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Un trocito de tortilla que ha sobrado de la cena, medio huevo cocido de la ensalada del mediodía, un poco de pasta, un chusco de ... pan... No hay que tirar nada. Lo podemos comer al día siguiente (y dos días después), siempre que lo hayamos conservado bien. Catherine Montes, antes profesora de nutrición y dietética en el Basque Culinary Center y actualmente emprendedora con Nature Health Co, y Reyes Vilches, miembro de la Academia Española de Nutrición y Dietética, nos ayudan a 'alargar' con seguridad la vida de las sobras en la cocina.
Rara vez sobra tortilla, pero si sobra... rápidamente a la nevera y en recipiente hermético, de manera que no chorree el huevo si está poco cuajada. Aunque lo esté (cuajada) no debemos dejarla más de dos días en el frigorífico. La excepción, explica Catherine Montes, son las tortillas del supermercado. «Aguantan tres y hasta cuatro días porque han pasado por un proceso de pasteurización». El huevo cocido es menos delicado «y aguanta una semana», confirma Reyes Vilches.
Una ensalada aliñada deja de ser apetecible pasado un rato, aunque desde el punto de vista de la seguridad alimentaria podríamos cenar la que nos ha sobrado de la comida. No es aconsejable comerla, sin embargo, si lleva atún. «Es proteína y eso, con el agua que tienen las verduras, es una conjunción que hace que proliferen las bacterias», advierte Montes. «Y si abrimos una lata de atún y comemos solo la mitad, la otra mitad la guardamos en un recipiente de cristal en la nevera», añade Vilches. Un consejo para tener siempre lechuga preparada a mano: «Lávala, sécala con un papel de cocina y guárdala en un recipiente en la nevera con un chorrito de vinagre o limón. Aguanta dos días».
El trozo de pan que nos ha sobrado se puede guardar, mejor envuelto en un trapo que en cualquier otra cosa, fuera o incluso dentro de la nevera «para que coja parte de la humedad del frigorífico y mantenga mejor la textura». Pero si sale moho, a la basura. «No basta con cortar ese trozo y comer el resto porque cuando ves el moho por fuera está también por dentro», alerta Montes. Y lo mismo con el queso: «Si sale moho, tirar. Un queso abierto aguanta bien una o dos semanas en la nevera, y de dos a tres semanas si está curado».
A más ingredientes, tal vez más rico el arroz... pero también más delicado. «Si es arroz blanco puede aguantar en la nevera tres o cuatro días siempre que el proceso de enfriamiento haya sido el adecuado», advierte Montes. Y el adecuado es enfriar lo más rápido posible: nada de dejarlo en la cazuela, «es mejor repartirlo en recipientes más pequeños, para que se enfríe antes, como máximo en dos horas». Si es una paella de marisco o de pollo, «no más de dos o tres días».
Poca gente sabría decir cuánto dura la leche abierta en la nevera: «El brick no debe quedar abierto más de cuatro días», alerta Reyes Vilches.
La primera norma es no comprar medios melones o cuartos, sino piezas enteras. «Si hemos abierto nosotros el melón lo podemos guardar dos o tres días en la nevera en papel film, en envoltorio de silicona o, mejor aún, en un recipiente de vidrio, que es siempre el mejor material para conservar los alimentos porque es inerte». ¿Y cuando sale un poco de 'agüilla' en el corte? «No está malo, la propia deshidratación hace que salgan los jugos».
Son delicadas, así que lo primero será «revisar que no haya ninguna mala que estropee las de al lado». En un recipiente con papel absorbente debajo aguantan «de dos a tres días». Sin lavar. «Hay que lavarlas justo cuando se vayan a comer, si no, se estropean antes porque entre el agua y el azúcar propio de la fruta se descomponen pronto», señala Catherine Montes.
Abrimos un aguacate y nos sobra la mitad. «Se puede envolver en papel de aluminio para protegerlo de la luz. Es mejor dejar el hueso para que se retrase la oxidación y rociarlo con limón y vinagre», orienta Montes.
«El pescado fresco, mejor no dejarlo más de uno o dos días en la nevera. Pero rebozado aguantaría hasta tres y, si está cerrado al vacío, podríamos alargar hasta una semana».
Hemos ido a la cervecera y nos ha sobrado medio pollo. Lo podremos aprovechar en casa siempre que no tardemos en meterlo a la nevera más de dos horas. Una vez en el frigorífico podemos guardarlo «de tres a cuatro días, aunque si se ve algo pegajoso hay que tirarlo». ¿Y la carne cruda? «Si es carne picada, al ser un producto muy manipulado, se considera de alto riesgo, así que solo lo podremos dejar 24 horas en la nevera. Una pieza cruda de pollo o pavo puede conservarse aceptablemente uno o dos días y, si es ternera o cerdo, de tres a cinco días», completa Reyes Vilches.
«Si no has controlado cómo se ha preparado, las dos normas serían: a la nevera cuanto antes mejor y, al calentar, llegar a los 75 grados. Para ello, es mejor calentar en cazuela con un termómetro porque en el microondas igual no alcanzamos esa temperatura en todo el producto», indica Catherine Montes. Otra cosa es que el guiso lo preparemos en casa: «En ese caso, puede permanecer hasta cuatro días en la nevera», aporta Reyes Vilches.
Ojo con los postres. «La nata, la crema y las frutas son los ingredientes que los hacen más perecederos. Pero si solo lleva chocolate u hojaldre, por ejemplo, aguanta uno o dos días fuera de la nevera siempre que no haya una temperatura alta en la casa».
La lámina de agua que se forma al día siguiente en el puré suele ser disuasoria, pero está bueno. «Es una separación natural de la parte líquida y de la sólida, pero no está malo. Aguanta bien tres y cuatro días dentro del frigorífico», asegura Montes. ¿Y en el congelador? «Si solo lleva verdura y proteína, se congela muy bien. Si lleva patata queda regular al descongelar».
Tres reglas de oro
¿Se pueden guardar táperes calientes en la nevera? «No se debe. Si introducimos comida muy caliente en la nevera, la temperatura del frigo subirá, de modo que el alimento no se conservaría correctamente y, además, podríamos estropear el resto», advierte Reyes Vilches. «Se aconseja meter el táper cuando deje de quemar, aunque siga caliente, y siempre antes de dos horas. Lo ideal sería sumergir los alimentos calientes en un recipiente con una mezcla de agua y hielo al 50% hasta que alcancen una temperatura de 3 grados y entonces sí, a la nevera. El táper, lo más separado posible de otros alimentos y la nevera, que no esté demasiado llena, para conservar mejor el frío».
¿Qué 'alarga' la vida de los alimentos? «El agua y el azúcar son dos conservantes, de hecho los salazones y los almíbares aguantan mucho», recuerda Catherine Montes. Y la acidez también ayuda (encurtidos, aceitunas), «por eso la piña y la naranja se conservan mejor que el melón, por ejemplo».
¿Y si congelo? «Si congelas la comida una vez cocinada puede durar hasta tres meses en buen estado en el congelador», señala Vilches.
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