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Al Claret se va a ser feliz
Matriculaciones escolares

Al Claret se va a ser feliz

Los colegios son hoy en día algo más que centros educativos. La conciliación obliga a los centros a diseñar una oferta que enriquezca la vida de los niños y suponga además tranquilidad para sus familias

Domingo, 16 de marzo 2025, 22:52

Elegir colegio para nuestros hijos no es fácil. Hay muchos factores a tener en cuenta en los que uno se para a pensar solo cuando le toca enfrentar este reto: idiomas, metodología, valores, horarios, instalaciones, actividades extraescolares… En las ya frecuentes jornadas de puertas abiertas de los diferentes centros, los responsables ya están más que habituados a resolver estas dudas. Quizá la primera se centre en la metodología. En el colegio Claret de Las Palmas se enorgullecen de combinar un estilo cercano y personalizado, destacando su nuevo proyecto para el último trimestre, donde los niños culminan sus aprendizajes como fruto de sus propias investigaciones y abordando contenidos que se han ido trabajando en los meses anteriores. Con un mismo hilo conductor que cambia en cada una de las etapas de Infantil, combinan el Día del Libro, la célebre Olimpiada clateriana o el mes de la Virgen María. Precisamente este último aspecto, el Pastoral, es otra cuestión frecuente entre las familias. Defendida como «el primer pilar del Centro», en el Claret «se trabaja la religión de forma adaptada a esas edades, como un despertar religioso y respetuoso que muchas veces provoca que sean los pequeños quienes recuerdan a sus abuelos hábitos como bendecir la mesa o rezar el 'Jesusito de mi vida' antes de dormir», nos cuenta Juan Manuel González, Adjunto a la Dirección de su sección de Infantil.

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La tercera pregunta más formulada podrían ser los horarios del centro, para buscar la tan ansiada conciliación familiar. Tanto González como Ana Elena Samper, directora de esa misma sección, defienden que «al colegio se va ser feliz» y que en ningún caso se busca ser un «aparcamiento para los hijos». Ante aquellos que lamentan las muchas horas que a veces pasan en los centros, argumentan que «la realidad actual en nuestra sociedad es la que es, y pensamos que es mejor que estén aquí con otros niños y niñas que en casa mirando una pantalla, con abuelos mayores que no pueden seguirles el ritmo o estando por la tarde en el trabajo de sus padres en lugar de en un parque». Para ello, diseñan actividades y talleres que les enriquezcan, que fomentan la parte lúdica y la conexión con alumnado de otras clases o niveles para ampliar su círculo social. Samper enfatiza: «pese a ser algo opcional para las familias, la inmensa mayoría nos confía a sus hijos tras el final de la jornada porque saben que tiene muchos más pros que contras»; y Juan Manuel González apostilla: «al final todos los colegios ofrecemos más o menos lo mismo, ya que es una demanda frecuente por parte de las familias».

El Claret, en Infantil, organiza el periodo tras la jornada lectiva combinando el servicio de comedor a base de menús saludables y equilibrados elaborados en el propio centro con los citados actividades y talleres. Las primeras incluyen deporte al aire libre y psicomotricidad buscando el desarrollo de habilidades básicas de la etapa como la coordinación, el desplazamiento y el equilibrio, pero también cuestiones más mundanas como aprender a ganar y a perder; conciencia fonológica para trabajar la dicción y la adquisición de vocabulario; TICs y robótica, para manejar las nuevas tecnologías desde el control y la prudencia; y, cómo no, música, ya que saben de primera mano cómo ayuda a redirigir conductas, mejora el humor de los más pequeños y aprenden cosas nuevas mientras practican nociones básicas como el ritmo. «¿Algo más?», interroga Samper a su compañero; «¡las escuelitas!», ataja él. Y es que a la tradicional escuelita de fútbol, se une ahora la de baloncesto para alumnado a partir de 3 años. No en vano, la entidad claretiana y su patio de Canalejas son el germen de lo que hoy es el Club Baloncesto Gran Canaria. Todo ello, confirma la apuesta por el deporte y los estilos de vida saludables desde la infancia. A estas alturas, resulta complicado no asombrarse de lo mucho que organiza este colegio fuera del horario escolar propiamente dicho.

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Por otra parte, porque no han acabado de enumerar, están los talleres para los alumnos de 4 y 5 años. En este caso, Samper y González explican que en el Colegio Claret se imparten en inglés para trabajar otra de las demandas frecuentes de las familias, el bilingüismo, aunque más importante es que se focalizan en «centros de interés de los niños como la educación ambiental o emocional». Semanal o quincenalmente, el alumnado trabaja en breves sesiones temáticas cambiantes que no pierden de vista el calendario y permiten preparar el Carnaval, el folklore canario, el Día del Padre Claret o la Navidad. Tras la larga enumeración de actividades extraescolares, los responsables de la sección de Infantil ríen. No han acabado. «Se nos olvidaba la piscina», confiesan, y es que con 5 años y con intención de que 'los peques' vayan conociendo la sección de Tamaraceite que los acogerá al año siguiente, varias veces al año cada clase sube a la instalación «no para aprender a nadar -puntualizan- sino para quitar algún miedo que pueda quedar al agua, trabajar la autonomía preparando su mochila o secándose y vistiéndose solitos al terminar el baño». De agradecer su tarea al AMPA del colegio no se olvidan. Sacan los dedos a relucir para contar todo lo que esas familias hacen por el centro: becar a niños en situaciones económicas complicadas, apoyar los nuevos proyectos, compra de materiales, sufragar costes de algunas salidas extraescolares, organizar formación para padres y madres e incluso para los propios docentes, como el reciente curso de primeros auxilios impartido al profesorado de la sección. La presencia e implicación de las familias queda de manifiesto en eventos de puertas abiertas como el Carnaval o el Día de Canarias, donde centenares de padres, madres, abuelos, etc. acompañan a los «peques» en esos momentos que han preparado con tanta ilusión y que permiten que sientan que sus familias están muy cerca en sus momentos especiales.

Por todo esto, el colegio no descarta ampliar su oferta y poner en marcha próximamente una Escuela Infantil de 0 a 3 años que serviría como preludio a la actual etapa. Samper no duda en recalcar que «sería toda una vida con nosotros», pues estarían de los 0 a los 18 años. «Muchos alumnos nos piden en Bachillerato que les demos la orla a sus profesoras de Infantil; imagina la cara de esos jovencitos cerrando esa etapa de tu vida con la misma persona que los acogió cuando eran poco más que un bebé», añade. Esta idea supondría para los más pequeños ventajas como la adquisición temprana de una serie de habilidades, valores y costumbres que tendrían continuidad en caso de optar por la educación que ofrece la entidad de los Misioneros Claretianos.

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