Ya han trascendido nombres de posibles sustitutos, con Francisco Rodríguez y Sergio González al frente de todas las quinielas, y la situación de la UD no puede ser peor, penúltima y con nueve jornadas seguidas sin ganar como confirmación de que su crisis no es coyuntural. Pero Diego Martínez resiste. Al menos, de momento. Tras la derrota frente al Betis, y que hundió al equipo en puestos de descenso quince jornadas después, en el club consideran que lo más razonable es mantener al técnico en el cargo al menos hasta el partido del próximo viernes frente al Alavés.
Ese partido, que trae al Gran Canaria al rival que antecede en la tabla con dos puntos más, sí que será fronterizo en toda regla. No ganar implicará la destitución inmediata de un Martínez que lleva cuestionado varias jornadas pero al que ya se le ha acabado el argumento de que no se había caído en el trío de cola como baza para conservar el cargo.
Hay que recordar que, tras el duelo frente al Alavés, habrá parón en la competición por compromisos internacionales de la selección, lo que, dado el supuesto de un cese, procuraría al nuevo entrenador algo más de dos semanas para preparar la posterior cita en Balaídos con el Celta de Vigo, que se disputará el lunes 31 de marzo.
Marvin, por los suelos con Abde, en el encuentro del domingo en el Villamarín.
El preparador gallego, aparentemente ajeno a todos los rumores, centró su discurso luego del 1-0 en el Villamarín en pedir el apoyo de la afición para la jornada venidera y reiteró que sigue creyendo en las posibilidades de reacción del grupo. También lanzó algún dardo a la labor arbitral, focalizada su sorpresa negativa en la expulsión de Essugo, tratando de amortiguar el impacto de una nueva decepción.
Eso sí, ya sabe que, como es dogma de fe en su oficio, sin resultados no hay mañana. Y, en su caso, todo pasa por ganar al Alavés. Lo demás activará un plan alternativo del club.
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