Diferencias entre niños en el colegio

Los niños que nacen en diciembre ¿están en desventaja en el cole?

En el centro donde la matriculó le recomendaron que, «si era posible», empezara el curso sin pañal. «No era ninguna obligación, pero piensas que si el resto puede, nosotras también». Aprovechó el verano para intentarlo y el resultado no fue bien: «Me frustré un poco, la verdad». Ahí se dio cuenta de que no es ningún mito que un niño de enero y otro de diciembre son muy diferentes aunque hayan nacido el mismo año.

«La etapa entre los 0 y los seis años es en la que más se nota la diferencia», reconoce Elena Delgado, vocal del Colegio de Logopedas del País Vasco. Las diferencias se ven en varios aspectos. El primero muchas veces es el físico: al final, entre un niño de enero y otro de diciembre hay once meses y no pueden ni medir ni pesar lo mismo. «De hecho, más importante que compararlos entre sí es ver si el pequeño ha crecido con respecto a sus últimos datos. Si cumple esto, yo no me preocuparía», recomienda Jesús Larreina, pediatra de IMQ y acostumbrado, como Delgado, a atender consultas de padres preocupados por esta situación.

Pero claro, las diferencias van más allá:afectan al desarrollo motor y a ciertas habilidades cognitivas, dos campos en los que cualquier anomalía frente a lo estipulado asusta mucho. El primer 'encontronazo' con esta situación está a la hora de caminar. «Lo normal es que los niños empiecen a andar a partir de los 12-15 meses, aunque también los hay que no andan hasta mucho más tarde y no les pasa nada», explica el pediatra.

El segundo se da a la hora de hablar. Lo lógico es que lo hagan a los dos años, sin embargo, cuando empiezan el colegio, un niño de enero tiene 32 meses y uno de diciembre, 21. «Es lógico que estén en fases del habla diferentes», subraya este profesional alentando a las familias a mantener la calma. Así que comparar el desarrollo de críos como Paloma con el resto de su clase es injusto.

Otro punto en el que suelen saltar las alarmas es a la hora de leer, una habilidad que empieza a manejarse entre los cinco y los seis años. Delgado explica que a estas edades dos niños con once meses de diferencia tienen un nivel de maduración cerebral diferente y eso se ve precisamente en cosas como que les cueste más estudiar, que se cansen antes o que pierdan la atención más rápidamente. «A menos edad, más diferencias», apoya Larreina, partidario de la «paciencia» antes que de la alerta.

«Los padres debemos ser más tolerantes y tender más a la diversidad. Cada niño tiene un ritmo y hay que respetarlo sin intentan patologizar todo», dice. «Es verdad que la detección precoz de ciertos problemas es muy importante, pero no debe obsesionarnos», prosigue.

En los colegios «son cada vez más conscientes de esta situación», subraya Jordi Perales, profesor de Psicología y Educación de la UOC. Y de hecho, las pruebas de calidad que se practican reflejan estas diferencias, señala. Según el último informe PISA, a los ocho años, los niños de diciembre obtienen una calificación de 16 puntos menos que los nacidos en enero en lectura, por ejemplo. A partir de 20, se considera que hay una diferencia de un año. Aunque si a estos críos de final de años se les escolarizó a los dos, la brecha se reduce a 10.

Este informe también detectó que los críos de diciembre repiten más que los de enero: tienen un 44% más de probabilidades. Y las notas en lectura y matemáticas son mejores para los 'madrugadores' a la hora de nacer. En la primera asignatura, obtienen 13 puntos más y en la segunda, 9. Pero estamos hablando de las etapas iniciales en la educación. Luego, las diferencias se van suavizando hasta no ser concluyentes.

No obstante, si estamos preocupados por tener un hijo en diciembre se pueden hacer cosas. La principal es estimularlo... «Aunque cuidado, si notamos que se quedan atrás en leer, no conviene intentar enseñarles en casa», alerta Delgado. Su consejo va por otro lado: «Mejor juega con él». El pediatra Larreina también recomienda esto cuando notemos que su desarrollo motriz es menor: «No le presiones ni le censures por ello. Mejor sal al parque con él».

Los efectos visibles en el fútbol, el baloncesto, el hockey...

«El efecto de la edad relativa es especialmente visible en los deportes», opina Jorge Sánchez-Infante, profesor en Fisioterapia de la Universidad de Castilla-La Mancha. Si apuntamos a nuestro hijo a alguno en concreto, notaremos que los de enero están más desarrollados que los de diciembre. Y, de hecho, «los nacidos en los primeros meses de año suelen destacar más», continúa el experto. Esto también les hace merecedores de mayor atención y más oportunidades. Ocurre en el fútbol, en el baloncesto, en el hockey...

Sin embargo, no es algo insalvable. Esas diferencias «disminuyen a media que avanza la escolarización y tienen que ver con la normalización en el desarrollo y aprendizaje de las funciones relacionadas con la línea del desarrollo natural». De hecho, el pediatra Jesús Larreina echa mano del ejemplo de los prematuros: «No lo son toda la vida. Al principio de su vida sí hay que tener ciertas precauciones por esta circunstancia, sobre todo a la hora de administrarles las vacunas o de introducir los alimentos en su dieta, pero a partir de los dos años aproximadamente ya no es necesario».

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