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A Víctor Conde le sorprendió mucho que la novela escrita a cuatro manos con el autor vasco José Antonio Cotrina se alzara con el premio Kelvin 505 de Novela Juvenil concedido durante el festival Celsius 232. «He de confesar que no la escribimos con la idea de hacer literatura juvenil. La novela es de fantasía adulta, en la línea de Juego de tronos. Tiene sexo explícito, sangre y violencia. Todo lo que les mola a los jóvenes de hoy», comenta con cierta retranca el autor tinerfeño. Además, los autores plantean cuestiones metafísicas impropias de una novela juvenil. «Espero que los lectores no se dejen llevar por las etiquetas. Los jóvenes la pueden leer, pero no está expresamente pensada para ellos», reconoce sobre la obra publicada en 2016 por la editorial Fantascy.
Las puertas del infinito, explica Conde, está inspirada en el cyberpunk de los cómics de los años 80 como Cimoc, 1984 o Métal Hurlant. «En estas revistas participaban los grandes dibujantes de la época con un tipo de fantasía que podríamos calificar como steampunk, muy retrofuturista», relata el escritor sobre el perturbador ambiente en el que se desarrolla la novela. «Es una fantasía retro escrita con las formas de hoy en día», abunda.
La aventura se desarrolla a través de dos grupos de personajes y dos tramas paralelas. Por un lado, en el Londres victoriano de finales del XIX y, por otro, en universos paralelos a los que se puede acceder a través de portales que comunican con esos mundos simultáneos e intemporales, «como el mundo creado por Lewis Carroll en Alicia detrás del espejo», subraya el autor que, gracias a esa duplicidad, pudo compartir mejor el trabajo con su compañero de Vitoria.
«La historia es un viaje de descubrimiento con dos tipos de personajes: los que intentan sobrevivir y que harán todo lo necesario para ello, y otros que tienen un gran afán por descubrir cosas nuevas. Esa gente, los que ansían conocimiento, están dispuestos a atravesar cualquier puerta para conseguirlo y meten en problemas a los otros personajes», relata
Esta dicotomía facilitó el reparto del trabajo a los autores. «Como son dos líneas de personajes que se mantienen separadas buena parte del libro, yo escribí una y Cotrina, otra. Cuando ambas se unen, la escribimos al alimón», relata acerca de un proceso de escritura que, sin la mediación de internet, hubiera sido imposible de desarrollar.
Conde, que ganó el premio Minotauro 2010 por Crónicas del multiverso, guarda algunas balas literarias en la recámara. «Tengo una novela sin fecha de salida de género negro y, a finales de este año, en noviembre, saldrá una novela, La orfíada, una saga de género medieval y fantástico en la que llevo 10 años trabajando», afirma durante una conversación telefónica.
El autor dice sentirse privilegiado por publicar «dos o tres libros al año», aunque reconoce que es muy complicado llegar a vivir de la escritura. «En España siempre tienes que tener una profesión alternativa para sobrevivir», asegura.
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