Darío Menor
Viernes, 28 de febrero 2025, 19:12
Sergio Alfieri, el cirujano que lidera al equipo de especialistas que atienden al Papa en el hospital Gemelli de Roma, donde lleva ingresado desde hace ... quince días, ya advirtió en su comparecencia de la semana pasada de lo que podía pasar: «Están abiertas las puertas a las dos posibilidades». Después de varios días de mejora, que llevaron a los médicos a considerar que el «momento más crítico» de la hospitalización había pasado, aunque se mantenía un escenario «complejo», este viernes Francisco volvió a vivir una situación muy comprometida. Al principio de la tarde, según informó el Vaticano, sufrió una «crisis aislada de broncoespasmo» que le provocó «un episodio de vómito con inhalación» y un «repentino empeoramiento del cuadro respiratorio». Los médicos tuvieron que practicarle una «broncoaspiración» para retirarle el vómito de las vías respiratorias y le pusieron una «ventilación mecánica no invasiva», que por el momento está dando una «buena respuesta».
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El Papa, que había pasado la mañana tranquilo, alternando el descanso con la lectura de algunos diarios, se mantuvo siempre «consciente» y con la mente despierta durante todo el tiempo que duró esta nueva crisis. «Colaboró» además con las maniobras terapéuticas que le hicieron los sanitarios. El episodio vivido este viernes llevó a los médicos a confirmar que mantienen el «diagnóstico reservado». El día anterior ya advirtieron de que haría falta que se confirmase la «estabilidad clínica» mostrada durante esta semana durante varios días más antes de aventurarse a señalar cuáles podrían ser los plazos de cara a un eventual alta hospitalaria. Esta nueva crisis, aunque «aislada», hace que vuelvan a saltar las alarmas, como ya ocurrió el pasado sábado cuando tuvo una «crisis respiratoria asmática prolongada» por la que tuvo que recibir «oxígeno de alto flujo».
Este apoyo en la respiración se le mantuvo al Papa desde entonces, aunque el jueves, al confirmarse la «mejoría», los médicos dejaron de suministrarle oxígeno por medio de unas cánulas nasales y pasaron a una mascarilla, una solución más ligera. Ahora Francisco da un paso atrás en su recuperación al precisar de «ventilación mecánica», aunque se aclare que es «no invasiva», lo que significa que no se le ha practicado una traqueotomía ni está utilizando un tubo endotraqueal. Jorge Mario Bergoglio, que cumplió 88 años en diciembre, lleva sufriendo dificultades respiratorias durante los últimos tres inviernos, hasta el punto de que ya tuvo que ser ingresado por estos problemas en el Gemelli en marzo de 2023. Esta nueva hospitalización, comenzada el 14 de febrero, comenzó con una bronquitis acompañada de «fiebre leve» que derivó luego en la neumonía bilateral que trata ahora de superar.
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