Nira Santana Montañez. EFE

La historia del miedo en Canarias: el temor a los ataques por mar, epidemias y hechicería

La antropóloga de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Nira Santana Montañez habla de la historia de las emociones, pero también de las mentalidades en los siglos XVII y XVIII en las islas

Ana Santana / Efe

La Laguna

Lunes, 10 de marzo 2025, 09:24

Escritos personales, documentación judicial e incluso procesos del Tribunal del Santo Oficio son parte de las fuentes que consulta la investigadora Nira Santana Montañez para ahondar en la «historia del miedo» en Canarias, esto es, el clima emocional que sentían los isleños y los temores que influían en sus decisiones ante los ataques por mar, las epidemias o la hechicería.

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«La historia del miedo en Canarias en los siglos XVII y XVIII» es parte de la investigación de la historiadora y antropóloga de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Nira Santana Montañez, quien precisa en una entrevista que hablar de este asunto es hablar de la historia de las emociones, pero también de la de las mentalidades.

«Hablar de las emociones en general, y del miedo en particular, es hablar de la vida cotidiana, ya que son fenómenos que están presentes en el día a día y que afectan a los procesos de toma de decisiones, tanto a nivel individual como colectivo», resume Nira Santana Montañez, quien cita situaciones recientes como la pandemia de covid-19 y las medidas que se adoptaron para evitar los contagios.

Santana Montañez confiesa que se encontró «enredada» en este tema cuando comenzó su investigación doctoral leyendo bibliografía acerca de los imaginarios insulares de las poblaciones de Canarias, Madeira y Azores y se dio cuenta de que muchos estaban basados en temores que llevaban a la gente a tomar decisiones condicionadas por ello.

Los ataques por mar

«Por ilustrarlo con un ejemplo muy claro: a finales del siglo XVI, en su Descripción de las islas Canarias, el ingeniero Leonardo Torriani afirmaba que «la villa de Teguise fue tantas veces arruinada por los turcos y los moros, que los isleños nunca se han atrevido a volver a edificarla, considerando que en cualquier momento están expuestos a las mismas desgracias», indica la investigadora.

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Aquí puede verse cómo el miedo de la población a los ataques por mar afectó a la toma de decisiones en torno a los lugares de asentamiento y este miedo fue una constante durante los siglos XVII y XVIII en las islas, independientemente de la mayor o menor frecuencia de los ataques.

Si el miedo a los ataques por mar se extendía por la sociedad, independientemente de la situación de las personas en el cuerpo social, otros miedos estaban más localizados en determinados colectivos.

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«En este sentido, las mujeres solían ser más vulnerables a sufrir un tipo de violencia a la que hoy nos referiríamos como machista y hay numerosos ejemplos en los que se observa el temor a perder la vida, a la miseria o a la pérdida del honor», detalla la historiadora.

Violencia machista en el siglo XVIII

Un caso fue el de Josepha María de Flores (1731-1735), vecina de Las Palmas, que denunció que su marido no solo la había abandonado con una hija sin proporcionarle ninguna ayuda sino que, además, la había aterrorizado con un puñal, amenazando con matarla.

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«Los testigos corroboran que el marido la tenía amenazada con molerla a palos y matarla con un puñal si ella lo denunciaba a la justicia. Este expediente me parece especialmente interesante porque enfrenta dos miedos: por un lado, el miedo a la violencia física y, por otro, el miedo a la miseria tanto propia como de la prole», explica.

Para su investigación ha consultado fuentes de naturaleza muy diversa en archivos de Canarias, resto de España y Portugal, principalmente, y detalla que cuando uno piensa en la historia de las emociones y, en este caso, en la historia del miedo, quizás considere que lo más apropiado es consultar documentos personales, como cartas, diarios y autobiografías.

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Las experiencias emocionales del pasado

«Y resulta evidente que este tipo de fuentes nos abre una ventana a las experiencias emocionales del pasado» pero, precisa, es necesario mirar más allá y considerar también otros tipos de documentación para poder contrastar la información, así como obtener otros puntos de vista.

En su caso, ha consultado procesos judiciales de los tres tribunales (Real Audiencia de Canarias, Tribunal Eclesiástico y Tribunal del Santo Oficio), protocolos notariales, documentación institucional como las Reales Órdenes o las actas de los cabildos, descripciones e historias de las islas y sermones.

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Y ¿por qué en Canarias? La respuesta es que después de los procesos de colonización sufridos desde los inicios de la Edad Moderna, los siglos XVII y XVIII «tienen el interés de mostrarnos a las sociedades macaronésicas del Antiguo Régimen en su máxima expresión».

En este periodo, las islas ya están totalmente insertas en la economía capitalista y en el entramado geopolítico de la época y se observa cómo las relaciones internacionales, las transformaciones económicas y los cambios en materia religiosa a nivel europeo afectaban directamente a las poblaciones insulares.

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«Estamos ante unas sociedades que dependían notoriamente de lo que ocurría en el exterior. Además, hablamos también de poblaciones muy heterogéneas en las que inevitablemente se entremezclaban bagajes culturales de muy diversa naturaleza, debido al elevado tráfico de personas que se daba en sus puertos. Todo ello contribuyó a configurar el clima emocional de las islas», explica.

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