La ley del área: la UD tirita y el Barça tritura

Un Barcelona con 65 goles a favor, sobresaliendo Lewandowski ya con 20 en su cuenta particular, y que solo se ha quedado sin marcar en dos ocasiones en el campeonato regular. Eso es lo que le viene encima a la UD, que carga con 41 dianas en su contra (solo el Valladolid, con 52, supera este registro negativo) y que únicamente pudo dejar su portería a salvo de daños en tres ocasiones. El contraste entre la capacidad anotadora del Barça y la extrema endeblez defensiva de Las Palmas marca, y de qué manera, el duelo del próximo sábado en el Gran Canaria y condiciona de manera superlativa los pronósticos, todos tendentes a vaticinar un triunfo azulgrana.

El elenco de Hansi Flick, además, promedia 6,5 remates a puerta por partido y, junto al Real Madrid, es el conjunto de la categoría que más se prodiga en probar suerte en el área contraria con un total de 156 en las 24 jornadas disputadas.

Se da por hecho que Cillessen, que con 75 intervenciones es el tercer portero de LaLiga que más aparece, va a tener faena ante el que fuera, años atrás, su club, aunque la consigna es que no quede tan expuesto como en las últimas semanas. Los siete goles recibidos en las tres fechas precedentes, ante Girona (2), Villarreal (2) y Mallorca (3) obligan a una reivención defensiva y más con la ausencia de McKenna, uno de los fijos en la retaguardia y que, por sanción, se lo pierde.

Eso sí, esta la realidad numérica, aplastante, y que se añade a los 27 puntos de diferencia entre ambos equipos, no arredra a la UD de Diego Martínez, que ya fue capaz de gana en Montjuic en la primera vuelta con los recordados goles de Sandro y Silva (1-2) y busca un golpe de timón a su errática trayectoria en 2025, sin triunfos, y ya, también, sin renta alguna con los puestos de descenso, aunque, por diferencia de goles, esté por encima del Valencia, antepenúltimo en la tabla.

Hay opiniones en Barranco Seco, contrariamente a lo que se pueda pensar, que sugieren la idoneidad del actual líder en este momento por la repercusión y vitamina anímina que implicaría un resultado positivo, desde el empate hasta, en lo que sería otra gesta, una victoria. Y con ese ánimo de rebelión se está preparando el encuentro.

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