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Zara, Angelina y Alejandra esperan repetir la foto que se hicieron con Maluma en 2019. Juan Carlos Alonso
Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria

«¿Podemos repetir, Maluma?»

Zara, Angelina y Alejandra hacen cola desde primera hora de este viernes para conseguir reeditar en el parque de Santa Catalina la foto que se hicieron con el cantante colombiano en 2019

Rebeca Díaz

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 14 de marzo 2025, 14:19

Los incondicionales de Maluma comenzaron a poblar este viernes los alrededores del escenario principal de carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, en el parque de Santa Catalina, desde bien temprano. Así, «a las siete de la mañana» inauguraba Edison Torres una cola que comenzó a poblarse a medida que fueron pasando las horas.

Este colombiano de la localidad de Cúcuta, que lleva cuatro años en la isla, no dudó en hace un alto en sus estudios de Socorrismo para ser el primero en entrar al recinto y disfrutar de un cantante al que sigue «desde que comenzó su carrera».

Dice que no le pesa la espera, porque «me encanta Maluma, es una artista reconocido a nivel mundial y, aparte de que es colombiano, lo quiero ver y me encanta su música».

Explica que esto de ser el cabeza de fila para asistir a un concierto no es nuevo para él. «Ya lo hice el año pasado, cuando vino Manuel Turizo, y fui uno de los primeros en entrar», dice sin esconder cierto orgullo.

Prisas y expectación en el concierto de Maluma. C7

«Compensa la espera porque es un gran artista y lo quiero tener cerca», ratifica quien hace esta vigilia en compañía de «unas amigas de aquí, de Gran Canaria, y otra que ha venido desde Barcelona para el concierto».

Grupo de seguidores, el primero de la fila y aspecto de la cola. Juan Carlos Alonso
Imagen principal - Grupo de seguidores, el primero de la fila y aspecto de la cola.
Imagen secundaria 1 - Grupo de seguidores, el primero de la fila y aspecto de la cola.
Imagen secundaria 2 - Grupo de seguidores, el primero de la fila y aspecto de la cola.

Tampoco Zara Monzón, Angelina Fajardo y Alejandra Victoria han tenido reparos en saltarse las clases, -en el IES Pérez Galdós las dos primeras y en la ULPGC la tercera- para ver a su ídolo lo más cerca posible.

Además, se marcan el objetivo de lograr un reto. «Conseguir hacernos la foto que nos hicimos con él en 2019», dicen mientras muestran con orgullo la prueba de su hazaña en un evento promocional al que asistieron «cuando teníamos 11 o 12 años».

Por eso entretienen su espera pintando un cartel que confían vea el artista de Medellín en el que le preguntan: «¿Podemos repetir la foto?».

También portan un bonito cartel elaborado por ellas mimas, en el que reza la frase 'Misión: un abrazo de Maluma', Berenice Miranda y Carla León, quienes tampoco han tenido reparos en saltarse las clases, «con permiso» de sus progenitores aclaran, para acudir desde Gáldar al Parque para asistir al concierto desde un lugar privilegiado.

En la fila han hecho migas con Shaila Ortega, que viene de Vecindario y también espera que el colombiano lea el mensaje que ha plasmado en una cartulina, y Yaiza Guedes, que acude desde Arinaga. Ambas comenzaron su espera «a las nueve y media de la mañana».

Brian Santana también forma parte de este animado grupo de fanáticos de Maluma y dice que, como se encuentra «en paro», ha aprovechado la oportunidad que se le brinda de ver al de Medellín «gratis».

La gratuidad de la cita es lo que animó a María Santana a hacer la cola que le garantice una buena visión del cantante. Por eso aunque salía en la mañana de este viernes de trabajar del Hospital Insular, donde es «celadora», no tuvo dudas en «ir a casa, darme una ducha y venir», dice contenta de su decisión.

Las terrazas del Parque, la cara B del concierto

Los responsables y trabajadores de las terrazas del parque de Santa Catalina se quejaban de que el Ayuntamiento les obligara a retirar las sillas y mesas de sus negocios desde el mediodía de este viernes por el concierto de Maluma.

Aspecto de los negocios del Santa Catalina. Juan Carlos Alonso

«Toda la mañana perdida», se queja Ariel Sardeña, empleado de Lolita Pluma. Un negocio en el que «por las mañanas facturamos mil y pico o 2.000 euros, entre desayunos y los extranjeros, que están locos por sentarse».

Algo que no han podido hacer esta jornada porque dicen que no les merecía la pena montar la terraza solo para unas horas. Señala que lo único que se les permite es «poner una barra para vender copas», pero ellos viven mucho de estas comidas de la mañana y « de las tardes». Como ellos, otros negocios del entorno critican la medida.

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