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Cristina Reino / Barcelona
Jueves, 30 de abril 2020, 14:44
El estudio asegura que la capacidad de expansión de la pandemia se deduce a la mitad a partir de temperaturas medias mensuales por encima de 20 grados. Eso sí, el estudio señala que es probable que el aumento de la temperatura y de la humedad ayuden a una reducción del riesgo de contagio indirecto, pero «no disminuirá significativamente el riesgo de contagio directo de persona a persona». «Las medidas de protección individual, por lo tanto, se deberán mantener», señala el trabajo científico.
«Nuestro comportamiento individual y colectivo, siguiendo las medidas básicas de higiene y protección recomendadas, es el factor más importante, ahora mismo, para reducir el riesgo de contagios. El calor y el sol ayudarán, pensamos, pero por sí solos no reducirán bastante significativamente la transmisión del Covid-19», rematan los autores del informe, elaborado a partir de la recopilación de otros estudios preliminares.
El estudio cita el trabajo de Araujo y Naimi (2020) que identifica una franja óptima entre los tres grados negativos y los 15 positivos de temperatura media mensual, en la que se da la máxima probabilidad de expansión del virus. A partir de los 15 grados, su capacidad de respuesta expansiva comienza a «disminuir claramente».
Analiza la situación de Cataluña. Tomando como referencia el periodo 1981-2010, en el mes de abril, el umbral de los 15 grados queda restringido solo al sur de Tarragona, a la comarca de las Tierras del Ebro. Pero en el mes de mayo, rápidamente cubre las franjas litoral y prelitoral, la zona central y se adentra en los valles occidentales del Prepirineo. En junio, buena parte de los valles pirenaicos alcanzan el umbral de los 15ºC, aspecto que se hace más evidente y amplio en el mes de julio. En cuanto al segundo umbral, el de los 20ºC, no se instala en Cataluña hasta el mes de junio, cubriendo las franjas litoral y prelitoral, las Tierras del Ebro y la depresión Central. No es hasta julio cuando los 20 grados de media mensual cubren todo el territorio, y sólo quedan excluidas los valles más elevadas del Pirineo y las cumbres por encima de los 1.500 metros.
Otro factor que podría ser importante, según el estudio, y que va ligado a la segunda mitad de la primavera y en verano, es el aumento del índice de radiación UV, que puede tener un efecto de reducción en la viabilidad y persistencia del virus en determinadas situaciones.
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