Una de cada cuatro españolas ha sufrido algún tipo de agresión machista

Casi una de cada cuatro españolas, el 23%, asegura haber sufrido algún tipo de agresión machista en sus propias carnes, según la prospección realizada por estos expertos para determinar la dimensión de esta lacra entre españoles mayores de edad y de ambos sexos de todas las comunidades autónomas.

La investigación refleja la enorme preocupación de las mujeres por la abundancia de agresiones, intimidaciones o vejaciones machistas, pero además subraya que es un problema estructural cuya existencia admiten los encuestados de ambos sexos, que coinciden en que la posibilidad de que las españolas sufran violencia de género en algún momento de su vida es «alta». De hecho, la mitad de todas las mujeres consultadas, el 48%, defiende que en nuestro país hay un problema de género no solo grave sino incluso muy grave y, lo que es peor, aseguran en base a su experiencia y a la observación de sus entornos más próximos que el machismo sociológico y la violencia que genera no solo persiste pese a los esfuerzos por eliminarlo sino que «se agrava con el tiempo». En esta apreciación, como en todas las que destacan la gran incidencia de las violencias contra la mujer, las españolas más afectadas y conscientes de estos ataques son las menores de 35 años.

Hay un dato que demuestra la presencia general y cotidiana de la violencia machista. Ocho de cada diez españolas, el 78%, consideran que el simple hecho de ser mujer las obliga a enfrentar toda una serie de miedos que los hombres que las rodean desconocen, apreciación que sube hasta el 83%, cinco puntos más, entre las encuestadas más jóvenes.

No se trata de una opinión en abstracto. Cuando se les pregunta qué tipo de agresiones o vejaciones en razón de su genero han sufrido o creen posible sufrir a lo largo de su vida, el 36% citan las agresiones verbales machistas, una de cada tres espera distintos tipos de discriminaciones por sexo y hasta una de cada cuatro considera que padecerá alguna modalidad de agresión sexual.

También son una cuarta parte quienes ya han padecido o están convencidas de que padecerán la violencia de género en forma de agresión física. Idéntica proporción son las que ya saben lo que es soportar el acoso de género o sexual a través de internet o las redes sociales o las que temen que terminarán por saberlo.

El trabajo incide en que las distintas violencias de este machismo estructural no se limitan a la pareja, la familia o las relaciones sociales, aunque sean tres de los ámbitos más frecuentes. La inmensa mayoría de las españolas destaca que un foco esencial de la desigualdad impuesta de género es el ámbito laboral. Siete de cada diez aseguran que cobran menos sueldo que sus compañeros masculinos por realizar el mismo trabajo. No parece una percepción equivocada, pues los datos del Instituto de las Mujeres desvelan que la brecha salarial media entre sexos está en un 17%, lo que supone unos 5.000 euros menos al año para las mujeres, y que existe en todas las regiones y sectores económicos españoles y aún más entre los jóvenes, las trabajadoras a tiempo parcial y las inmigrantes.

Casi el 80% de las consultadas también denuncia que se le ponen más obstáculos que a los varones en la formación continuada y en el progreso profesional y que mientras están en una edad fértil se las discrimina en los procesos de sección para el empleo.

El tercer gran reducto de los abusos machistas es el de los cuidados. El 84% certifica que prácticamente todo el peso y la responsabilidad de estas tareas recaen sobre ellas. Vuelven a tener razón. El 84% de las excedencias laborales para el cuidado de familiares o hijos pedidas el año pasado las solicitaron mujeres.