustancial» en las rentas más altas de los hombres.
Por consiguiente, desde CC OO esperan que los datos de 2023 y 2024 traigan un ajuste de la brecha, pudiendo subir de nuevo hasta valores por encima del 10%.
La verdadera brecha salarial que existe en Canarias se acentúa en la mediana de los salarios hacia acabo. En la mitad más baja de renta, el 50% de las mujeres trabajadoras tiene una brecha salarial con sus compañeros hombres del 6,1%. Una diferencia que es aún más acuciante si miramos el 10% de renta más bajo, donde la brecha alcanza el 33,2%.
Otro factor a tener en cuenta en la brecha salarial es la superior precariedad laboral de las mujeres, que se concentran en un número reducido de ocupaciones, algunas muy cualificadas técnicamente como la sanidad así como otras poco cualificadas de los servicios como las camareras de piso, combinado con una marcada ausencia en ocupaciones cualificadas de agricultura, construcción, industria y algunas del sector servicios (conductores).
Esta precariedad se manifiesta principalmente en dos variables, la parcialidad y el cuidado de familiares o personas dependientes. En Canarias, el 70,5% de la población asalariada a jornada parcial son mujeres, predominando la involuntariedad. Seis de cada diez mujeres trabajan de esta forma ante la imposibilidad de encontrar un puesto a jornada completa. Del 40% restante una gran parte se dedican al cuidado de personas, entre otras obligaciones familiares o personales, según CCOO.
Otro apartado en donde se hace notar la brecha salarial es en el cobro de las pensiones. A cierre de 2024 la media recibida por las mujeres estuvo en 995,81 euros, según datos del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS), mientras que los hombres cobraron un total de 1.304,58 euros, una diferencia de 308,77 euros.
La responsable de la Federación de Pensionistas, Adelina Jaén, indicó que el hecho de que las mujeres ganen menos y abandonen su vida laboral o reduzcan su jornada para focalizarse en los cuidados repercute en que su base de cotización sea más baja y en que sus pensiones, por no alcanzar el mínimo necesario, acaben siendo no contributivas y, en consecuencia, más reducidas.
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