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Conjunto modernista de la calle Triana, con el 78 en el centro del encuadre. Arcadio Suárez
Triana 78: patrimonio que se desgaja

Las Palmas de Gran Canaria

Triana 78: patrimonio que se desgaja

Uno de los edificios más emblemáticos del modernismo palmense se descompone convertido en un peligro en plena calle mayor

David Ojeda

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 12 de octubre 2024, 22:57

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Las Palmas de Gran Canaria tiene la innoble tradición de maltratar su patrimonio arquitectónico, caído la mayor parte por el efecto de la piqueta y el subterfugio del desarrollo. Pocos son los edificios que se mantienen en pie como ejemplo de aquellas dignas corrientes antiguas que embellecieron la ciudad. Y algunos de los dignos supervivientes muestran su fragilidad, como es el caso del edificio modernista que se localiza en el número 78 de la principal calle de Triana.

Desde hace meses la calle mayor muestra a esa altura, antes de la calle Munguía, la imagen perturbadora de un cordón policial en el acceso al edificio. Como si hubiera sucedido un asesinato a pie de calle, en el paseo peatonal se han colocado un par de conos y una cinta de la Policía Local cuya misión, aunque hay que hacer un esfuerzo para adivinarlo, es anunciar que de las alturas se desprenden cascotes y otros elementos peligrosos.

Esa estampa se ha domiciliado en la artería comercial hasta el punto que al cordón de seguridad se le ha perdido el respeto y se ha ido moviendo de un lado a otro de la fachada sin coserlo a una localización rigurosa.

El detalle es grave. Por lo que representa en términos de seguridad. Pero también lo es por el edificio en el que sucede, una de las piezas más notables de la corriente modernista en tiempos en los que esta se imponía en la vieja ciudad de Las Palmas.

Tras las acciones periciales, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, explican fuentes municipales, está tras el asunto. «El cuerpo de bomberos realizó un informe técnico sobre el estado de la fachada del edificio y a finales del mes de septiembre se abrió un expediente para que, en seis meses, los propietarios realicen las medidas de reparación necesarias», exponen.

El número 78 de la calle Triana es un edificio que habita hacia dos calles, situándose su otra cara en el 77 de la de Francisco Gourie. Forma parte de un conjunto arquitectónico que en su día sirvió para conformar el retranqueo de la calle con los edificios con los que toca pared.

Este edificio data de los primeros años de 1905 bajo la firma del ineludible Laureano Arroyo. En las guías de las rutas municipales por los restos del modernismo en la ciudad se le adjunta esta breve descripción: «La fachada de la casa del número 78 de la calle Mayor de Triana destaca por su reelaboración modernista de ornamentos hispanoárabes, como los arcos de herradura de los huecos de los dos pisos superiores, y los mocárabes de yeso del frontón curvo, que evocan libremente los del patio del Alcázar de Sevilla. La disposición de los balcones varía en cada uno de los edificios modernistas de la zona y en éste se introdujo uno múltiple corrido. En contraste con la profusión decorativa de las plantas superiores, la baja se caracteriza por sus sobrios pilares de fundición».

Cintas y conos en plena calle Triana. Arcadio Suárez

Este emblema de otro tiempo, de aquella ciudad que empezaba a expandirse gracias a su actividad portuaria, se degrada cada día ofreciendo una imagen terrible de conservación. El jefe de servicio de Protección del Paisaje del Ayuntamiento capitalino emitía el pasado 26 de septiembre la resolución que daba un plazo de seis meses a los propietarios del inmueble para acometer los trabajos necesarios para resolver ese destino.

Entre las cuestiones que se reseñan en la orden municipal se habla de la comprobación, picado y retirada del revestimiento de fachadas, paramentos verticales y horizontales en mal estado y o suelto. También del cosido de grietas y fisuras.

Pero eso no es todo, otro punto destacado de la resolución se centra en la «reposición de los revestimientos verticales (revocos/guarnecidos/enfoscados y pintado) y horizontales, sin que queden parches».

Ese plazo de seis meses que acaba de empezar a correr tiene también la advertencia de un castigo económico para los propietarios. «El incumplimiento injustificado de las órdenes de ejecución habilitará a la administración actuante a adoptar la medida de ejecución subsiaria y/o imposición de hasta diez multas coercitivas con periodicidad mínima mensual, por valor máximo, cada una de ellas, del 10% del coste estimado de las obras ordenadas», queda reflejado.

Y es que esa esquina del barrio burgués es especialmente significativa en la historia del movimiento en la ciudad, como queda detallado en la misma guía. «El modernismo es un componente esencial del paisaje urbano de Triana y las casas de los números 76, 78, 80 y 82 conforman el conjunto más nutrido de la calle que da nombre a la zona».

Retirar la publicidad

Además de la descomposición de la fachada, mallada en su parte superior en la actualidad, hay otros elementos detallados en la resolución municipal que tendrán que ser retocados para poder dar la protección que se merece un inmueble de esas características. «Revisión, restauración y pintado/barnizado de carpinterías. Retirada de las muestras publicitarias de la empresa Orbalia en ambas fachadas, las cuales no cuentan con título habilitante y no se ajustan a las condiciones para elementos de publicidad en edificios catalogados».

Mientras eso sucede la calle mayor de la ciudad, que concentra cada jueves protestas de vecinos y comerciantes por la ausencia de limpieza y seguridad en sus calles, poco a poco se va descomponiendo el patrimonio y, por lo tanto, la memoria de uno de los espacios con mayor consideración de la vieja ciudad.

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Suspendido el tejido social, apenas queda la posibilidad de contener en pie algunos de lo edificios más carismáticos de una zona de pasado notable al que los grandes poetas de su época, como Alonso Quesada o Tomás Morales, describieron en algunas de las obras con las que se hicieron eternos y sentaron en el imaginario ulterior un paisaje que anhelar y defender.

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