Así huele un Rolls Royce

La legendaria marca del Espíritu del Éxtasis (el nombre de la icónica figura que adorna el capó de los Rolls) ha encargado a los perfumistas de la Casa una «fragancia envolvente», a la que han denominado Rolls-Royce Scent (Aroma Rolls-Royce), que libera sutilmente esencias para una experiencia «elegante y duradera» al volante y que, según apunta la empresa, viene a complementar las notas aromáticas que ya desprenden los nobles materiales del interior de los Rolls, como el cuero, la lana y la madera.

Es la primera vez que Rolls-Royce aromatiza su flota, eso que los expertos llaman márketing olfativo y que sirve para reforzar la imagen de marca y distinguirse de la competencia. De momento solo estará disponible en el Phantom, una de las berlinas más lujosas, robustas y grandes del mundo (unos 6 metros de largo), cuyo precio base ronda el medio millón de euros y que cumple este año su centenario.

La nueva fragancia combina notas de madera de cedro, palo de rosa de las Indias Orientales, amyris y flor de iris, esta última muy apreciada en la alta perfumería. Según detallan, la madera de cedro aporta una complejidad «calmante y delicadamente especiada», el palo de rosa añade una nota «seca y ligeramente dulce», mientras que el iris introduce «una calidad floral pero terrosa», complementada por los matices amaderados y ahumados del amyris.

El conductor del Rolls, al que además de afortunado imaginamos pulcro y aseado, vivirá al volante «una experiencia multisensorial» porque, según describe Martina Starke, directora general de Diseño a Medida de la firma, el concepto de esta fragancia «permite ir hacia una nueva dimensión más allá de los reinos visual y táctil» del interior de esta boutique rodante.

En el exclusivo 'olor a Rolls' ha trabajado todo un departamento de bioquímicos y perfumistas, que se han asegurado de que la fragancia introduzca «sutilmente» en el habitáculo nuevos elementos olfativos «reconfortantes y relajantes».

Integrado de serie en los Phantom y, como los fantasmas, totalmente invisible para sus ocupantes, el difusor está diseñado para liberar la fragancia en «dosis delicadas y adecuadas». Dura un año y se puede recargar en los concesionarios Rolls. Para garantizar un aroma constante, los expertos sometieron al sistema a más de 30 pruebas con variedad de temperatura y humedad, así como a situaciones con el vehículo parado y en movimiento, a distintas velocidades. «Se dedicó mucho tiempo a perfeccionar la dosis precisa antes de que los expertos estuvieran satisfechos con la fragancia», detallan desde Rolls sobre un 'eau de parfum' que, salvo para sus acaudalados clientes, seguirá siendo inodora para el resto de los mortales. Pero siempre podremos bajar la ventanilla al atravesar un pinar y respirar gratis el insuperable aroma a resina, jara y hierbas silvestres de la naturaleza.