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Imagen de la presentacón del informe de Cáritas Diocesana en Tenerife sobre el sinhogarismo el pasado 26 de diciembre. EFE/MIGUEL BARRETO
El sinhogarismo se feminiza: «Nunca pensé verme así, pero prefiero esto a las palizas»

El sinhogarismo se feminiza: «Nunca pensé verme así, pero prefiero esto a las palizas»

Una usuaria de la Casa Mafasca, de Cáritas, narra su experiencia. La ONG alerta de que en 2023 atendió a un 6% más de mujeres sin hogar que en el año anterior

Luisa del Rosario

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 7 de enero 2024, 01:00

María (nombre ficticio) de 62 años es una de las usuarias de la Casa Mafasca de Cáritas Diocesana de Canarias, un recurso para personas sin hogar. «Nunca pensé verme así, pero prefiero esto a las palizas que me daba mi marido», afirma.

Nacida en una familia de clase media de la capital grancanaria, María se unió a un joven médico desde los 18 años, relación que acabó convirtiendo su existencia en «un infierno». El matrimonio duró casi tres décadas, y con él tuvo cuatro hijos. «Yo contaba los días que no me pegaba», asegura.

EN CONTEXTO

EN CONTEXTO
  • 18% Es el número de mujeres en situación de sinhogarismo que atiende Cáritas en Gran Canaria, seis puntos más que en 2022.

  • Alimentación El 100% de las personas atendidas en el área de Vivienda de Cáritas recibe ayuda alimentaria.

  • 21% Es el porcentaje de personas que llevan más de diez años viviendo en la calle, según la ONG en Tenerife.

  • Mujeres Cáritas advierte de que los recursos no están pensados para ellas.

Si echa la vista atrás, dice María, «lo único que recuerdo de él son las palizas». Ella era «la chacha», dice, «él manejaba el dinero», añade. Y en realidad, reconoce, «vista desde fuera mi vida era de lujo». Viajes a Roma, Praga, la Península, cenas en restaurantes caros... «pero no era color de rosa», añade.

Tras las palizas, «las pastillas para que me calmara». María dice que aguantó por los hijos. Pero un día se «hartó», ya no lo soportaba más y se separó.

Desde entonces ha estado dando tumbos. Con ayuda de algunos familiares fue saliendo adelante. Trabajos precarios por los que no cotizó y la «pensión» que recibía de manutención. «Nunca me la dio entera, me fue quitando quitando...»

Con los hijos ya mayores y sin ingresos María se vio en la calle. Incluso vivió un año de «ocupa», relata. «Lo único que me daba vergüenza era entrar y salir de la casa, pero dentro estaba muy bien, yo la tenía muy limpia», cuenta.

Al límite ya de la subsistencia y sin apoyos familiares un asistente social la ayudó ara obtener el ingreso mínimo vital: 565 euros. Con eso María no puede pagar un alquiler y comer. Por eso acudió a Cáritas. «He pasado muy mala vida», asegura con los ojos llenos de lágrimas. «Pero ahora estoy bien».

En Casa Mafasca comparte habitación con otras tres mujeres. Sale por la mañana y vuelve por la tarde. El día lo pasa en Escaleritas, merodeando la sede de la ONG, a donde acude a comer. Allí también la ayudan con un «plan de ahorro» con el que algún día espera independizarse y alquilar una habitación.

«Verme en el centro nunca lo pensé», repite, «aunque el trato que me dan es muy bueno», añade.

María dice que sufrió una depresión y que de vez en cuando le vienen «cosas a la cabeza» y se entristezca. Especialmente cuando piensa en sus hijos, con los que le gustaría tener más contacto. «Ahora no responden, pero a ellos no le echo en cara nada», afirma.

Un 18% de mujeres sin hogar

Cáritas Diocesana de Canarias atendió el pasado año a casi 1.200 persona y ofreció más de 300.000 servicios en sus comedores en la capital grancanaria y Maspalomas. Además, alerta la ONG, constata «una creciente feminización de la pobreza» y en especial advierte de que el número de mujeres en situación de sin hogar está aumentando. Aunque la mayor parte de las personas en sinhogarismo son hombres, un 82%, frente al 18% de mujeres, el pasado año el porcentaje de mujeres sin hogar aumentó en seis puntos con respecto a año anterior. «De ahí que se ponga el foco en ellas», dice la ONG, «pues los recursos no están diseñados para este colectivo y se encuentran con mayores dificultades de inserción». De esa doble o triple vulnerabilidad de las mujeres también advierte Cáritas Diocesana de Tenerife que cifra en algo más del 21% los casos de mujeres en exclusión residencial extrema en esa provincia.

«Que venga lo que tenga que venir. Yo ya estoy preparada», dice María.

A pesar de que las tasas de pobreza en 2022 entre hombres y mujeres disminuyen, la mejora entre los primeros es mayor que entre las segundas. Así, la tasa masculina (34%), se reduce en un 6,8% (-2,5 puntos porcentuales), marcando una distancia de 4,3 puntos con la tasa femenina (38,3%), cuya reducción es menor (0,9 puntos, esto es un 2,3%). Son los datos del último informe 'El Estado de la Pobreza en España. Seguimiento de los indicadores de la Agenda UE 2030. 2015-2022' que realiza la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión en el Estado Español (EAPN-ES). En cifras globales, según este informe, en Canarias hay 641.000 personas pobres, 304.000 hombres y 337.000 mujeres.

Por otro lado, según el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, dos de cada tres titulares del ingreso mínimo vital en España de la prestación son mujeres (338.982, frente a 170.592 hombres).

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