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El Juzgado de lo Penal número 1 de Las Palmas de Gran Canaria condenó a Daniel Besay Artiles, un vecino de Arucas, por maltrato animal al reconocer que sometió a su perro, un mestizo llamado Mimoso, a una prolongada situación de sufrimiento en 2022. La pena impuesta es de ocho meses de prisión, la prohibición de ejercer cualquier actividad relacionada con animales durante tres años y la obligación de indemnizar con 300 euros a la Asociación 7 días por 7 vidas que rescató y cuidó al animal. Esta organización se personó en la causa como acusación particular representados por la letrada Maite Bautista Garrastazu.
Los problemas comenzaron en noviembre de 2021, cuando una vecina de la calle Guayre, en el barrio de Cardones (Arucas), alertó a las autoridades sobre el estado en el que se encontraba Mimoso. Según denunció, el perro vivía en la azotea de la vivienda, entre sus propias heces, sin comida ni agua, en condiciones extremadamente insalubres. Al ser un perro sin vacunar ni identificado, y al ver la situación en la que se encontraba, la denunciante no dudó en poner el caso en conocimiento del Ayuntamiento de Arucas.
A pesar de la visita de la veterinaria municipal, que confirmó el mal estado del perro, no se tomaron medidas inmediatas. El tiempo siguió pasando hasta que, el 2 de febrero de 2022, la situación se agravó. La misma vecina presenció cómo Daniel golpeaba al perro en la azotea. Los gritos y aullidos de Mimoso fueron elocuentes mientras la vecina grababa la escena con su móvil. Desesperada al ver que la policía no llegaba, contactó con la Asociación 7 días por 7 vidas para pedirles ayuda.
Esa misma noche, varias llamadas llegaron al 112 y a la policía local denunciando lo sucedido. Sin embargo, no fue hasta el día siguiente cuando la Asociación 7 días por 7 vidas, preocupada por la salud del animal, acudió a la Guardia Civil para mostrarles el vídeo de la agresión. Aunque en un principio no se recogió la grabación, el material fue presentado como prueba en la investigación judicial.
Asustadizo
El 4 de febrero, la veterinaria municipal regresó a la vivienda junto a agentes del Seprona. En la azotea, Mimoso se mostraba asustado y aullaba cuando alguien intentaba acercarse. La veterinaria inició un expediente por la falta de cuidados básicos, incluyendo la ausencia de vacunas.
Ese mismo día, el condenado accedió a entregar voluntariamente a Mimoso y a otro perro a la Asociación 7 días por 7 vidas. Al día siguiente, los animales fueron trasladados a la clínica veterinaria Vidanimal, donde los hallazgos confirmaron lo peor: Mimoso sufría un dolor agudo en la columna vertebral, tenía un hematoma en el ojo, estaba deshidratado y padecía una infestación de pulgas. A todo esto se sumaba una anemia y alteraciones en sus proteínas hepáticas. La asociación costeó su tratamiento, que incluyó medicamentos para aliviar el dolor y combatir los parásitos.
Pero el daño era mayor ya que se le diagnosticó una uveítis traumática, una inflamación ocular causada por golpes, que afectaba su visión y le producía un dolor constante. Además, el miedo intenso que mostraba ante cualquier intento de contacto reflejaba el maltrato prolongado que había padecido.
A lo largo de la investigación judicial, un informe pericial confirmó que Mimoso había sido víctima de agresiones físicas continuadas, que le habían causado hematomas y lesiones internas. El informe también destacaba el trauma emocional sufrido por el perro, que a menudo se quedaba inmóvil y mostraba signos de sumisión y miedo extremo.
Finalmente, Daniel Besay Artiles fue condenado a una pena de ocho meses de prisión que tendrá que cumplir ya que acumula antecedentes penales y, además, se le ordenó compensar a la Asociación 7 días por 7 vidas por los gastos veterinarios de Mimoso.
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