La esperanza de vida a nivel mundial se incrementará casi cinco años hasta 2050

La razón que explica este a primera vista sorprendente incremento en los años de vida está en la efectividad de las medidas de salud pública aplicadas para prevenir y mejorar las tasas de supervivencia de enfermedades cardiovasculares, el covid, una serie de patologías transmisibles y otras que afectan a la salud de las madres y recién nacidos, así como la reducción a nivel global de la desnutrición. En algunos casos se trata de acciones tan simples como lavarse bien las manos. Las cifras, como queda dicho, serán más altas en países menos desarrollados –fundamentalmente en el África subsahariana–, donde la expectativa al nacer es inferior. «Además de un aumento en la esperanza de vida en general, hemos descubierto que la disparidad en la esperanza de vida entre geografías disminuirá», subraya el doctor Chris Murray, catedrático de la Universidad de Washington y director del Instituto de Métricas de la Salud. y Evaluación (IHME).

El contrapunto del Estudio sobre la Carga Global de Enfermedades (GBD, por sus siglas en inglés), en el que se basan estas conclusiones, es que a medida que la carga de morbilidad siga pasando de enfermedades contagiosas hacia otras como las cardiovasculares, el cáncer o la diabetes, a las que se suman las consecuencias que suponen la obesidad, el tabaquismo, una presión arterial alta o una dieta poco adecuada, harán que los problemas de salud se multipliquen en el otoño vital.

En concreto, se prevé que si la esperanza de vida en las tres próximas décadas pase, en números redondos, de 73 a 78 años, los vividos con buena salud solo serán 2,6 más, desde los 64,8 a los 67,4. En nuestro país la situación será parecida: los varones vivirán en 2050 hasta los 83 años, pero solo serán sin achaques de importancia hasta la frontera de los 73 (72,9). En el caso de ellas, pasarán de los 87 años, pero lo harán de forma aceptable hasta los 73,6.

Según los autores del estudio, todas estas cifras podrían mejorarse con medidas para prevenir y mitigar los factores de riesgo metabólicos –sobrepeso, presión arterial alta…– y los derivados de hábitos poco saludables. De hecho, una investigación paralela publicada en la misma revista establece que el número total de años perdidos debido a mala salud y muerte prematura atribuibles al llamado síndrome metabólico ha aumentado en un 50 % desde 2000. «Tenemos una inmensa oportunidad por delante para influir en el futuro de la salud global adelantándonos a estos crecientes factores de riesgo metabólicos y dietéticos, en particular aquellos relacionados con factores de comportamiento y estilo de vida como niveles altos de azúcar en sangre, índice de masa corporal alto y presión arterial alta», destacan.

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Hace dos meses, otra investigación aparecida en la misma 'The Lancet' apuntaba que en 2100 solo seis países podrán mantener su población –sin tener en cuenta la inmigración– al caer la tasa de nacimientos a nivel planetario a 1,6 hijos por mujer cuando son necesarios 2,1 para sostener el reemplazo natural.