Secciones
Servicios
Destacamos
Enric Bonet
Martes, 11 de febrero 2025, 16:06
«Esta carrera todavía no se ha terminado». Con estas palabras, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó ayer su deseo de que el Viejo Continente no quede rezagado en la competición mundial por la inteligencia artificial. «Deseamos que Europa sea ... uno de los continentes líderes» en este sector innovador y que «adoptemos un modo de vida en que la IA tenga una mayor relevancia», añadió en el acto de clausura de la cumbre de París.
Tras los celebrados en Reino Unido y Corea del Sur, el tercer evento internacional sobre inteligencia artificial ha estado marcado por una visión entusiasta sobre esta tecnología, así como por el pulso entre Estados Unidos y China, simbolizado por el duelo entre ChatGPT y DeepSeek. Ante esta rivalidad creciente entre las dos mayores potencias comerciales del mundo, la UE desea impulsar «una tercera vía (…). Queremos para la IA un acceso equitativo para todos los continentes», defendió el presidente francés, Emmanuel Macron, quien se ha asociado con India en la organización de la cumbre.
Para evitar que los Estados europeos queden como meros segundones ante esta transformación, Von der Leyen anunció una inversión de 200.000 millones de euros en los próximos años, básicamente procedentes de capital privado. A los 150.000 millones prometidos por una alianza de 60 empresas, Bruselas se ha comprometido a sumarle 50.000 más. De esos fondos, unos 20.000 millones se destinarán a la construcción de gigafactorías. La UE abre así una nueva guerra con Estados Unidos, sobre todo, pero también con China por el dominio de la nueva tecnología.
«A menudo oigo que Europa está retrasada en esta carrera, no estoy de acuerdo con ello. Esta carrera aún no ha terminado», subrayó Von der Leyen. Su anuncio de una inversión multimillonaria se suma al efectuado el domingo por parte de Macron de que Francia aspira a recaudar 109.000 millones. Con este baile de cifras astronómicas, tanto el presidente francés como la de la Comisión intentan compensar el efecto provocado por el plan Stargate de Donald Trump, con el que desea invertir 500.000 millones en cuatro años. Ambos dirigentes europeos han expresado esta ambición respecto a la IA en un momento en que Bruselas prepara una posible respuesta a los aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio anunciados por Trump.
El vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, que ha representado a su país en la cumbre celebrada en París, no disimuló la ambición de Washington de liderar el desarrollo de la inteligencia artificialIA. «Quiero asegurarme de que la tecnología estadounidense sigue siendo la mejor», advirtió el 'número dos' de Trump ante el público, compuesto sobre todo por mandatarios y empresarios. «Tenemos que lograr que los políticos favorezcan su desarrollo», insistió Vance, que desde el arranque del Ejecutivo norteamericano ha estado eclipsado mediáticamente por Elon Musk.
La sombra del hombre más rico del planeta, y miembro informal de la administración trumpista, estuvo presente a lo largo de la cumbre en la capital francesa. Aunque no asistió al evento, todo giró ayer en torno a la oferta lanzada por un conglomerado empresarial liderado por Musk para comprar OpenAI, la compañía creadora de ChatGPT. «No me parece especialmente una buena idea», reconoció una empresaria presente en el congreso parisino sobre la posibilidad de que el propietario de Tesla y X se haga con el control de ese grupo, en declaraciones a la Agencia France-Presse.
Durante la declaración final, el vicepresidente Vance buscó su dosis de protagonismo con un discurso ofensivo. En concreto, criticó las normas de la Unión Europea. El bloque continental se convirtió el año pasado en una de las primeras instituciones mundiales en intentar regular esta tecnología, que genera múltiples inquietudes tanto en materia laboral como ecológica e informativa. «Algunos gobiernos quizás tendrán la tentación de apretar las tuercas sobre las empresas estadounidenses. Eso no solo sería malo para Estados Unidos, sino también para sus respectivos países», advirtió.
Además, Vance criticó las alianzas con «los regímenes autoritarios», en una referencia dirigida hacia China. «Asociarse con (esos países) comporta que una nación sea esclava de su dueño autoritario que intenta infiltrarse y acaparar su infraestructura de información», aseguró el 'número dos' de Trump en su primer viaje internacional tras la investidura del presidente. Apenas terminó su discurso, uno de los primeros en la ceremonia final, se fue del Grand Palais sin escuchar las intervenciones del resto.
En el encuentro sobre la IA, de hecho, se notó la lógica unilateral de la Administración Trump. Washington no firmó el comunicado final, y eso que su contenido no resultó especialmente ambicioso. En ese texto, apoyado por 61 de los países participantes, incluidos China e India, se reivindica una aplicación «ética» y «segura» de la IA. También se defiende «la diversidad de los sistemas» y las aplicaciones con un código informático abierto. Además, los Estados firmantes piden «una reflexión mundial sobre su impacto respecto a la seguridad y el desarrollo sostenible» y que «se evite una concentración» empresarial. El Reino Unido tampoco lo apoyó «porque solo respalda aquellas iniciativas favorables a sus intereses nacionales», indicaron fuentes gubernamentales.
Tras las dos primeras cumbres sobre la IA marcadas por la necesidad de regularla, en el encuentro en París abundaron los discursos partidarios de priorizar su desarrollo. «No he venido aquí para hablar sobre la seguridad ante la IA, sino sobre sus oportunidades», dijo el representante estadounidense. Tanto Macron como Von der Leyen defendieron, asimismo, la necesidad de que Europa «reduzca sus normas» para atraer más inversiones. El presidente francés ya había puesto el lunes el ejemplo de Notre Dame, cuya rápida restauración se benefició de una serie de exoneraciones, para describir su voluntad de simplificar los procedimientos y así promover la construcción de centros de datos.
Con uno de sus primeros decretos en enero, Trump directamente suprimió la regulación de la IA adoptada por su predecesor, Joe Biden. «Frente al modelo norteamericano y el chino, hay una tercera vía, la europea. Esta consiste en combinar» la innovación con «los derechos humanos», explicó el ministro español de Transformación Digital, Óscar López, en declaraciones a los medios presentes en la cumbre. «Si dejamos al algoritmo trabajar solo, solo verá clientes y accionistas y no verá ciudadanos. Solo trabajará para conseguir más clics. Necesitamos una tecnología humanista», añadió sobre una innovación que genera entusiasmo, miedos y, sobre todo, tensión geopolítica. No solo se trata de un asunto económico, sino también de soberanía.
¿Ya estás registrado/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.