

Secciones
Servicios
Destacamos
En Canarias cada vez estamos más familiarizados con los enjambres sísmicos; una sucesión de terremotos que se producen en un periodo corto de tiempo y en un espacio concreto, como los veinte sismos ocurridos entre el 29 de octubre y el 1 de noviembre al sureste de La Gomera, un fenómeno inédito en la isla desde que hay registros sísmicos.
Sin embargo, esta definición de enjambre es muy elástica. «No hay un número exacto de terremotos ni una duración a partir del cual se pueda decir que estamos ante un enjambre, pueden durar minutos o años. Hablamos de series sísmicas cuando el número de terremotos no es grande. Los enjambres que tuvimos antes de la erupciones de La Palma (2021) y El Hierro (2011) son de libro. Se dieron muchos terremotos al día, cientos», explica el director del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias, Itahiza Domínguez.
En Canarias, en lo que llevamos de año, hemos tenido varios enjambres, al menos seis con un total de casi 300 terremotos.
El primero se registró el 17 de enero en el municipio tinerfeño de Arico donde, en solo dos horas, el IGN localizó 11 terremotos a una profundidad de entre 3 y 6 kilómetros y con una magnitud máxima de 1, en una zona donde rara vez se producen temblores. A los diez días hubo otro enjambre. Esta vez entre Gran Canaria y Tenerife. En concreto, el 27 de enero el IGN detectó 74 seísmos de los que se localizaron 37, a una profundidad próxima a los 40 kilómetros y con magnitudes de entre 1.7 y 2.6.
Entre el 11 y el 12 de junio se registraron 40 terremotos al oeste de Tenerife a entre 40 y 50 km y con una magnitud máxima 1.6. Esta parte del litoral tinerfeño volvió a temblar el 24 de julio, con20 terremotos de poca magnitud a gran profundidad. También cerca de Santiago del Teide se registró otra serie a principios de julio, con 112 seísmos detectados. El último enjambre fue el de La Gomera.
Noticia relacionada
Pero, ¿por qué se producen? Según Domínguez tienen varias causas. «El que más nos interesa en Canarias es de origen volcánico. El magma presiona la corteza, esta se deforma y se rompe, la ruptura provoca un terremoto o varios de forma consecutiva», indica el sismólogo.
En ocasiones, muy pocas, estos enjambres son precursores de una erupción. «En El Hierro y La Palma siguieron una pauta similar. El enjambre empezó con terremotos de pequeña magnitud, con una frecuencia cada vez más densa o con pulsos consecutivos mientras van aumentando poco a poco su magnitud. En La Palma el enjambre previo a la erupción -con unos 7.000 terremotos detectados- duró una semana y el de El Hierro fue más lento; duró tres meses y se detectaron 40.000 sismos», relata el científico que añade que, a medida que se produce el enjambre, también evoluciona la posición de los temblores indicando el curso del magma.
Pero no todos los enjambres de origen volcánico auguran una erupción. «En El Hierro, tras la erupción, hubo seis enjambres durante dos años», dice.
En general, estos enjambres empiezan poco a poco, con seísmos que ganan magnitud, hasta que llegan a un tope y reducen su frecuencia hasta desaparecer. Este tipo de enjambre es frecuente en las Cañadas del Teide, donde desde 2016 ha habido cuatro series sísmicas con terremotos de pequeña magnitud y muy concentrados, entre 600 y 800 en unas pocas horas, dice Domínguez.
«Sumando toda la energía liberada no superaría una magnitud de 2,5», apunta sobre unas series ligadas a la presencia de magma fluido que se acumula bajo Tenerife.
Otro tipo de enjambres, inusual en Canarias, está ligado al movimiento de las placas tectónicas. «La energía se acumula en los bordes de las placas, esa presión se transmite y genera tensiones en la corteza que se liberan en forma terremoto», dice sobre este fenómeno que se da en zonas como Alborán o Granada. También hay enjambres formados por las réplicas que se producen tras un gran terremoto, como los registrados este año en Marruecos y Turquía.
En el canal entre Gran Canaria y Tenerife se producen en torno a 400 y 500 terremotos al año. Algunos de ellos agrupados en enjambres en la zona donde se halla el volcán de Enmedio.
Los motivos por los que la tierra tiembla en este punto del archipiélago están siendo estudiados a través del proyecto Guanche (Procesos geodinámicos y riesgos naturales en el archipiélago Canario), una iniciativa científica del IGN y del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) que pretende identificar el origen de esta sismicidad, conocer su riesgo potencial y aportar datos de la estructura de la corteza y el manto sobre el que reposa Canarias.
El archipiélago está lejos de los bordes de las placas tectónicas y no se asienta sobre fallas bien definidas pero sí se producen enjambres, como el de La Gomera o los del canal de Gran Canaria y Tenerife que responden a ese patrón, aunque a pequeña escala.
«Entre Tenerife y Gran Canaria hay alguna actividad que desconocemos por la que se está acumulando una tensión en esta región que se libera en forma de terremotos», explica el director del IGN, Itahiza Domínguez.
Por ello, esta zona localiza los terremotos de mayor magnitud. El pasado 6 de julio hubo uno de magnitud 3,7 sentido en La Aldea, pero el mayor de los registrados en Canarias ocurrió también entre Gran Canaria y Tenerife en 1989, alcanzó una magnitud de 5,2 y fue seguido por un centenar de réplicas.
Ahora, con el proyecto Guanche, se pretende confirmar si la actividad sísmica continuada en esta zona se produce por una serie de estructuras de tipo tectónico previas al volcán de Enmedio o si tiene su origen en el volcanismo.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.