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Diana Martínez
Sábado, 21 de diciembre 2024, 09:45
Es de bien nacido ser agradecido. Un lema que ha acompañado a Ezequiel Blázquez, de 84 años, a lo largo de su vida y ... que este diciembre ha extendido al personal sanitario del hospital de San Eloy, de Barakaldo. Y es que tras salir exitosamente de una intervención quirúrgica arriesgada el pasado mes de junio, el hombre ha querido agradecer el trabajo de los profesionales y el trato recibido por el personal de distintas áreas del centro de Osakidetza con una carta mostrando su gratitud, acompañada de 80 décimos de la Lotería de Navidad. «Se lo merecen», afirma a este diario.
Blázquez, que se declara un gran devoto de San Antonio Abad y Santa Teresa de Jesús, relata que hubo complicaciones tras la intervención quirúrgica. Estuvo «a punto de perder la vida» y tuvo que entrar de nuevo en quirófano. «Mis constantes vitales empezaban a fallar y vi al personal corriendo de un lado para otro por mí. Vi con mis propios ojos la lucha de todos los profesionales por salvarme la vida», expresa. Por fortuna, y a pesar de los riesgos que existían, la segunda intervención fue todo un éxito.
A día de hoy, el octogenario ha dejado atrás la patología oncológica que sufría y se encuentra perfectamente. Por ello, ha querido dar una muestra de su gratitud «tomando ejemplo de mis protectores espirituales», señala en relación a San Antonio Abad, que -añade- «cuando se quedó huérfano repartió entre los pobres la riqueza que le legaron sus padres, 80 hectáreas de tierra». Una historia que se ha traducido en el regalo de 80 décimos de Lotería de Navidad que, firmado ante notario, ha entregado a la cirujana de San Eloy que le intervino, Mariví Fernández, para «repartir entre las personas que hacen posible que haga tan bien mi trabajo», explica la profesional. Todo acompañado de una carta, publicada en EL CORREO el pasado mes de julio, en la que agradecía el trato recibido.
El regalo ha sido toda una sorpresa bien recibida entre el personal del hospital. Los décimos, todos con el número 26160 -el que siempre juega Blázquez- y que han costado 1.600 euros, se han repartido entre los trabajadores que tuvieron algo que ver con el paciente: enfermeros, auxiliares, celadores, anestesistas, empleados de la limpieza, telefonistas... «Es un detallazo, ha sido muy emotivo», recalca Fernández. El personal tiene claro que si toca, además de «tapar agujeros, a Ezequiel le pondremos una estatua ecuestre», añade en tono jocoso.
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