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Un total de 21 veterinarios del Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) participó en la necropsia de Keto, la orca marcho del Loro Parque. Las dimensiones del animal (seis metros de largo y unos 4.500 kilos de peso) justificaron una tarea laboriosa que comenzó a las 23.00 horas del viernes y acabó a las 06.00 horas de este sábado.
Por el momento se desconoce la causa del fallecimiento. Tras la necropsia, ahora se está a la espera de los resultados que ofrezcan las muestras llevadas al laboratorio. Esto tardará aún alguna semana.
Antes de proceder a la necropsia, el equipo de veterinarios realizó un respeto maorí al animal, un acompañamiento especial que esta cultura dispensa a los cetáceos, a quienes quieren dispensar un estatus de sujeto jurídico por considerarlas guías de sus ancestros. La decisión se adoptó después de un reciente viaje de los directores del IUSA a Nueva Zelanda.
Loro Parque,en su página web, muestra su dolor por el fallecimiento de la orca. «Keto comenzó a mostrar signos de malestar recientemente,lo que activó de inmediato la respuesta de nuestro equipo veterinario y especialistas internacionales», detalla la empresa, «a pesar de los intensos esfuerzos y de haber agotado todos los recursos disponibles, no fue posible evitar este triste desenlace».
La orca, que llegó a Tenerife procedente del parque Seaworld de Orlando (EE UU), donde nació el 17 de junio de 1995, tenía 29 años.
Loro Parque informa de que, en la naturaleza, los machos tienen un promedio de vida de 29 años.
Un estudio de Whale and Dolphin Conservation, citado por National Geographic, indica que los machos viven, de media, unos 30 años, aunque hay casos en los que llegan a los 60. En cambio, las hembras tienen un promedio de 46 años, con un máximo de 90 años.
Esta es la cuarta orca que el IUSA, bajo la dirección del catedrático de Anatomía Patológica de la ULPGC, Antonio Fernández, analiza en sus instalaciones de Arucas.
El cadáver del animal llegó en perfecto estado de conservación al IUSA tras un esfuerzo logístico importante por parte del Loro Parque, que consiguió trasladarlo a Gran Canaria en solo cuatro horas.
Loro Parque detalla que «las orcas, especialmente los ejemplares de gran tamaño, como Keto, presentan un desafío único desde el punto de vista del diagnóstico veterinario. Su anatomía dificulta el uso de herramientas como los ultrasonidos, que no logran alcanzar sus órganos internos,y su tamaño impide realizar estudios mediante tecnologías como el TAC. Además, los cetáceos tienen la tendencia a ocultar signos de enfermedad, un comportamiento instintivo para no mostrar debilidad en su grupo, lo que añade complejidad a su manejo veterinario».
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