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Once animales, tres caballos y ocho perros, fueron rescatados ayer de unas cuarterías situadas en el barrio de Las Puntillas, junto a la GC-1, en una intervención llevada a cabo por la Policía Local y la concejalía de Salud Pública del ayuntamiento de Ingenio.
Tras una primera inspección el martes de la finca, a primera hora de la mañana de este jueves se procedió a acceder a la edificación, de una sola planta y en estado ruinoso, en la que convivían los animales, hacinados entre basura y escombros, algunos de ellos famélicos y en muy malas condiciones de salubridad.
Los perros fueron trasladados al CETA, el Centro de Estancia Temporal de Animales de Ingenio, mientras que los equinos fueron acogidos en un picadero de un vecino del municipio que se prestó a colaborar y cuidar temporalmente de los animales.
Entre escombros
La persona que se hacía cargo de los animales, una mujer que vive en el sur de la isla, llegó al lugar minutos después de iniciarse la intervención y, aunque no opuso resistencia, no pudo demostrar documentalmente ser dueña de los animales ni de la finca, esgrimiendo que la tenía alquilada para tener a los perros y caballos. Justo Santana, jefe de la Policía Local, certificó el mal estado de los animales y autorizó su traslado por los técnicos del ayuntamiento que se personaron en el lugar de Salud Pública, Urbanismo y Servicios Públicos, así como la presidenta de la asociación animalista de Ingenio, Pepa Guedes.
«Procedimos inmediatamente a sacarlos y trasladarlos en vehículos habilitados para ello porque se trata de un caso claro de maltrato animal», manifestó a este diario Justo Santana.
La Policía Local y la concejalía de Salud Pública intervinieron por el bienestar de los animales y el peligro que suponía para la ciudadanía. «Al acceder al lugar comprobamos que los animales no estaban en condiciones y, en el caso de los caballos, en un espacio muy reducido, y no tenían apenas agua ni comida.
Algunos de ellos mostraban signos de desnutrición, lo que confirmaba que el cuidado no estaba siendo el adecuado», afirmó Justo Santana que, además del bienestar de los perros y caballos, justificó el rescate por seguridad. «No se reunían las condiciones de seguridad para tener estos animales, por lo que era un peligro para la ciudadanía si alguien accedía al lugar o un animal se escapaba. El vallado del recinto estaba mal por lo que, por ejemplo, un caballo podía soltarse y acabar en la autopista».
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