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P. A.
Oviedo
Miércoles, 12 de marzo 2025, 17:46
'Tina' «llevaba años muerta». La mujer de 73 años cuyo cadáver fue hallado este lunes, rodeado de ingente basura y de once perros y tres gatos en unas condiciones pésimas, en el piso que compartía con su hijo José desde hace tres décadas, murió hace ya mucho tiempo. El «nauseabundo olor» que, sobre todo «en los últimos tiempos» despedía el inmueble, en un segundo piso de la calle Luis Rodríguez Pire, en el barrio de La Carisa, alertó a los vecinos que llamaron a la Policía.
Los agentes descubrieron un dantesco escenario tras acceder a la vivienda. José –que el viernes anterior les había reclamado una orden judicial para entrar en la vivienda– abrió la puerta a un domicilio en penumbra, con un olor insoportable y en el que la basura llegaba a la altura del asiento del sofá, según testigos. Allí yacía Tina. Los agentes, de inmediato, detuvieron a su hijo, un hombre de unos 50 años, desaliñado y con pelo largo y moreno y una frondosa barba. Permanece en calabozos investigado, inicialmente, por un presunto delito de homicidio. Hoy está previsto que pase a disposición judicial.
'Tina', que «no salía de casa desde antes de la pandemia», según los vecinos del inmueble, falleció «hace muchos años». A priori, su cuerpo, que no había sido troceado como se llegó a especular, estaba momificado y no presentaba, a priori, signos de violencia.
Sus vecinos, según relataron a El Comercio, estaban intranquilos porque desde antes de la irrupción del covid no salía de casa, aunque alguno, según aseguró, la escuchaba hablar con su hijo José.
Ambos se trasladaron, desde Vallobín, hasta La Carisa hace treinta años. Siempre juntos. «Estaban muy unidos, iban al cine, a Oviedo de tiendas...», según Carmen Muñoz, residente en el inmueble.
José, que de niño era amante del judo, dejó pronto los estudios. No trabajaba. Desde que su madre, una mujer «muy agradable y muy simpática y que echaba las cartas», el Tarot, se había encerrado, presuntamente, en casa; siempre estaba solo. Se le veía, a las nueve de la mañana, ir a la compra y regresar cargado, con su mochila al hombro. Siempre esquivo y huraño con la vecindad, cuando era preguntado por 'Tina'. aseguraba que estaba bien en casa; aunque también explicaba, cuando le pedían cuentas sobre los perros, que los sacaba noche cuando todos dormían, «y era mentira», insistió Muñoz. Los animales no salían nunca, no veían la luz natural.
Hace treinta años que 'Tina' y José, su hijo menor, eligieron una vivienda de Vipasa para crear su nueva vida. Estaban de alquiler. En los últimos años, la acumulación de basura y de animales hizo que los vecinos se quejaran una y otra vez por los malos olores.
Nerea y Rubín, que residen en el primer piso del bloque, sufrieron en primera persona esta situación: «Cada vez que abríamos la ventana de la cocina que da para su casa, era un olor...; no podíamos abrirla. Sabíamos que algo de esto iba a pasar».
A otra residente en el inmueble, que llegó al barrio a la vez que 'Tina', le parece imposible que José le hiciera algo a su madre. «A lo mejor, ella se murió, él se asustó y la fue dejando ahí». Quizá. Los investigadores analizan todas las hipótesis porque José, sin trabajo conocido, vivía de su madre.
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