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Elena García Regalado
Sábado, 15 de marzo 2025, 22:58
Buenas noches:
Me pongo en contacto con ustedes para transmitirles la preocupación que se me ha generado en estos días. Creo que ha sido un fin de semana muy duro para todo nuestro gremio y no sé de qué manera se nos puede dar voz o, por lo menos, visibilizar.
Como imagino que ya sabrán, el pasado jueves una niña de 12 años se suicidó en el Puerto de La Cruz. Quiero ante todo dejar claro que no soy docente del centro de la niña ni tengo ninguna relación con este caso ni conozco a nadie de este centro; pero como docente, madre y persona se me ha generado una gran preocupación y por qué no decir, miedo; como a muchos y muchas docentes con los que he tenido la oportunidad de hablar. Por eso mismo, no me puedo ni imaginar el momento por el que está pasando ese claustro, el claustro del CEIP César Manrique.
Volviendo a lo que quiero reivindicar, desde el pasado jueves, desde que se dio este hecho tan trágico, los y las docentes hemos estado en el punto de mira, haciéndosenos responsables en muchos casos de lo sucedido. Muchos de los mensajes publicados en redes sociales nos tachan de malas personas, irresponsables, incompetentes, ineptos, pasotas, etcétera, etcétera. Y hablo en plural, puesto que en esos mensajes se generaliza y se nos tacha a todos y a todas de lo mismo. Hoy es el CEIP César Manrique, pero mañana podría ser mi centro o cualquier otro. He leído tantos y tantos comentarios, que es lo que ha hecho que tenga esta preocupación y miedo, pues no sé ni como se nos está tratando. Y mi pregunta es: ¿se puede dar una «opinión» de este calibre gratuitamente sin medir las consecuencias que pueden tener y el profesorado tiene que callar?». Este fin de semana, he llegado a sentir tanto miedo e inseguridad que me he planteado si alguien ha pensado en poner seguridad en ese colegio a la entrada del centro, pues algunos comentarios dan pánico. Además, me he planteado como nosotros y nosotras podemos ir el lunes a trabajar seguros. Pues cuando ocurre una desgracia, que es lo que es, se nos culpabiliza siempre a los mismos y se nos juzga públicamente sin que haya ningún tipo de consecuencias para nadie.
A parte de todas las acusaciones particulares que recibimos, también aparecen Asociaciones como Visión Azul Autismo, ¿cómo no?, hablando públicamente cada dos por tres, dando su «opinión», amenazando con contar la verdad de todo lo que ocurre y que ellos callan, etc. Siempre sí, dando la versión de las familias, sin contrastar nada y sin contemplar nuestra situación. Nos tachan día sí y día también de incompetentes, poco profesionales y malas personas; pero nadie sale en nuestra defensa. Al contrario, la Consejería los atiende y parece que muchas veces les dan la razón, diciendo que se ponen recursos y se hacen cosas, que perdonen, pero los maestros y maestras que estamos en las aulas no vemos.
También aguantamos como la Administración sale en los medios echando balones fuera de que ellos nunca tienen conocimiento de nada, pero soltándonos a nosotros y nosotras, los y las docentes que estamos dentro del aula dejándonos la piel en que nuestro alumnado salga adelante con todo lo que tenemos en contra, la responsabilidad de todo lo que pasa y permitiendo que se nos apalee públicamente, sin defendernos y sin darnos si quiera el lugar que nos corresponde. Después, solo se preocupan de las bajas que cogemos. Pues no es para menos, yo mañana no sé cómo enfrentar el día con todo lo que he leído este fin de semana, no quiero ni imaginarme ese claustro que, por cierto, si nadie se ha dado cuenta también ha sufrido una pérdida. Han perdido una alumna, una vida humana y a alguien a quien, como mínimo, apreciaban. Pues sí, los docentes y las docentes somos personas con sentimientos que pasamos mucho tiempo con nuestro alumnado, a veces incluso más que sus propias familias, vivimos muchas cosas con ellos y ellas y les cogemos, como poco, cariño. Repito, no soy maestra de ese colegio y no tengo nada que ver con este caso, pero sí he perdido una alumna y es algo que te acompaña toda la vida.
Solo se habla de protocolos que no se activan y que se mira para otro lado. He de decir que son protocolos con los que estoy completamente de acuerdo, pues los considero necesarios, todos y cada uno de los que disponemos hoy en día: Protocolo de Acoso Escolar, Protocolo de Acompañamiento Trans, Protocolo de Violencia de Género y Protocolo ante la conducta suicida, pues nos ayudan a saber actuar cuando detectamos algo. Pero digo detectamos porque la realidad es que hay veces que ni siquiera nadie lo detecta, pero se nos hace responsables igualmente. O que detectamos y el protocolo no funciona y se nos hace responsable también a nosotros. O que detectamos, activamos, trabajamos,… pero no consta en ningún sitio fuera del centro, pues no hay registro. Y al final, sea lo que sea y hagamos lo que hagamos, cuando ocurre algo somos los culpables de todo.
Con todo esto solo quiero decir que estoy cansada de sentirme atacada, desprestigiada y vapuleada por todo el mundo; por la sociedad, por la administración, por las asociaciones,… y no escuchar a nadie que nos defienda, que cuente las realidades de los centros y de lo que vivimos los maestros y las maestras cada día; y que ahora encima tenga que sentir miedo de ir a trabajar.
Espero que este escrito pueda llevar a la reflexión y que se haga llegar a quién se estime oportuno mi pensamiento, preocupación y opinión, que incluso me atrevería a decir que es bastante compartida. Y darle a ese claustro, el CEIP César Manrique, todo mi apoyo y fuerza para enfrentar esta tragedia y que puedan vivir su duelo sin presiones y sin miedo. Además, espero que este sindicato respalde a ese claustro, pues ya están bastante solos.
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