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Ni Maluma y su Hawaii tienen el poder gravitacional que sobre las mascaritas ejercen las grandes planchas de 16,5 metros de Gran Canaria. Los 500 lúmenes que emiten cada una de las 122 carrozas y coches engalanados que partieron este sábado de Manuel Becerra, atrajeron a las mascaritas como la luz a las polillas. La luminiscencia que hace brotar el carnaval olímpico deslumbró a más de 120.000 personas. En el sistema métrico carnestolendo, esto es como dos Malumas.
El tiempo acompañó a las mascaritas. El sol favoreció la economía de telas que exige el carnaval olímpico: ni las pruebas deportivas, ni los dioses griegos requieren de exceso de ropajes. Lo suyo no es la moda, como tampoco lo es del carnaval que sale de los roperos de cada casa, ése que da identidad a la fiesta que escapaba de los policías por las laberínticas calles de La Isleta hace casi cincuenta años.
La cabalgata sirvió para comprobar la teoría de la relatividad: cada observador tiene su propia medida del tiempo. Desde dentro, el hecho de que las primeras carrozas llegaran en una hora y media al parque de Santa Catalina pareció un suspiro. Desde fuera, que en torno a las 17.00 horas solo hubieran pasado cuatro carrozas y los drag queen del carnaval de Las Palmas de Gran Canaria generaba la sensación de que el tiempo se hubiera congelado en una mueca de purpurina.
El avance del reloj siguió acrecentando esta percepción y, a las seis de la tarde, tres horas después del arranque, solo habían cubierto los dos primeros kilómetros unas 41 carrozas, lo que dejaba un promedio de un vehículo cada cinco minutos. No es el carnaval, precisamente, un amigo de vacíos, silencios e interrupciones.
El acceso a Santa Catalina no daba para contener la majestuosidad de la reina y sus damas de honor, quienes se vieron obligadas a tomar un rodeo por Alfredo L. Jones para incorporarse a la gran cabalgata a la altura de la calle Juan Manuel Durán, ya en la zona de Mesa y López. Las planchas en las que iban sus majestades no cabían por el lateral de la entrada al parque.
Eso hizo que las reinas fueran a otro ritmo y hubo que frenarlas cerca del final del recorrido para que se les acercaran las primeras carrozas. Estos vehículos no atravesaron la meta final del parque de San Telmo hasta las 19.30 horas, esto eso, cuatro horas y media después del arranque de la comitiva.
Esto hizo que en varios momentos de la tarde se rompiera la continuidad de la comitiva como ocurrió con las que circulaban entre la sexta y séptima decenas.
Además, una de las carrozas se rompió durante su paso por la calle Albareda y hubo que sacarla del recorrido, con lo que se ralentizó aún más el paso de las plataformas.
También hubo preocupación en algunos puntos del trayecto de la cabalgata, en concreto en la zona de Juan Rejón, por la cercanía de las luces de Navidad a las cabezas de los carnavaleros que ocupaban el segundo piso de las carrozas participantes.
Al final, las carrozas esprintaron y pudieron culminar el recorrido más de ocho horas después.
Muchas de las carrozas venían con la decoración mexicana, pensando ya en el carnaval internacional de Maspalomas, un detalle que debería cuidarse más si se quiere preservar la identidad propia de las carnestolendas de Las Palmas de Gran Canaria.
Ninguna de ellas obtuvo galardón alguno en la consideración que hizo el jurado, que este año estuvo formado por Alicia Falcón, Iris Sevilla, Francisco Rivero, José Aguilar, Paco Medina y Carmen Robaina.
Las carrozas premiadas fueron 'Olimpio Pío' en primer lugar, que se lleva los 1.500 euros del premio Juan Francisco Ortega; el segundo puesto lo obtuvo la propuesta 'Amanda Bus llega al carnaval de las Olimpiadas', que obtendrá 1.000 euros; y el tercer premio reconoció la labor de 'Las Palmas Olímpica' de José Halcón, para el que se reservan 500 euros.
En declaraciones a la Televisión Canaria, la concejala de Carnaval, Inmaculada Medina, destacó la seguridad y la participación en los actuales carnavales. A su lado, la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Carolina Darias, hizo un llamamiento a mejorar la fiesta de cara al próximo año.
La cabalgata arrancó una hora antes de lo previsto y de lo que viene siendo habitual en los últimos años, en parte por el elevado número de carrozas; en parte porque se quería agilizar su finalización para acabar antes puesto que el número de policías se reduce mucho a partir de las 23.30 horas. Hay que tener en cuenta que la Policía Canaria cierra el turno en torno a las 22.00 horas, mientras que en el caso de la Unidad Especial-GOIA, un total de 15 agentes salen a las 22.30 horas y otros tantos acaban a las 23.30 horas.
Sin ellos, la presencia policial se reduce a los equipos del turno de noche ya que, con motivo de la situación de conflicto laboral que hay en la Policía Local y en el cuerpo de agentes de movilidad, los profesionales se han negado a reforzar el turno. De hecho, la Sociedad de Promoción de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria contrató a una empresa, Exyum Pro 21, para que se encargara de los cortes de tráfico, lo que tuvo un coste de 105.930 euros.
Después de las 23.30 horas entró el turno de noche pero «es un servicio muy precario para un evento tan multitudinario», explicaron fuentes policiales.
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Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
Iker Cortés | Madrid
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
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