La historia de Juan García 'El Corredera' tiene su propia bibliografía que abarca ensayos e incluso memorias como las hilvanadas por el que fuera su ... abogado, Alfonso Calzada Fiol. Ha sido cantada por poetas y contada por periodistas e historiadores. Unos fueron testigos de sus andanzas y de su muerte, otros se interesaron por su vida después de oírsela contar a gentes anónimas del pueblo. La novela 'La mitad de un Credo', escrita por Emilio González Déniz en 1989, fue reeditada en 2009 por Camp-PDS con motivo del cincuentenario de su muerte y ahora, en 2025, la editorial barcelonesa Alrevés la redescubre. A veces el tiempo no sé si hace justicia, pero sí revaloriza a un autor y su obra al poner a esta frente a nuevos lectores que la actualizan con nuevos significados. 'La mitad de un Credo' es un relato intenso de 150 páginas que nos lleva directamente a la memoria de 'El Corredera'. Poetas como Agustín Millares, Manuel Padorno y Pedro Lezcano contribuyeron a agrandar su figura hasta convertirlo en leyenda. La novela certifica la condición de mito del personaje. Pasarán muchos años, ya han pasado, y la novela de Emilio González Déniz —esto lo escribíamos en 2009— seguirá funcionando; continúa haciéndolo 36 años después de su primera edición, porque la habilidad del novelista consiste en construir una historia situada en un tiempo, un espacio y un contexto histórico y social concretos que, sin embargo, trascienden el tiempo histórico. Contribuye a ello el simbolismo de los personajes y los espacios geográficos, lo que le da un carácter universal a la historia narrada.
El marco histórico se asienta en tres momentos: el triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936 y constitución de la Segunda República, lo que coincide con la juventud del protagonista; la guerra civil y el triunfo de los golpistas. Por tanto, la novela parte de unos hechos y de unos personajes que podríamos conocer por los libros de Historia, por habérselo escuchado a nuestros abuelos o padres... Pero imaginemos por un momento a lectores de otras latitudes que se acercan hoy a esta novela.
Desconocen el contexto social e histórico en el que discurren los hechos, ignoran los personajes reales en los que se basa el autor, nada saben de Gran Canaria y verdaderamente no necesitan conocerla para quedar amarrados al hilo de la narración. Es lo que debió de pasarle al editor catalán que se encontró con una historia sobre la muerte, la injusticia, el miedo, la soledad, el amor, la venganza, la amistad, la falta de libertad, la dictadura de un General de Piedra, la delación, la desconfianza, el odio. Temas siempre universales que pertenecen a la condición humana. Y en el centro de la narración el protagonista, un fugitivo.
Todos los personajes podrían pertenecer a cualquier territorio del mundo: un condenado a muerte, un abogado, un obispo, un verdugo, una familia agredida y vejada, unos matones con uniforme... Protagonistas todos ellos de una trama inquietante. 'La mitad de un Credo' narra la historia de un prófugo, Juan Buganvilla, que terminará ejecutado a garrote vil. La novela, que también es una diatriba contra la pena de muerte, se desarrolla en Bardinia y en Malpaís, lugares simbólicos que trascienden la geografía insular y la realidad inmediata. El destino trágico del protagonista se vislumbra desde el comienzo y el narrador lo remarca para que no haya duda: «Su leyenda empezó a crecer veinte años antes de que una tuerca maldita le rompiera el cuello en la mitad de un Credo».
A partir de aquí el lector necesita conocer, saber, todo sobre el personaje convertido en héroe, pues tiene la constancia de Lope de Aguirre y la furia de Murrieta. Y para engodar más al lector, para que siga leyendo a pesar de conocer el final, nuestro autor sentencia desde el principio: «Vivió a golpes de mandarria y murió evangélicamente a hierro». A la dimensión de héroe, González Déniz le añade al protagonista la condición de mártir, destino trágico de los mitos.
Para hacer reales los hechos y los personajes, no duda González Déniz en recurrir a la técnica periodística para darnos referencias históricas, políticas o sociales que nos permitan captar la realidad en toda su dimensión. Así las alusiones al cine de la época, encarnado en dos mitos cinematográficos como Silvana Mangano y Rita Hayworth, que a pesar de la censura se colaban en los cines de la época. Resaltan las descripciones poéticas y los diálogos ágiles que retratan perfectamente a los personajes que se hacen de carne y hueso gracias a una prosa sencilla y directa.
Lo explica muy bien J.J. Armas Marcelo en el prólogo: «La frase es la unidad literaria de 'La mitad del Credo', fundamentalmente la frase corta, que centra, advierte y consagra los hechos con una nitidez propia de una magistral concepción del género literario de la novela». Por cierto, no dejen de leer la presentación de Armas Marcelo, una lección ejemplar sobre los límites entre realidad y ficción, sobre historia y novela.
Finalmente, un apunte sobre el sugerente y acertado título que recorre la novela y marca dramáticamente el ritmo de la narración. El credo no solo es una oración, también es sinónimo de ideales. El credo contiene los principios de la fe cristiana. Si lo consideramos así, el título pudiera indicarnos que esos principios del cristianismo (justicia, misericordia, bondad...) se han quebrado y no llegan a todos ni todos los siguen. Luego está la expresión con el significado de un breve espacio de tiempo, el que se necesita para acabar con la vida de un hombre. 'La mitad de un Credo' tiene todos los ingredientes para enredarnos, desde la primera frase: «Por sencillo, Juan era singular». Y ya no se puede dejar la lectura pues queremos conocer más al héroe, al mito, a quien los poetas bautizaron como Juan 'El Nuestro', Juan Canario, Juan 'Sin Rejas', pero definitivamente, para siempre, Juan Buganvilla.
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