La mujer que mató a su hijastro acepta su culpa y pide perdón a los padres

«Asumo mi culpa, ha sido solo mía. No tengo ningún derecho de pedir nada ni lo quiero tampoco. Muchas veces siento que, si pudiera hacer algo, cambiaría mi muerte porque estuviera el niño vivo. No sufro porque estoy en la cárcel sin libertad, sino por el daño que he hecho», dijo ayer entre sollozos Na Li, la mujer china acusada de asesinar a su hijastro a palos, en su turno de última palabra en el juicio donde se enfrenta a una petición del Ministerio Fiscal de 27 años de cárcel.

La encausada rompió a llorar ayer en la vista oral en varias ocasiones y fue en su último alegato cuando se derrumbó aceptando «la pena que me impongan, así sea la pena de muerte», exclamó esta mujer de 38 años. «A pesar de todo, la gente ha sido muy amable conmigo en todos estos momentos y me siento aún más culpable. He sido mala y egoísta con el niño y pido perdón a los padres. Se que ellos no me van a perdonar nunca, pero quiero pedirles disculpas con toda mi alma», dijo en la sala justo antes de pedir permiso al magistrado presidente, Miguel Ángel Parramón, para poder disculparse en chino con la madre biológica del menor que se encontraba presente en la sala y que, al inicio de la sesión, tampoco pudo contener las lágrimas.

Fue una jornada intensa en la que las partes leyeron sus informes definitivos antes de concretar el objeto del veredicto que ya está deliberando el jurado popular.

En su intervención, el fiscal Miguel Pallarés utilizó una pizarra para explicar al jurado las diferencias entre homicidio y asesinato y la agravantes que, según él, concurren contra la acusada: «El niño le tenía pánico a esta mujer y el día de los hechos se quedó paralizado. Le generó dolores y padecimientos innecesarios que le causaron la muerte. La maldad existe y las personas que actúan con maldad, también y la acusada nunca mostró empatía ni el más mínimo sentimiento de lástima con el menor». También consideró probado que «el ataque de ira que dice su defensa que sufrió es controlable. Actuó con maldad y sabiendo lo que hacía», manifestó.

Por su parte, la acusación particular apuntó también hacia el padre de la víctima, para quien pidió «que sea condenado porque ha quedado clarísimo que sabía de las palizas que su mujer le daba al niño».

Por su parte, la defensa de Na Li insistió en que actuó bajo arrebato y que colaboró con la justicia.

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Primero lo adelantó su abogado Atreyu Santana y, posteriormente en su turno de última palabra, fue el propio Rongchao Huang –el padre de la víctima–, el que aceptó la acusación de un delito de maltrato por comisión por omisión, por el que las acusaciones le piden la pena de dos años de prisión. Este cargo se le imputó al estimar, tanto la Fiscalía como la acusación particular, que el padre no hizo nada para evitar la muerte de su hijo a manos de su pareja sentimental. En su último alegato y haciendo uso de una intérprete, Rongchao Huang dijo que al principio de estar conviviendo todos en la casa del barrio de Triana, llegó a «sospechar» que su pareja pegaba al niño, aunque no pensó que los hechos fueran «tan graves como para no poder resolverlos en casa», declaró ante el tribunal del jurado. El acusado admitió su culpa «por no haber hecho nada para evitar la muerte» de su hijo: «Yo solo quería ganar dinero para mantener a mi familia y por eso estaba todo el día trabajando. Solo pensaba en eso, tener medios para cuidar a mi familia», dijo el encausado.