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El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria esperará a la elaboración de nuevos informes antes de dar el siguiente paso respecto a la autorización del taller de reparaciones de megayates que se quiere instalar en el muelle del Refugio, en las cercanías del acuario Poema del Mar. De hecho, no será hasta que se conozca el pronunciamiento de los técnicos municipales que no se decidirá si el informe de evaluación ambiental le corresponde al Consistorio o al Cabildo de Gran Canaria.
El área municipal de Urbanismo decidió congelar la licencia concedida a Rodritol por entender que el Cabildo de Gran Canaria debía evacuar un informe de evaluación ambiental. Sin embargo, la consejera de Política Territorial y Paisaje, Inés Miranda, aclaró este miércoles que este análisis era «competencia administrativa exclusiva del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria».
Ante estos hechos, el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, se limitó a señalar ayer que «las licencias son actos reglados» pero que se va a «esperar por los informes» porque «se tomarán las decisiones que digan los técnicos, y no los políticos».
A sugerencia de la Dirección General de Edificación y Actividades, la licencia ha quedado suspendida hasta que se emita la correspondiente evaluación ambiental. El Ayuntamiento pretendía que fuera el Cabildo el que asumiera este cometido pero las palabras de Miranda cerraron la puerta a esta pretensión. Ahora, según Doreste, «hay que esperar a que los informes nos digan si tiene que ser el Ayuntamiento o el Cabildo» el que ejecute esa evaluación.
Los recelos que está despertando el taller de megayates que proyecta Rodritol en el Refugio quedan desarmados por proyectos similares que existen en otras ciudades y a mucho mayor escala.
Es el caso del varadero STP Shipyard Palma, en pleno corazón de la capital de Mallorca. Este centro de reparación de megayates se ubica a escasos metros de la catedral de la ciudad y a unos 700 de viviendas y en él se reparan al mismo tiempo más de 100 embarcaciones (en Las Palmas entrarán cuatro a la vez de más de 50 metros).
Aunque el de Mallorca está al aire libre las reparaciones se realizan «encapsuladas», la misma técnica que se utilizará en el varadero proyectado en La Luz. Este dispondrá además de una nave cerrada para trabajos de pintura y chorreo.
El uso de carpas cerradas impide la contaminación. «En Mallorca tenemos instalados sensores de aire y la calidad es buena. No hay riesgo medioambiental», indican fuentes de la Autoridad Portuaria de Baleares. Según apuntan, STP tiene el sello ambiental ISO14001, que garantiza que cumple todas las medidas. Rodritol tiene ya esa certificación en el varadero del muelle deportivo y la implementará en el taller de El Refugio.
En Arrecife, el taller de Calero Marinas también está próximo a viviendas y un centro comercial.
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