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Prevenir el deterioro cognitivo y la demencia:los 10 consejos esencialesDr. René Lamar
Las Palmas de Gran Canaria
Domingo, 9 de febrero 2025, 07:19
La ciencia intenta detener con la aplicación de medidas preventivas que inciden en la actividad cerebral la aparición de la demencia, básicamente de la enfermedad de Alzheimer por ser la más frecuente y en la que el principal factor de riesgo no modificable para padecerla es la edad.
Debido al elevado número de personas afectadas, la enfermedad de Alzheimer se ha definido por algunos investigadores como la epidemia del siglo XXI.
Constituye todo un reto para la ciencia, los profesionales sanitarios y para toda la sociedad por lo que en base a un tema de enorme importancia y actualidad como es la prevención del deterioro cognitivo como preludio de la demencia estructuramos el artículo de hoy.
En las últimas décadas se ha producido un importante envejecimiento de la población y las perspectivas actuales estiman que el número de adultos mayores de 65 años seguirá incrementándose en los próximos años.
Las enfermedades neurodegenerativas incluyen un grupo de trastornos que producen un deterioro gradual y progresivo de una o varias partes del sistema nervioso.
Tienden a afectar, cada una de ellas, a partes especificas con mayor intensidad, especialmente en las fases iniciales, además se inician de manera insidiosa, de modo que al principio los síntomas pueden ser mínimos e incluso inexistentes.
La edad, a su vez, es el principal factor de riesgo para el desarrollo de demencia, por lo que se calcula que en los próximos años su prevalencia en la población general aumentará de manera importante.
En los últimos años se ha intentado llegar a un diagnóstico cada vez más precoz y se ha profundizado en la distinción entre las diferentes enfermedades neurodegenerativas con el fin de poder intervenir lo antes posible desde el punto de vista terapéutico y social.
Es por lo que surgen los conceptos de deterioro cognitivo leve o de 'fase prodrómica' con el objetivo de identificar pacientes en riesgo o en fases muy iniciales de la enfermedad de Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas.
Estas entidades se incluyen como un continuo entre el envejecimiento normal y la fase de demencia establecida, en la que existe un deterioro evidente de la función del individuo.
En los últimos años se han descrito una serie de proteínas, normales en el sistema nervioso, pero en el caso de patología se presentan agregadas de forma anómala.
La neurodegeneración, por lo tanto, está asociada con frecuencia al acúmulo de agregados proteicos insolubles, en general, el acúmulo de dichas proteínas se ha relacionado con la causa de la enfermedad.
A día de hoy el diagnóstico de las enfermedades neurodegenerativas es eminentemente clínico, es importante tener en cuenta que las enfermedades en el sistema nervioso central pueden dar tres tipos de manifestaciones clínicas:
Neurológicas: como temblor, pérdida de fuerza parkinsonismo, trastornos de la marcha o del lenguaje entre otras
Cognitivas: Pérdida de memoria, desorientación, dificultad para encontrar las palabras adecuadas
Conductuales: La presencia de desinhibición, obsesiones, apatía, depresión o ansiedad
El diagnóstico correcto es fundamental y solo será posible tras la integración de las diversas manifestaciones.
En la actualidad, los tratamientos utilizados en las demencias son de carácter sintomático, es decir, consiguen una mejoría clínica pero no intervienen en el curso de la enfermedad.
Sin embargo, conforme avanza el conocimiento acerca de la fisiopatología de las enfermedades neurodegenerativas se están desarrollando nuevas dianas terapéuticas y nuevos fármacos.
Estos tratamientos pretenden modificar el curso de la enfermedad y se postula que tendrían su principal beneficio en las fases iniciales, previamente al desarrollo de muerte neuronal.
Se ha demostrado como el entorno o ambiente puede modular un factor tan complejo del cerebro humano como la inteligencia, este hecho, junto con otros similares, ha despertado el interés de la comunidad científica en analizar si factores externos pueden modificar el cerebro sano, pero también el enfermo, sobre todo en el caso de enfermedades relacionadas con un deterioro cognitivo.
Diversos estudios longitudinales sobre el deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer han llegado a una misma conclusión:
-Los hábitos de vida saludables tienen un efecto beneficioso en la prevención en población en riesgo, pero no lo tienen cuando la enfermedad ya ha sido diagnosticada, ya que cuando esto ocurre el deterioro cerebral es muy avanzado.
La realización de ejercicio físico es uno de los factores más estudiados y está relacionado con la prevención del daño vascular asociado a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias, adecuado a la capacidad y limitaciones de cada persona. Se estima que ejercicio moderado durante 30 minutos de tres a cinco veces a la semana puede ser suficiente. Un ejemplo práctico es caminar unos 10 kilómetros a la semana.
La dieta juega un papel fundamental en la prevención. La dieta mediterránea es la mejor opción según demuestran diferentes estudios. Dieta rica en verduras y fruta fresca, aceite de oliva, cereales y pescado, baja de sal. Evitar el exceso en la ingestión de bebidas alcohólicas, sustancias potencialmente toxicas y abandono del tabaco.
Sueño de calidad. Con el paso de los años este es cada vez menos profundo y duradero, pero si se mantienen rutinas de sueño saludable, se evita el abuso de cafeína y alcohol además de utilizar medidas no farmacológicas y naturales recomendadas por su especialista cuando sen necesarias antes de que se cronifique el insomnio es primordial. Dormir bien favorece al adecuado funcionamiento del cerebro y la memoria.
Utilizar programas específicos de enriquecimiento cognitivo acorde a la edad de la persona, nivel educacional y estatus sensorial cobra cada día más importancia, existen centros especializados con profesionales preparados que pueden resultar de gran utilidad, cuando antes se acuda mejor.
Estimulación cognitiva básica como mantener a adquirir hábito de lectura o utilizar audiolibros, someter el cerebro a nuevos aprendizajes como aprender un idioma o a tocar un instrumento musical y asumir nuevos retos tiene un efecto positivo sobre la prevención del deterioro.
Mantener una vida social activa se correlaciona con la prevención, evitar el aislamiento y la soledad que son enemigos del envejecimiento exitoso y saludable. Se han publicado estudios que las personas que viven en pareja tienen una menos probabilidad de padecer demencia. Hay que ver la socialización con un sentido bidireccional y humanista, la misma necesidad de socializar la tienen las otras personas con las que nos reunimos y salimos.
Evitar el apagón emocional que al envejecer se va produciendo por diferentes factores como la jubilación, deterioro del poder adquisitivo, el fallecimiento de familiares y amigos de toda la vida y el menor contacto con familiares allegados por diferentes motivos que puede generar sensación de abandono.
La valoración periódica del estado de ánimo, cognitivo y de la personalidad es muy importante en pacientes que comienzan con quejas subjetivas de memoria sin repercusión funcional ya que estas se correlacionan más frecuentemente con el estado afectivo.
La congruencia o no entre la información aportada por el paciente y el familiar o cuidador es relevante clínicamente, en los pacientes deprimidos se tiende a magnificar los déficits de memoria y en los que padecen deterioro cognitivo a minimizarlo o incluso negar el deterioro evidente llegando a afirmar en la consulta que no saben por qué los han llevado allí porque se encuentran bien.
Medicamentos. Llevar un estricto control de la medicación que se ingiere es primordial, con frecuencia se ingieren psicofármacos o hipnóticos que deterioran la memoria y se solicitan otros para mejorarla. La revisión periódica por el médico responsable de todos los medicamentos que se ingieren, como y desde cuando debe ser protocolizado y estar implicados familiares y cuidadores.
René Lamar es especialista en Geriatría y Gerontología, asesor médico de CANARIAS7. Medalla de Oro de Canarias. Diagnóstico Integral Médico, c/ Diderot, 19 bajo. Tfno: 928 220 474.
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