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Las sobrecogedoras historias de ocho mujeres que plantaron cara a otras tantas montañas por distintas razones centran el relato del libro 'Mujeres que mueven montañas', que este jueves presentará su autora, Begoña Santos, en Tenerife, en la librería Lemus.
Anne Lister, Stéphanie Besson, Flor Cuenca, Bethan Davies, Ekeney Njau, Rosario Clemente, Aqila Hashimi y María José Blanco son las protagonistas de este libro donde Santos relata el nexo de estas mujeres con una montaña física o un gran reto.
«En el caso de María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional en Canarias, no solo se enfrentaba al volcán de Cumbre Vieja sino a una emergencia, una montaña que es la metáfora del gran reto que tiene que afrontar», explica la autora sobre la portavoz del comité científico del Pevolca que, durante la crisis volcánica, dio cuenta a la ciudadanía casi a diario de la evolución de la erupción.
En el caso de Blanco, junto a sus colegas, tuvo que afrontar la situación desde el conocimiento acopiado a lo largo de su trayectoria.
En el libro, finalista del Premio Desnivel de Literatura de montaña 2023, Santos ha procurado ponerse en la piel de estas mujeres. «Intento contar cómo se sintieron más allá de describir la situación», comenta la autora durante una conversación telefónica.
Con este propósito, Santos se calzó las botas de Aqila Hashimi, una alpinista afgana que tuvo que huir de su país con la llegada al poder de los talibanes.
También se puso en el lugar de Anne Lister, una alpinista que desafió a la sociedad del siglo XIX viviendo de forma abierta su lesbianismo. «Es muy interesante. Escribió durante toda su vida una serie de diarios», relata Santos sobre la primera persona que logró ascender al Vignemale.
En el caso de Rosario Clemente, explica la escritora, las montañas a las que se enfrentó fueron los Pirineos, que atravesó con su madre y más personas durante la guerra civil española, casi con lo puesto, para huir del pueblo oscense de Bielsa, sitiado por tropas franquistas.
El éxodo también protagoniza la historia de Stéphanie Besson. «Es una guía de montaña que se dedicó a rescatar a las personas migrantes que cruzaban la frontera franco-italiana a través de los Alpes», señala la escritora.
Santos también empatizó con la tristeza de la científica Bethan Davies, testigo del retroceso imparable de los glaciares.
La preocupación por la degradación del ambiental impregna el relato de la alpinista peruana Flor Cuenca, la primera mujer que subió al K2 y que comprobó cómo los montañeros dejan un rastro de basura. «Para ella las montañas no son solo objetos de rocas y hielo sino que son espíritus», apunta.
Más alegre es la historia de la montañera tanzana Ekeney Njau, que se libró de un matrimonio forzado al convertirse en porteadora en el Kilimanjaro, en contra de los deseos de su familia.
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