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Sábado, 9 de noviembre 2019, 02:08
— ¿Qué es el vapeo?
— Se conoce popularmente como vapeo el uso del cigarrillo electrónico u otro tipo de dispositivo que permite inhalar el vapor que se crea en su interior. Este vapor que se introduce en nuestros pulmones no es sólo agua sino que cuenta con una serie de sustancias químicas (metales pesados, formaldehidos, acetaldehídos entre otros), saborizantes y en ocasiones nicotina que se encuentran contenidas en los cartuchos con líquido con los que cuentan estos dispositivos.
— Se ha hablado de esta opción como una forma eficaz para dejar de fumar, ¿es cierto?
— En absoluto. Ha habido mucha polémica al respecto y se ha escuchado que es menos perjudicial que el tabaco, que contiene menos nicotina o ninguna en ocasiones y que por tanto pasarse a esta modalidad es menos nocivo e incluso un paso previo a dejar el cigarrillo. Y es verdad que cuenta con menores concentraciones de nicotina y otros tóxicos conocidos, pero lo cierto es que el vapeo no es en absoluto una alternativa más sana que el tabaco, es igualmente malo para los pulmones y por ende para la salud y aún no existen suficientes estudios como para saber las consecuencias que la inhalación de este vapor con sustancias tóxicas puede acarrear.
— ¿Por qué?
— La razón es que, como explicaba, estos dispositivos suelen contar también con nicotina y sustancias altamente tóxicas en la mezcla que se vaporiza e inhala al utilizarlos, lo que supone que no sean inocuos en absoluto. Estas sustancias pueden causar, igual que el tabaco, mucho daño sobre el aparato respiratorio generando inflamación o incluso potenciando la que ya previamente existía si se tiene en cuenta que mayoritariamente hablamos de personas con uso reciente de tabaco o incluso uso de ambas formas. Por tanto las patologías habituales como el cáncer de pulmón, bronquitis crónica e infecciones respiratorias y la enfermedad obstructiva crónica (EPOC) siguen estando presentes. Además no se puede descartar la posible aparición de nuevos procesos patológicos de gravedad. El ejemplo lo tenemos en Estados Unidos con los casos que se están produciendo y que incluso han provocado fallecimientos. Por ello desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), que reúne a más de 4.000 profesionales de la salud respiratoria, se lleva alertando desde 2013 de la peligrosidad de estos dispositivos. En fin, tendríamos que evitar que lo que parece una nueva forma de comercio pretenda ser utilizada como herramienta para dejar de fumar.
— ¿Y qué me dice del resto de opciones existentes?
— Aparte del vapeo existen otras alternativas que se han puesto de moda como los dispositivos de tabaco calentado sin llegar a la combustión, que también son nocivos aunque tengan menos tóxicos, como los vapeadores, que el tabaco porque eso no implica menor daño. Probablemente no deja de ser una estrategia comercial para reconducir a un segmento del mercado que busca alejarse del tabaco intentando generar una muy peligrosa falsa sensación de seguridad que aumenta el número de consumidores. De hecho, cuando aparecieron los cigarrillos con filtro que reducían las sustancias que se inhalaban los consumidores se confiaron y la tasa de cáncer de pulmón se incrementó notablemente y estos nuevos dispositivos los están utilizando personas muy jóvenes. Además, la Unión Europea acaba de prohibir a partir del año próximo la comercialización de tabaco con aromas o sabores (como el mentol) que pueden constituir un atractivo más para su consumo.
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