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Raquel Quintana, jugadora del Sporting Club de Huelva, entra en el área. C7
Mujeres en la élite del deporte: mismo esfuerzo, mucho menos salario
8M

Mujeres en la élite del deporte: mismo esfuerzo, mucho menos salario

Golean, encestan y saltan igual, pero sus vidas son completamente diferentes porque, en muchas ocasiones, necesitan tener otro trabajo para poder vivir

Kevin Fontecha

Las Palmas de Gran Canaria

Miércoles, 5 de marzo 2025, 22:58

Trabajan igual, se esfuerzan lo mismo, pero cobran infinitamente menos. A pesar de los avances y acuerdos, el deporte femenino está a la sombra del masculino. El camino por recorrer en términos de igualdad todavía parece largo y tenebroso. Porque, a pesar de ganar en visibilidad y sensibilidad, los bolsillos no se llenan de manera equitativa. Es más, son muchos los casos en los que el deporte de élite, pese a ser el trabajo profesional de las jugadoras, no da para vivir. Unas lo compaginan con otro trabajo como fuente de ingreso. Otras, directamente, lo dejan para poder seguir adelante económicamente. La realidad dibuja aún carencias por solventar, como la brecha salarial.

La diferencia de los salarios, la falta de instalaciones de alto nivel o el machismo que todavía abunda en la sociedad son, a día de hoy, lastres que paliar. Como lo es el embarazo en las deportistas de élite. La mayoría de los expertos manifiesta que la mejor edad para quedarse embarazada oscila entre los 20 y los 30 años, coincidiendo con el punto álgido de la carrera de una deportista de élite. Y el mero hecho de elegir entre tener un hijo o seguir con su carrera profesional ya es algo calamitoso.

Esto último lo denuncia Almudena Rodríguez (9/11/1993), jugadora del Rocasa Gran Canaria e internacional con la selección española, con currículum en Alemania y Rumanía. «Quedarte embarazada en el balonmano español no es quedarte embarazada como en un trabajo normal. No puedes jugar y encima no vas a cobrar, el contrato es inválido. No nos respetan la baja por embarazo, no se ha aprobado por ley», expone repleta de incredulidad la deportista grancanaria.

Almudena Rodríguez, del Rocasa, es internacional con España. C7

«El embarazo es un derecho y el balonmano, un trabajo», deja claro Rodríguez. En Francia, al contrario que en España, «sí te dan la baja», compara la jugadora del Rocasa. «Por eso muchas jugadoras son madres cuando se retiran. Por miedo a no tener nada durante esos meses», insiste.

«¿Por qué nosotras ganando un oro recibíamos menos dinero que los chicos? El oro es el mismo, era muy injusto»

Almudena Rodríguez

Jugadora del Rocasa Gran Canaria

Ha habido cambios, pero quedan muchos por realizarse. «Se luchó en la selección por la igualdad. ¿Por qué nosotras ganando un oro recibíamos mucho menos dinero que los chicos? El oro es el mismo, era muy injusto. Por lo menos ahora eso está solucionado», estima la lateral.

Además, Almudena, que lleva toda la vida jugando, resalta que solo ha tenido una entrenadora y que fue cuando tenía 12 años. «Se echa de menos que se vean más entrenadoras, que se puedan sentir más identificadas con nosotras», arguye una eminencia que tiene en su palmarés una medalla de plata en un Mundial, un oro en los Juegos Mediterráneos y una Challenge Cup y dos Copas de la Reina con el Rocasa.

Saray Manzano, del Olímpico, es una de las mejores jugadoras nacionales. C7

La «injusticia» del voleibol

Saray Manzano (29/6/1996) es una de las mejores jugadoras nacionales de 'volei' del momento en España. Eso sí, en el voleibol femenino es «más complicado» ganarse la vida porque, a juicio de la capitana del CV Hidramar Gran Canaria, «los equipos que tienen dinero para pagar suelen fichar a jugadoras extranjeras». Esto hace que a «las españolas» les cueste un «poco más». Y, sin convenio colectivo que regule, obviamente, es más complejo.

Nunca se planteó llegar a la élite. Es más, «desconocía» que se pudiera vivir de esto. De momento lleva toda la vida ligada al Olímpico. Son ya 10 temporadas en casa. En su historial posee dos Ligas, dos Supercopas, una Copa Ibérica y otra Copa de la Reina. La Liga Iberdrola no es de las mejores de Europa porque «la gente se marcha fuera a ganar dinero y vivir de esto». «He tenido ofertas de fuera y las he rechazado siempre, pero no lo descarto», añade la receptora.

Dentro de lo que cabe, Saray tiene 'suerte' porque «vive» del voleibol aunque «no cobra una burrada». Otras compañeras de profesión tuvieron que dejar de luchar por sus sueños. «Conozco jugadoras que ya ni juegan, que se han tenido que dedicar al primer trabajo que han encontrado, porque no les daba para vivir con el 'volei'», asegura la capitana del CV Hidramar Gran Canaria.

«Conozco a jugadoras que ya ni juegan porque no les daba para vivir del voleibol. Tuvieron que dedicarse a otro trabajo»

Saray Manzano

Jugadora del CV Hidramar Gran Canaria

Manzano cuestiona que ellas «reciban menos subvenciones que los chicos» y que «la diferencia de salario» sea tan «grande». Porque la brecha salarial no es una leyenda urbana. Es una realidad. «Me parece injusto. Te pongo un ejemplo, el Guaguas y nosotras ganamos la temporada pasada cuatro títulos cada uno. Pero no cobramos lo mismo. Y eso que nuestro club, en la Liga Femenina, es de los que más paga», profundiza la talentosa deportista.

«El curso pasado conseguimos cuatro títulos. No cobramos entradas. Es gratis. La gente se puede animar a venir más a vernos. Somos el club a batir. Todas nos quieren ganar. El club, tema prensa y organización, sí que tiene que promocionar un poco más para que la gente venga a vernos», ahonda el buque insignia del CV Hidramar Gran Canaria.

El Olímpico, que atesora una amplia vitrina de títulos en su historia, es uno de los clubes más laureados del voleibol femenino a nivel nacional. Nació en 1988 en Schamann. Presidido por Manuel Campos. Entrenado por Fran Carballo. Un grupo de chicas excepcionales bajo las órdenes de un hombre. Nunca se ha sentado en el banquillo una mujer. Uno de sus rivales a batir, el Haro Rioja, cuenta con Esther López como entrenadora por cuarto año consecutivo. «Puede servir como precedente. Un referente que nos diga a las mujeres que no solo puede entrenar un hombre, que nosotras también podemos estar en ese lado de la pista», cuestiona la propia Saray, coincidiendo con su colega Almudena.

Claudia Contell, jugadora del SPAR Gran Canaria, entra a canasta. José de Haro

La desigualdad del baloncesto

Claudia Contell, nacida en Valencia el 20 de diciembre de 2003, juega en la Liga Femenina Endesa con el SPAR Gran Canaria de baloncesto y es una de las jóvenes a tener en cuenta. La MVP del Europeo U20 en 2022 -España se colgó la medalla de oro- pasa revista sobre los avances que se han conquistado recientemente, pues la próxima temporada el basket femenino tendrá un nuevo convenio y, por fin, «un salario mínimo». «Es necesario tener unas condiciones mínimas. Como profesionalizar la Liga. Tener vacaciones, porque de vez en cuando las jugadoras también las necesitamos. Con esto iremos a mejor, pero todavía queda mucho. Es pedir unos mínimos a los clubes», dice la promesa nacional.

Cabe reseñar que el salario mínimo, tras el nuevo convenio alcanzado, será de 16.000 euros brutos durante los meses de competición, que suelen ser ocho. Muy lejos de sus colegas masculinos de profesión, puesto que un jugador de baloncesto profesional en la Liga ACB tiene un salario mínimo superior, por edades: 20.500 euros anuales hasta los 19 años; 34.200 euros en jóvenes de entre 20 y 21 años; 41.000 euros entre 22 y 23 años; 54.700 euros entre 24 y 25 años, y un mínimo de 68.400 euros anuales para los mayores de 26 años.

«Tenemos contratos de ocho meses. Hay cuatro meses que te tienes que buscar la vida»

Claudia Contell

Jugadora del SPAR Gran Canaria

«Por desgracia ellos tienen más visibilidad que nosotras, cuando tengamos la misma visibilidad tal vez podremos alcanzar esos salarios. La diferencia es escandalosa», indica Contell.

«Creo que muchas vivimos del baloncesto pero, claro, tenemos contratos de ocho meses... Tienes cuatro meses que no cobras nada y te tienes que buscar la vida. Lo que solemos hacer es jugar 3x3, que es otra fuente de ingresos que nos está ayudando. Está en auge y se puede ver desde que nuestras compañeras consiguieran la medalla olímpica», relata la jugadora del SPAR.

La grancanaria Raquel Quintana, con el Sporting de Huelva. C7

El fútbol sin la UD Las Palmas

«Es muy difícil vivir del fútbol femenino». Así de contundente se muestra Raquel Quintana (29/8/1996), delantera del Sporting Club de Huelva, recién descendido a Segunda División. «Llegué por puro hobby. Llevo cinco años en la misma liga y este es el primer año en el que puedo vivir de esto», refiere la profesional grancanaria. La atacante, que se fogueó previamente en el Unión Viera y el Juan Grande, ha encontrado ahora un lugar en el que «se puede ser futbolista profesional» y «estar bien».

En Primera División F sí hay convenio y salario mínimo de 22.500 euros. No lo hay aún en Segunda. La diferencia salta a la vista si se compara con el de la Primera masculina, que ascendió a los 190.000 euros en la presente temporada 2024-25 que se está disputando, tras el acuerdo firmado entre Liga Nacional de Fútbol Profesional (LNFP), en representación de las empresas del sector y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE).

«Se ha dado un paso muy grande, pero todavía queda mucho», dice en relación al camino que aún queda por recorrer en términos de igualdad. Los comienzos de Raquel fueron regateando a chicos y marcando goles a porteros. Jugaba al fútbol mixto -niños y niñas en un mismo equipo-. Según las distintas federaciones, «los equipos estarán compuestos por niños y niñas de edad Infantil, Alevín, Benjamín y Prebenjamín». Quintana creía que, cuando pasase la edad de infantil, tendría que marcar en canchas de barrio. «Cuando yo empecé a jugar no sabía ni que existía el fútbol femenino, pensaba que tenía que dejar el fútbol con 14 años, literal», cuenta.

«Hay tantas chicas canarias jugando fuera... en Gran Canaria se podría hacer mucho más»

Raquel Quintana

Jugadora del Sporting Club de Huelva

Ahora, con la perspectiva de la que ha tenido que pelear contra todo para llegar a poder vivir de su profesión, sitúa el foco en los problemas que aún quedan por resolver para tener un mundo más igual. En muchos casos, hay chicas que tienen que tener un trabajo secundario y, en ocasiones, hasta principal. «La brecha salarial es real. El año pasado tenía compañeras que, jugando el playoff de ascenso a Primera División, tenían que trabajar porque no les daba con el fútbol», pone sobre la mesa la ariete del Sporting Club de Huelva.

Al mismo tiempo, le sorprendió -y todavía le sorprende- que la UD Las Palmas, referente del fútbol canario, no tenga equipo de fútbol femenino. «Hay tantas chicas canarias jugando fuera... En Gran Canaria se podría hacer mucho más. Se podría tener un equipo en la élite», propone Quintana que, su vez, atiza: «Si de verdad se apostara por el fútbol femenino y las futbolistas canarias, claro». En la isla vecina, Tenerife, sí que «están haciendo bien las cosas» en ese sentido. El Costa Adeje Tenerife lleva ya varias temporadas en la máxima categoría y marcha séptimo en la tabla clasificatoria de la Liga F.

A su vez, Quintana coincide sobre el mundo del deporte femenino gobernado por hombres. «Al final, el 98% de los banquillos del fútbol femenino están entrenados por hombres. Creo que haría bien que hubiese más entrenadoras», reprueba la isleña.

«En el colegio cuando jugaba al fútbol se veía raro... sufrí bullying»

«En mi niñez, en el colegio tuve una época en la que jugaba fútbol y claro... que una chica juegue al fútbol es extraño, se ve raro. Es algo que hay que cambiar e inculcar desde pequeños. Sé que la sociedad es como es y que siempre habrá casos como el de Rubiales, por ejemplo, pero si intentamos que los niños vean las cosas de otra manera, se podría solucionar». Son las palabras de Claudia Contell, prometedora jugadora del SPARGran Canaria, en una reflexión que no debe dejar a nadie indiferente. Porque la rareza está en los ojos de los que ven mal que una niña pueda pegar patadas a una pelota, enfundarse unos guantes de boxeo, subirse a una bicicleta o tirar triples.

Todavía quedan muchas cosas que mejorar y está en manos de todos. «Sigue sin ser tan común como la gente se piensa. Tuve que vivir muchos comentarios y algún caso de bullying simplemente por ser una chica que jugaba al fútbol», cuenta con cierta tristeza Conttel, recordando que hasta hace poco todavía era esa niña a la que veían como un bicho raro. «Es algo que debe intentar cambiarse desde la base», deja claro la valenciana.

En la misma línea, Raquel Quintana, que creció con una pelota pegada al pie, resalta que «debe ser normal que las niñas jueguen al fútbol» sin que eso equivalga a que «sean unas machonas». «Si giro la vista atrás y miro a cuando yo empecé, que no sabía que una chica pudiera jugar al fútbol, ha habido un avance. Ahora las niñas juegan en el colegio o en equipos. Hay más educación», afirma la jugadora del Sporting de Huelva.

Además, al respecto de la irrisoria condena a Luis Rubiales -18 meses de multa con una cuantía total de 10.800 euros-, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, por besar sin su consentimiento a Jennifer Hermoso, quiso recordar que a los entrenadores y directivos se les «olvida» el «respeto que deben tener por la mujer». Raquel espera que, por lo menos, sirva como precedente para que no vuelva a pasar.

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