El doble crimen del número 34 de la calle Pérez del Toro, de la capital grancanaria, se produjo a pocos metros de la vivienda donde se produjo otro de los crímenes más recordados de la última década: el de la joven estudiante palmera Saray González a manos de Alberto Montesdeoca, un vecino aficionado a los videojuegos que fue condenado a 19 años de cárcel por asesinato.
Una macabra y desgraciada coincidencia que recordaron algunos vecinos de la calle Pérez del Toro, quienes vivieron en 2015 el asesinato de Saray en el número 47 de esta vía, y en la noche del lunes la muerte violenta de Josefina y José Miguel en el 34 de la misma acera.
En el caso de la estudiante universitaria palmera de 27 años, la Audiencia Provincial de Las Palmas condenó al Alberto Montesdeoca, también de la misma edad, por un delito de asesinato. La sentencia consideró probado que el acusado había matado a Saray González debido a una disputa por el ruido que ocasionaba el joven en su vivienda cuando jugaba a los videojuegos en su casa y que incordiaba a la estudiante.
Los hechos se remontan a 2015, cuando la víctima recriminó a su asesino y vecino el gran estruendo que estaba ocasionando con el volumen de la televisión y las voces que estaba profiriendo mientras se divertía con los videojuegos.
Ante la reprimenda, Alberto Montesdeoca fue al cuarto de herramientas de la casa que compartía con sus padres, quienes no se encontraban en ese momento en la vivienda, y se armó con unas tijeras-cizalla de las utilizadas para cortar metal.
A renglón seguido, subió hasta el piso de Saray y le tocó a la puerta. Al abrirle y sin mediar ningún tipo de palabra le propinó tres golpes en la cara y la víctima cayó inconsciente.
Más de 20 ataques
Tras más de 20 golpes en la cabeza, el condenado bajó a su casa y dejó a Saray González moribunda sin ningún tipo de asistencia médica.
Finalmente y después de que el acusado no llamara a los servicios de emergencia ni alertara de lo sucedido, fue encontrada por sus compañeros de piso, pero ya era tarde. La joven estudiante palmera falleció en el portal sin que nadie pudiera hacer nada por salvar su vida.
El asesino confeso de Saray se declaró culpable del asesinato y la defensa argumentó que fue su adicción a los videojuegos lo que motivó el crimen al no estar supuestamente con sus facultades conservadas.
En la sentencia, el magistrado ponente reconoció que los videojuegos a los que jugaba el acusado se caracterizaban por ser especialmente violentos, pues consistían en matar a sus contrincantes utilizando todo tipo de armas, tanto blancas como de fuego, y que el joven condenado tenía una gran adicción a los mismos, quería llegar a ser jugador profesional de dichos videojuegos y se acostaba a altas horas de la madrugada para poder practicarlos.
Pero en cualquier caso, el magistrado Miguel Ángel Parramón no consideró acreditado que «el acusado, a consecuencia de su adicción a estos videojuegos asociada a una personalidad esquizoide, presentara en el momento de los hechos las capacidades intelectivas y volitivas anuladas, muy disminuidas o levemente alteradas», más bien todo lo contrario.
El asesino no había sufrido episodios violentos ni había estado sometido a tratamiento psiquiátrico por trastorno mental alguno, determinó la autoridad judicial.
Además de los 19 años de prisión, el asesino fue sido condenado a indemnizar a la familia de la víctima con 150.000 a cada uno de sus padres y con otros 100.000 euros a su hermana.
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