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Más de 1.200 estudiantes de Primaria y Secundaria de la provincia de Las Palmas han participado en la décima edición de Ciberlandia, en el Museo Elder, un proyecto pedagógico de innovación educativa impulsado por el Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) con la intención de fomentar las vocaciones científicas entre el alumnado. 24 llegaron este jueves a la final. Son chicos y chicas de Primaria y Secundaria de la los colegios Fundación Escuela Teresiana el Rey Juan Carlos I y el Tauro y de los institutos El Batán, Támara y Santa Brígida.
«Lo que tratamos es de llevar la experiencia en robótica de la universidad a los centros educativos. En Ciberlandia cada año abordamos una temática diferente. En esta ocasión es 'El arte de aprender jugando con robots'. Hemos planteado un reto competitivo-colaborativo entre estudiantes de Primaria y Secundaria», explica el responsable de la iniciativa, el profesor de la ULPGC Alexis Quesada.
«La idea que desarrollamos con esta iniciativa es despertar vocaciones científicas y que puedan trabajar con materiales que son costosos y no son accesibles a los centros. Puede que sea un descubrimiento para ellos y se quieran dedicar a las ramas tecnológicas. Pero, si no es así, también pueden aprender jugando», añade.
El reto de la final de este año era «crear un sistema que, mediante visión artificial de GPS, pudiera detectar unidades excavadoras en un ambiente hostil. Recopilar cierto material y llevarlo hasta un punto de evacuación. Las unidades son ciegas, por eso hemos creado un sistema detectar la unidad en tiempo real e ir informarlo de la posición actual y un punto al que ir para excavar o llegar a ese punto», explica Alexis Quesada. Los chicos y chicas que participaron ayer en la prueba entendían perfectamente qué tenían que hacer. Los equipos de Secundaria debían llevar sus robots a extraer el material a un punto determinado, en este caso eran robots excavadoras que recogían unas pequeñas piedras que transportaban a otro punto en el que les debía esperar otro robots, con una cubeta de descarga. Una vez descargadas, el estudiantado de Primaria debía encargarse de llevar a su robot camión a otro punto y descargar. «Están divididos en tándem», explicó Quesada. Un equipo de Secundaria con uno de Primaria. Al final, quien más peso en piedras logre depositar en el destino gana.
El colegio de la Fundación Escuela Teresiana y el instituto de Santa Brígida fue el equipo ganador del reto. Aunque en realidad todo el alumnado gana.
Así al menos lo piensa Echedey Hernández, profesor de la Escuela Teresiana. «Es la primera vez que participamos», dijo «y la realidad es que es maravilloso para ellos», en referencia a su alumnado. «En una experiencia muy bonita que incluye la interacción entre Primaria y secundaria a través del pensamiento computacional».
Antes de la final, durante el curso, los chicos y chicas han ido participando en talleres formativos. «Han aprendido mucho, por ejemplo que el lenguaje computacional requiere de un orden. Girar antes o después para un robot puede ser un éxito o un fracaso», aclara Echedey, quien recuerda que para explicarles la importancia del orden en el lenguaje computacional el profesorado de la universidad le pidió al estudiantado que le explicaran cómo harían una tortilla de papas. «Ellos pensaban que teniendo huevos y papas ya estaba, pero aprendieron que hay que tener un orden».
Pero más que el orden lo que a Miguel le ha atraído es trabajar con robots. Él y Alicia, 6º de Primaria, están encantados con la experiencia. «Ha sido bastante divertido. Hemos aprendido muchas cosas como cómo manejar un robot y controlarlo. Me ha gustado», dice Alicia, que confiesa que aun así, no le ha despertado una vocación científica.
A Miguel en cambio sí. «Sí que me atrae. Veo que es lo más nuevo y que en un futuro puede abrir puertas a oficios o estudios. Yo si creo que esto va a ser parte de nuestro futuro», afirma.
Para los cuatro alumnos del colegio Tauro la experiencia también es diversa. Mientras que dos de ellos reconocen que es divertido pero no piensan en su futuro unido a la ciencia los otros dos, Pablo y Sergio, estar en Ciberlandia les ha atraído más a las matemáticas, que ya les gustaban antes.
Esta es la décima edición de Ciberlandia han participado 48 centros escolares de las islas de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, con un total de 1.232 escolares (702 alumnos y 530 alumnas).
En Ciberlandia, «cada nueva edición supone un nuevo reto, tanto para los escolares como para los propios organizadores», explica el profesor Quesada. Precisamente por eso, y con la idea «de motivar y aproximar la ciencia y la tecnología desde lo cercano, las actividades y desafíos a los que se propone buscar solución están inspirados en una temática concreta, nueva y diferente». Desde una erupción volcánica y los sistemas de evacuación a hormigas robóticas con feromonas químicas virtuales e inteligencia colaborativa. «Cada año un nuevo reto», abunda Alexis Quesada.
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