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Al suroeste de Gran Canaria y Tenerife, justamente en las franjas marinas de alto valor ecológico de Mogán y de Teno Rasca, se extienden varias líneas de basura que alcanzan longitudes kilométricas.
Estas zonas de residuos flotantes acumulan larvas de peces y restos de algas; alimentos que atraen a numerosos ejemplares de fauna marina con el riesgo de quedar atrapados entre redes y plásticos.
Estas líneas de basura, denominadas 'marine litter windrows', fueron avistadas de forma casual por investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en una expedición realizada en octubre de 2021 para tomar muestras y analizar la presencia de microplásticos en las aguas canarias.
En concreto, fueron detectadas por el grupo de Ecofisiología de los Organismos Marinos (Eomar) del Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos, junto a científicos de la Universidad de Aalborg de Dinamarca, durante una travesía a bordo del velero 'Windfall', en el marco del proyecto que está calibrando el impacto de los microplásticos en la Macaronesia Implamac, cofinanciado con fondos Feder.
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Ante este hallazgo, los científicos alertan de la necesidad de intervenir en estas líneas de basura flotante situadas en un área de especial valor ecológico en un artículo publicado en la revista 'Marine Pollution Bulletin', cuyo autor principal es Álex Campillo.
«El encuentro con estas líneas fue accidental», explica Alicia Herrera, coautora del trabajo e investigadora del Grupo Eomar del IU-Ecoaqua de la ULPGC que señala que se desconoce la longitud y el ancho total de las hileras de basura marina, aunque, sospechan, que una de las detectadas al sur de Gran Canaria podría alcanzar dos kilómetros de largo.
«Se ven a simple vista. De lejos parece una línea de espuma blanca. Los pescadores las conocen y las llaman 'líneas de deriva'», apunta la investigadora.
En total se localizaron tres zonas de líneas de basura, dos al sur de Gran Canaria, y una tercera, al Sur de Tenerife, justamente en las zonas especiales de conservación de Mogán y de Rasca-Teno, protegidas por su riqueza ecológica.
«Da una pena enorme. Al sur de Tenerife hay una importante población de calderones, muchas tortugas y cetáceos y es donde se ven las líneas de basura», comenta Herrera que subraya la amenaza que suponen estas franjas de basura sobre la fauna marina.
«Además de basura, estas líneas acumulan plancton, y hojas de sebas y las tortugas van allí a comer. Igual que muchos organismos que van a por larvas de peces y terminan enredados», lamenta la bióloga y doctora en oceanografía.
En su primer encuentro con estas franjas, en las que se detectaron mayores cantidades de basura que en el resto del muestreo realizado en 15 puntos entre La Graciosa y La Gomera, los científicos constataron su brutal impacto en la fauna. «Encontramos varias tortugas enredadas. Una pudimos rescatarla y otras ya estaban muertas», resalta Herrera.
Ahora, los científicos se plantean futuros proyectos para detectar y realizar el seguimiento de estas líneas con imágenes satelitales a fin de intervenir en ellas. «Si tienes una zona delimitada concreta, puedes concentrar allí el esfuerzo en tareas de limpieza y de rescate de fauna marina», señala la bióloga sobre estas zonas que, según algunos estudios, acumulan el 90% del total de la basura marina.
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