
Cunas de 30 años y duchas oxidadas en el Materno Infantil
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Dos mundos conviven en el hospital; la decrépita área de hospitalización y los modernos paritorios y consultas«Vas a un hostal, ves eso y no te quedas a dormir, incluso si viajas con pocas exigencias», cuenta Laura Gallego acerca de la impresión que le causó la habitación en la que la instalaron tras dar a luz en el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria, hace solo tres semanas. «El paritorio está fenomenal. El contraste es brutal. Haces un viaje en el tiempo y piensas: ¿me he ido a otra planta? ¿a otra época? ¿a otro país?», relata sobre su experiencia reciente.
Tras traer al mundo a su primer hijo allí hace siete años, sabía que el aspecto de las habitaciones era deprimente, por eso pensó pedir el alta voluntaria tras dar a luz. No pudo ejecutar su plan porque su bebé nació con algo de fiebre y tuvo que pasar días en observación.
«El personal hace un trabajo magnífico. Las matronas están muy actualizadas y hacen que la experiencia sea buena, pero el estado en el que están las cosas es indigno. No se entiende que se reciba en esas condiciones a los canarios y canarias que llegan a este mundo», resalta la puérpera.
Y es que el área de hospitalización está totalmente desfasada y deteriorada: cunas oxidadas de hace 30 años, mesillas para comer llenas de herrumbre, paredes desconchadas, sillones rajados, platos de ducha repellados mil veces, cubos sin tapa donde se depositan compresas y taquillas de hace casi 40 años.
«Tras unos días ingresada, sueñas con tu ducha. Da la sensación de falta de limpieza, que la hay. Es un momento delicado, porque estás abierta en canal y te da miedo», confiesa Gallego, que opina que la solución pasa por darle un lavado de cara para dignificar las habitaciones.
Las dos plantas del Materno Infantil dedicadas a la covid reducen el espacio disponible y afectan a las puérperas cuyos bebés nacen con algún problema.
Desde 2018, en estos casos, el hospital aplicaba la hospitalización conjunta de madre y bebé, evitando la separación de ambos. Esa práctica, por la falta de espacio, ha desaparecido.
«Tienes que bajar a neonatos para estar disponible para la lactancia a demanda cada vez que el bebé se despierta. Si hubiéramos estado juntos, habría sido mejor. Estar recién parida, no poder descansar para estar abajo horas y horas, no poder estar con el bebé... Es muy duro. Eso solo lo sabe quien lo ha pasado», lamenta Gallego que opina que estos primeros momentos son importantes para establecer vínculos, más allá de la lactancia.
Además, a veces, la zona de maternidad no tiene capacidad para todas las hospitalizaciones por lo que algunas recién paridas tienen que ingresar en plantas dedicadas a otras patologías.
La supresión de estas dos plantas para el covid obliga, además, a las puérperas a compartir habitación. «No solo tenemos ingresado a un paciente. Es una señora, que no está enferma, con su bebé, que tiene que estar con su pareja. Es un proceso de dos. El padre no puede quedar fuera. Tantas personas en una habitación no pueden moverse con las cunas. Es frustrante», cuenta un trabajador del hospital.
También la zona de hospitalización infantil está deteriorada, salvo la renovada unidad de oncohematología.
Los problemas de mantenimiento obligan al cierre de habitaciones por la frecuente rotura las tuberías. Además, las habitaciones se diseñaron pensando en una edad máxima de 7 años, pero actualmente ingresan pacientes de hasta 14, por lo que camas y habitaciones se quedan muy reducidas para acoger a los enfermos y a sus acompañantes, explican fuentes hospitalarias.
Estos problemas desaparecerán dentro de cuatro o cinco años, cuando se terminen las obras de la Torre Infantil, aún en proceso de adjudicación.
«El hospital Materno Infantil se construyó hace 40 años y está inmerso en un proceso de reforma que dura años», explica la gerente del hospital, María Alejandra Torres.
De momento se han reformado las zonas de cuidados intensivos, los quirófanos, las áreas de urgencias ginecológicas y pediátricas y los paritorios. Las consultas externas se ubican en el nuevo Edificio del Mar y ahora se está ampliando las unidades de rayos, de reproducción humana y odontopediatría.
A estas obras se acaba de sumar la reforma de la cuarta planta de hospitalización pediátrica, explica Torres.
En cuanto al deterioro del hospital, reconoce que la fachada está estropeada y que no se puede arreglar hasta que se vayan terminando las obras previstas en las plantas.
Respecto al resto del área de hospitalización, asegura se realizan tareas de mantenimiento y pintura todos los veranos.
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