Diamond Foundry España prevé poder fabricar hasta 10 millones de quilates de diamantes de laboratorio. Adobe Stock

Una ruina de millones de quilates

Una alternativa ética. ·

Arranca en Trujillo (Cáceres) la producción europea de diamantes sintéticos mientras los naturales pierden brillo en el mercado global

Jose M. Marín/ Izskun Errazti

Sábado, 8 de marzo 2025, 17:15

Europa ya puede presumir de lucir sus primeros diamantes. Sintéticos, sí, pero brillan con luz propia, porque detrás de ellos se esconde una estrella de ... la talla de Leonardo DiCaprio. Son las piezas que acaban de salir de la fábrica que ha levantado en tiempo récord en la localidad cacereña de Trujillo la firma Diamond Foundry, a la que está vinculado el actor estadounidense. El proyecto que más incredulidad generó en Extremadura cuando se dio a conocer coloca ahora a la región en la puerta de entrada a lo que algunos llaman la revolución industrial del siglo XXI.

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El liderazgo extremeño en la generación de energía renovable, principalmente fotovoltaica, es uno de los motivos que ha despertado el interés de diferentes corporaciones por el territorio. Y este caso no ha sido una excepción. «Hemos elegido Trujillo por varias razones, entre ellas, por la disponibilidad de energía limpia y, por supuesto, por el suelo disponible para levantar la fábrica en los plazos previstos», explica Rafael Benjumea, presidente de Diamond Foundry España, respecto al emplazamiento de la factoría, que ya produce en fase de pruebas.

El proceso se abrió a finales del año pasado. Fue en verano cuando se hicieron las primeras pruebas con los reactores -patentes de la compañía- llegados desde Estados Unidos. Así, en diciembre arrancaron varias líneas de produción y ya el 17 de enero se mostró uno de los primeros diamantes fabricados bajo el sol extremeño. No es una metáfora: la empresa asegura que su proceso productivo se alimentará -todavía no lo hace- solo con energía renovable, lo que en la comunidad es sinónimo de energía solar fotovoltaica. Una veintena de reactores ya están en marcha, aunque la producción real arrancará en los próximos meses para cerrar en 2026 la primera fase de desarrollo.

3.000 horas de sol

El éxito de la planta extremeña, que aprovechará las 3.000 horas de sol de que disfruta al año la comunidad, parece garantizado, dada la transformación sin precedentes que atraviesa el mercado global de diamantes, con el precio de las piedras naturales en caída libre -un 26% menos en los dos últimos años- y el auge imparable de las de laboratorio. La inflación, un exceso de producción, el menor número de compromisos matrimoniales tras la pandemia y el cambio de hábitos explican el momento crítico que atraviesa el negocio.

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1.300 a 16.500 euros

cuesta un diamante natural de un quilate, según corte, color y forma.

Las sanciones a Rusia, segundo productor mundial de diamantes en bruto, han alterado las cadenas de suministro, y las restricciones impuestas por parte de la Unión Europea y de EE UU han limitado el acceso a las piedras naturales, lo que ha disparado los costes para joyeros y distribuidores. Además, mercados clave como Estados Unidos y China -el segundo del mundo- han disminuido su demanda de piezas exclusivas, mientras los consumidores más jóvenes optan por alternativas éticas y asequibles. Tanto es así que joyeros tradicionales como Signet Jewelers han lanzado ya líneas exclusivas de sintéticos, mientras De Beers, la mítica firma fundada en 1888 y a la que se debe el famoso eslogan 'Un diamante es para siempre', sufre un desplome inédito que ha acelerado su venta. Anglo American, su propietario, ya no quiere saber nada de un negocio en crisis que mueve 80.000 millones de euros al año para centrarse en la minería de cobre y mineral de hierro.

El desafío al que se enfrentan los diamantes recuerda al que vivieron las perlas en el siglo XX, cuando las cultivadas por el japonés Kokichi Mikimoto -un apellido que perdura, convertido en marca, con colecciones de alta joyería de gran prestigio- desplazaron a las naturales. A día de hoy representan el 95% del mercado.

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Imagen de las instalaciones de Trujillo. Hoy

En Trujillo, han tenido que esperar cuatro años para ver convertido en realidad un proyecto del que se empezó a hablar en 2021. Un lapso de tiempo reducido si se compara con los plazos que manejan otras iniciativas industriales, pero en el que ha habido espacio para la polémica. Las 22 torres de alta tensión necesarias para conectar la nueva planta con la subestación eléctrica desató un fuerte rechazo vecinal, que cristalizó en la constitución de 'Salvemos el Berrocal'. Esta plataforma ciudadana, que toma su nombre del paraje natural aledaño a la población en el que se han levantado las torretas, organizó varias protestas. Además, un juzgado admitió a trámite una denuncia contra el tendido eléctrico interpuesta por Fondenex, una asociación que pretende defender el patrimonio natural y cultural extremeño. Pese a todo, las obras no se paralizaron.

Joyería y microchips

Uno de los atractivos más destacados de Trujillo, desde el punto de vista turístico, es su muralla medieval. Una edificación que forma parte de un rico conjunto monumental que otorga a la población un 'skyline' admirado y reconocible en el que ahora las torres de alta tensión tienen un enorme impacto visual. Pero las infraestructuras metálicas que soportan los cables de alta tensión resultan imprescindibles para el funcionamiento de la fábrica, que debe estar siempre conectada a la red pese a que en un futuro pretende alimentarse de una planta fotovoltaica propia. «Se necesita disponibilidad eléctrica las 24 horas durante los siete días de la semana; solo con que se interrumpa unos pocos segundos se puede estropear la producción de un mes», advierte el presidente de Diamond Foundry España, que prevé poder fabricar hasta 10 millones de quilates de diamantes de laboratorio en las instalaciones.

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80 por ciento

más baratos resultan los diamantes de laboratorio, que químicamente son idénticos.

Los colectivos vecinales criticaron que la altura de las torretas no estaba especificada en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del proyecto. El documento sí recoge, en cambio, otro de los aspectos polémicos que rodean la producción de diamantes en Trujillo: el elevado consumo de agua. Un volumen, según la DIA, de 736.162 metros cúbicos al año una vez completadas las tres fases de producción previstas, similar al que ahora consume toda la localidad y que ha sacado a relucir los problemas de abastecimiento que desde hace años arrastra la comarca.

Conscientes de esta situación, la empresa plantea una iniciativa novedosa que consiste en utilizar agua reusada sin consumir de la red de abastecimiento de la población. «Estamos trabajando con la Confederación Hidrográfica del Tajo, con el Ayuntamiento y con la comarca para usar el agua de las depuradoras», confirma Antonio Córdova, director general de Diamond Foundry. Su previsión es que el proyecto esté en marcha en un año.

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Pese a la críticas, la localidad extrameña celebra la llegada de la factoría de diamantes sintéticos, que ve como una oportunidad de empleo para una comarca que pierde población año tras año y un posible motor de desarrollo industrial para la zona. La fábrica da trabajo a 42 personas, «la mayoría extremeños», precisa Benjumea. Las previsiones apuntan a que la plantilla se duplicará cuando esté completa la primera fase. La firma cifra en otros 300 los empleos indirectos y destaca el impacto que la construcción de la planta de 6.000 metros cuadrados ha tenido en el territorio, con una inversión de 275 millones de euros.

Cómo fabricar diamantes

El proceso de fabricación de los diamantes sintéticos exige elevados consumos de electricidad, por las altas temperaturas que alcanza, y de agua, para refrigerar la maquinaria. Es en el interior de los reactores, patentados por Diamond Foundry, donde se produce la magia: se introduce un pequeño diamante que crece y gana en valor mediante un tratamiento térmico en el que se utilizan diferentes gases. «Al final del ciclo el diamante gana en dimensiones y en valor», expone Nicolás Orellana, responsable de operaciones de la factoría. Ese proceso conlleva que las instalaciones más importantes de la industria sean «las de gases, de agua de refrigeración y de proceso, de aire compromido y las eléctricas», detalló David Corbacho. Un sistema complejo que requiere de profesionales con una alta cualificación para su operativa y que supone que los principales consumos, en lo que a gases se refiere, sean los de metano e hidrógeno.

Diamond Foundry es propietaria de la firma de joyería sostenible VRAI, con tienda en la calle Serrano de Madrid. A este sector irán destinados los primeros diamantes que salgan de Trujillo, que después alimentarán la industria de los semiconductores, clave para el desarrollo de la Inteligencia Artificial, las comunicaciones 5G y 6G y la industria del coche eléctrico. «A medida que avancen los proyectos de microchips se irá derivando producción», expone Antonio Córdova, director general de la multinacional en España, Con la fábrica a pleno rendimiento, aventura «posiblemente seamos los mayores fabricantes del mundo».

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Una esdena de 'Diamante de sangre'. E. C.

Las 'piedras' de DiCaprio

Cuando en 2006 Edward Zwick dirigió la película 'Diamante de sangre' y eligió a Leonardo DiCaprio para dar vida al contrabandista Danny Archer, no sabía el efecto que aquel papel iba a tener en el actor, muy sensibilizado desde entonces con las cuestiones éticas de la minería tradicional en África, como su impacto en el medio ambiente y las minas ilegales con mano de obra esclava. Esa es una de las razones que explica su implicación en la empresa de Silicon Valley que acaba de abrir sucursal en Extremadura.

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