«Papá, tengo miedo, me van a matar», le dijo Nico, de 14 años, a su padre mientras huía de un grupo que lo agredía en la zona del Náutico de Vigo. Desde hace dos años, el adolescente sufre constantes amenazas y agresiones de una pandilla.
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Todo comenzó tras un partido de fútbol, cuando un menor empezó a intimidarlo junto con sus amigos. Lo que empezó como amenazas verbales escaló rápidamente: «Nico, te vamos a robar, te vamos a matar», le repetían mientras lo acosaban con táser, puños americanos y navajas, según varios medios.
En septiembre, la violencia alcanzó un punto crítico cuando 20 jóvenes lo rodearon, golpeándolo brutalmente y provocándole heridas graves, incluida una oreja que tuvo que ser suturada. Desde entonces, sus agresores han conseguido su dirección y número de teléfono, intensificando las amenazas de muerte que ahora recibe diariamente desde números desconocidos.
«Mi hijo no puede salir de casa, tiene miedo y está destrozado», lamenta su padre, Juan, quien ha interpuesto denuncias por agresión y amenazas. Sin embargo, teme que las medidas legales no sean suficientes para proteger a Nico, quien dice vivir un auténtico calvario marcado por el acoso y la violencia.
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