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El volcanólogo y profesor de Investigación del CSIC, Joan Martí, a los pies del Teide, un volcán que lleva estudiando desde hace más de 40 años. C7

«En el futuro habrá una erupción en Tenerife y no debería sorprendernos»

El investigador del CSIC Joan Martí cree que la actividad reciente del Teide puede ser parte de la dinámica habitual del sistema volcánico de la isla

Carmen Delia Aranda

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 31 de enero 2025, 13:52

El Teide y su hermano gemelo Pico Viejo, los únicos estratovolcanes que quedan activos en Canarias, siguen latiendo. Esta es la evidencia más clara que se desprende del aumento en los últimos años de la actividad sísmica en la zona de Las Cañadas, de la ligera deformación detectada recientemente y de los cambios en la emisión de gases.

«Este tipo de señales nos indican que Tenerife y sus volcanes Teide y Pico Viejo, en concreto, representan una zona activa y, por tanto, hay que estudiarla bien, estar preparados, monitorizarla, educar a la población y tener claro que cualquier día, en el futuro, podría haber una erupción que no debería sorprendernos», explica el volcanólogo Joan Martí, que lleva más de 40 años estudiando el sistema volcánico tinerfeño.

Estas anomalías recientes podrían formar parte de su dinámica habitual. «Creo que no podemos considerar la situación de ahora anómala. De hecho, hace solo menos de 50 años que estamos monitoreando de manera más o menos continua la isla de Tenerife y, claro, no sabemos cómo se comportaba antes. Cualquier cambio que veamos ahora nos parecería anómalo, pero a lo mejor estamos viendo algo que se va repitiendo cada equis tiempo dentro de la normalidad de esta zona volcánica», señala el profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Y es que el inicio de la vida del gigante de 3.715 metros de altura que conocemos hoy se remonta a hace casi 200.000 años, cuando empezó a crecer en el interior de Las Cañadas el complejo Teide-Pico Viejo y han ido creciendo de forma casi continua hasta hoy. «Teide y Pico Viejo son parte de la evolución de toda la isla, por eso hay que entenderlo en su conjunto, no de forma aislada», explica el investigador que estos días está en Tenerife para asesorar al Gobierno canario sobre la reducción de riesgos en base a los mapas de peligrosidad volcánica en los que trabaja.

Teide-Pico Viejo son, básicamente, estratovolcanes basálticos pero, «a partir de hace unos 35.000 años hasta la actualidad, empezaron a generar magmas más evolucionados y ricos en gases llamados fonolitas», relata el científico que ha escrutado las rocas para reconstruir su evolución. «El tramo que se puede estudiar mejor es lo que llamamos el Holoceno -los últimos 10.000 años-. En este periodo, al menos, se han podido identificar 18 erupciones, que combinan fases explosivas -con la emisión de mucho material fragmentado, ceniza y piroclastos- y efusivas, con coladas de lava».

La última erupción, la de Lavas Negras, ocurrió hace unos 1.000 años. «La frecuencia de las erupciones es de unos 500 a 1.000 años, pero es una media estadística sacada de la simple división de este periodo de tiempo entre el número de erupciones identificadas, aunque algunas se han dado bastante juntas y luego ha habido un periodo largo de descanso», explica Martí.

En todo caso, lo más probable, es que la próxima erupción se produzca fuera del ámbito del complejo Teide-Pico Viejo (en las dorsales noroeste, noreste o sur). «Algo que se ve en Teide-Pico Viejo es que la mayoría de sus erupciones van a asociadas a otras previas en el exterior del complejo», apunta.

En este sentido, señala que la peligrosidad de una erupción monogenética en una de las dorsales podría parecerse a la de 2021 del Tajogaite en La Palma, si bien fue superior a la mayoría de las erupciones históricas de Canarias.

Distinto sería si ocurriera en el complejo estratovolcánico. «Sus erupciones serían de mayor intensidad y magnitud mayor, con mayor capacidad explosiva, aunque también podrían generar flujos de lava más importantes en cuanto al volumen. Se podrían producir columnas eruptivas de más de 10 kilómetros de altura que dispersarían una gran cantidad de ceniza y material piroclástico», indica Martí.

El Teide-Pico Viejo: desde lavas fluidas a columnas de 20 kilómetros de alto

Las intensidades de las erupciones en el complejo Teide-Pico Viejo son variables y dependen de muchos factores; como el contenido en gases del magma, lo que determina su capacidad explosiva, dice Joan Martí. En el caso de una erupción explosiva, el penacho volcánico puede elevarse entre 10 y 20 kilómetros. «Tenemos evidencias de que la columna de Montaña Blanca alcanzó los 10 kilómetros», dice. En otros casos, como el de Lavas Negras, no se han hallado indicios de una fase explosiva importante, solo coladas de lava.

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